ISLA NEGRA, de Toni Montserrat, una ópera prima con sabor histórico que descubre una isla desconocida: la Ibiza del archiduque Luís Salvador


Editorial Plaza & Janés. 592 páginas

Tapa blanda con solapas: 21,90€ Electrónico: 8,99€


ISLA NEGRA, la ópera prima de Toni Montserrat inspirada en un crimen real, es un fascinante viaje al pasado en un thriller protagonizado por dos investigadores con ecos quijotescos. La noche del 26 de diciembre de 1863 mueren brutalmente asesinados el párroco de la iglesia rural de Sant Jordi, en Ibiza, y su criado. El primero tiene las muñecas atadas, el cuerpo magullado y varias puñaladas en el corazón. El segundo yace degollado sobre un gran charco de su propia sangre con los pies y las manos sujetos con una de las fajas del sacerdote. Armarios y baúles están abiertos y revueltos y el dinero que el cura guardaba para comprar una finca ha desaparecido. El escenario del crimen se antoja extraño: la mesa de la cocina está puesta y sobre ella reposan unas tazas de salsa con Nadal, una bebida navideña típica de la isla; el suelo está plagado de pisadas de sangre que dan a entender la existencia de más de un asesino.


Estos crímenes vienen a sumarse a la leyenda negra de una isla en la que todo el mundo va armado y que ostenta una elevadísima tasa de criminalidad. Ante lo extraordinario de la situación y la falta de avances, el gobernador militar de Ibiza se ve obligado a recurrir al director general de la Guardia Civil y fundador del Cuerpo de Investigación del Crimen, Marc Guasch, un joven y prometedor investigador que conoce la lengua local y que, además, oculta un secreto que le une a la isla. Conforme avance en su investigación, ayudado por el subinspector de la policía local Toni Riera, Guasch descubrirá la realidad de una tierra olvidada donde todos se conocen y cualquiera podría ser el culpable de los atroces asesinatos.


BASADA EN HECHOS REALES: LA FICCIÓN COMO ESPEJO NO DEFORMANTE


Que la realidad supera la ficción es algo que, por muchas veces que se diga, siempre resulta fascinante. Sea en la belleza o el horror, los extremos se dan en el plano real a causa del azar, de la naturaleza o de la bondad y maldad humanas. Lo que la ficción esconde son construcciones en torno a realidades, sean estas completas o fragmentadas. En el caso de Isla negra, la ficción es el espejo no deformante de un crimen real y documentado en la Historia de Ibiza escrita por Isidoro Macabich. Es decir, que tanto los crímenes como la investigación podrían perfectamente haber sucedido así. Tal y como explica Montserrat:


«Los hechos que inspiran esta novela son reales […] Don Isidoro describe el estado y la posición en la que se encontraron los cuerpos, que son, naturalmente, los mismos que describo en la historia. La trama de Isla negra es, sin embargo, pura fantasía. Nada de lo aquí escrito con relación al caso es verídico, sino fruto de mi imaginación.»


Más allá del crimen, Montserrat ha sido riguroso en lo referente al contexto histórico y, en especial, a la realidad de la isla de la época. El lector será así testigo del modo de vida de los ibicencos del siglo XIX gracias a una recreación tan detallada como vital que dibuja cómo era aquella tierra dura, pobre y olvidada, tan diferente de la actual, en un momento donde comenzaban a sentarse las bases de su futuro: la expansión de los arrabales, la creación de la red de señalización marítima, la construcción de la primera carretera y, en el plano religioso, los esfuerzos infructuosos por recuperar la categoría de diócesis...


Con los personajes que pueblan esta ficción sucede lo mismo: muchos son reales aunque su forma de ser y su apariencia hayan sido inventadas por el autor, y ese fondo de realidad amalgama con los hechos narrados logran que el espejo nos devuelva una imagen que contemplamos como histórica.


«...los párrocos que aparecen en la trama son reales: Ramón Gotarredona, Bartomeu Ribes (cura de Sant Llorenç que, según Macabich, fue agredido poco después de la muerte de don Joan) y, muy especialmente, mossènyer Pallarès, rector de Sant Josep, una celebridad de la época y protagonista de infinidad de chistes debido a su personalidad festiva (venía a ser el Jaimito de la época en la isla). El propio archiduque describe cómo tocaba la flauta y el tambor y bailaba en una velada a la que asistió, y hasta lo dibujó en uno de sus grabados".


MARC GUASCH Y TONI RIERA, CABALLERO Y ESCUDERO A LA CAZA DEL CRIMINAL


No, no existieron. Ni Marc Guasch ni Toni Riera ni el supuesto Cuerpo de Investigación del Crimen, si bien hubo otros organismos dedicados a tal labor —no olvidemos además que durante el reinado de Isabel II fue creada oficialmente la Guardia Civil—. Pero un ejemplo que se nos antoja más cercano al descrito en la novela nos lleva a la revolución de octubre de 1868, que motivó el destronamiento de la reina. Fue entonces cuando se instituyó el llamado Cuerpo de Orden Público de Madrid. Inicialmente su ámbito territorial fue la capital, pero dos años más tarde, su jurisdicción se extendió a toda España. Este cuerpo desmilitarizó a un centenar de sus miembros para destinarlos a investigación y prevención de delitos.


«El Cuerpo de Investigación del Crimen es un grupo policial subordinado al director de la Guardia Civil pero que, a todos los efectos, es independiente del cuerpo militar. Nuestra función es investigar crímenes que los estamentos locales no han podido resolver y, al contrario de lo que acaba de decir, solemos trabajar en equipo. Nos desplazamos por toda España en parejas. En mi caso, es la primera vez que se rompe la regla.»


De un organismo así bien podría haber salido un investigador como Marc Guasch, un hombre que llega a la isla para investigar el caso y, descubrir, no solo a los culpables, sino también la particular realidad que le rodea —muchas de las reacciones y sensaciones de este personaje están basadas en las del archiduque Luis Salvador, autor de Las antiguas Pitiusas, libro escrito a raíz de su visita a Ibiza en el verano de 1867—.


Guasch es el inspector con el porvenir más prometedor del recién creado Cuerpo de Investigación del Crimen. Un joven de elevada estatura a punto de cumplir 30 años, educado en una familia adinerada y que en un año y medio se ha granjeado la confianza de sus superiores por ser ordenado y persistente, dos virtudes que le han ayudado a resolver numerosos casos. Afable, se sabe ganar la confianza de sus hombres, a los que da libertad y poder de decisión. A cambio solo exige lealtad y, fruto de esta, una sinceridad que no todos van a saber respetar. El problema es que él, que también tiene sus secretos, es el primero en incumplir su propia máxima. Por necesidad.


«Guasch lo observó con curiosidad. No entendía por qué la gente, incluso los que pasaban por ser muy inteligentes, tenían la mala costumbre de dar por sentado cosas que eran probables, pero no seguras. Y el matiz era crucial, porque la estrecha rendija entre uno y otro escondía a menudo las pistas que permitían resolver muchos de los enigmas a los que se enfrentaba. Guasch era consciente de que carecía de la brillantez de algunos de sus compañeros del Cuerpo, pero había aprendido que la aptitud a menudo podía suplirse con la actitud apropiada, aunque esta exigiera un mayor esfuerzo. Su secreto, si podía llamarse así, no era otro que no dar nada por sentado, seguir una metodología clara y tener la disciplina para implantarla.»


El gran apoyo de Guasch será el subinspector de policía local Toni Riera, el ‘escudero’ que todo caballero andante necesita y su cicerone particular, ya que posee un perfecto conocimiento del terreno y de las gentes del campo y sus costumbres. Riera, de baja estatura y unos cincuenta años, es leal y observador. De expresión vivaz, muy dado a los dichos populares, disfruta de los placeres de la vida, entre los que la comida ocupa un lugar prominente. Campechano, hablador y jovial es, en muchos aspectos, la cara opuesta de Guasch. Guasch y Riera, con sus físicos y sus formas de ser dispares, recorren los camins de ferradura de la isla y nos devuelven una imagen por todos conocida, dos hombres muy diferentes unidos en nombre de la justicia, dispuestos a que los culpables paguen por sus crímenes. Dos hombres que, a fuerza de caminar juntos, traban una sólida relación de confianza y amistad.


Sobre el autor


Toni Montserrat (Ibiza, 1974): es Licenciado y Máster en Administración y Dirección de Empresas por ESADE y ha trabajado como consultor de negocio en Barcelona, México DF, Milán y Turín, ciudades en las que también ha residido. Apasionado del arte, lector precoz, inquieto, curioso y emprendedor, se inició en la música siendo un niño, ha experimentado con la pintura y diseñado su propia marca de camisas durante 15 años, pero ha sido en la literatura donde ha encontrado su verdadera vocación artística. 



 

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