ESCLAVAS DE LA LIBERTAD, una novela inolvidable de Ildefonso Falcones que representa una firme defensa de la diversidad cultural, la justicia histórica y la libertad


Editorial Grijalbo. 624 páginas

Tapa dura con sobrecubierta: 22,00€ Electrónico: 12,34€


ESCLAVA DE LA LIBERTAD, el último libro de Ildefonso Falcones, es un apasionante y apasionado relato de aventuras protagonizado por dos valientes mujeres y ambientado entre la Cuba colonial de mediados de siglo XIX y el Madrid del siglo XXI. Una magnífica novela histórica profusamente documentada, como viene siendo habitual en su obra, además de un encendido alegato a favor de la libertad, la dignidad y el respeto de todos los seres humanos.


A través de la ficción, el autor aborda uno de los episodios más dramáticos y vergonzosos de nuestra historia: la esclavitud en las colonias españolas. De esta forma pone de relieve una inmoralidad, que aún tiene consecuencias en la actualidad, y nos habla de justicia, de memoria y de reparación histórica, de dignidad y de derechos humanos, esos derechos que millones de personas jamás disfrutaron, incluso hoy siguen sin disfrutar, por el color de su piel.


Esta novela es la épica historia de dos mujeres valientes que combatirán la injusticia

y el racismo: lacras que, como los ecos de las tristes canciones de los esclavos en los

campos de caña de azúcar, siguen flotando en las calles de nuestra ciudad. Como ocurre en sus anteriores novelas, Ildefonso Falcones pone el acento en las injusticias históricas y da protagonismo a los personajes más modestos, humildes y luchadores.


Una deslumbrante novela sobre dos mujeres valientes que combatirán, cada una con sus armas, el racismo y la injusticia, escrita por el autor español de novela histórica más importante de nuestro tiempo. Un rendido homenaje al papel de las mujeres en su lucha por la justicia y la libertad.


CUBA, MEDIADOS DEL SIGLO XIX


A la isla caribeña arriba un barco portador de una siniestra carga. Más de setecientas mujeres y niñas secuestradas de su África natal llegan para trabajar, hasta la extenuación, en los campos de caña de azúcar y parir hijos que serán también esclavos. Kaweka es una de ellas, una muchacha que vivirá en primera persona el horror de la esclavitud en la hacienda del cruel marqués de Santadoma, pero que pronto demostrará a quienes la rodean que posee la facultad de comulgar con Yemayá. Esta es una diosa voluble que, en ocasiones, le concede el don de la curación y le proporciona la fuerza para liderar a sus hermanos de raza en la lucha por la libertad contra unos opresores que han logrado esclavizar sus cuerpos, pero no sus almas.


MADRID, ÉPOCA ACTUAL


Lita, una joven mulata, es hija de Concepción, la mujer que lleva toda la vida sirviendo en casa de los marqueses de Santadoma, en pleno barrio de Salamanca, al igual que hicieron sus antepasadas en la Cuba colonial. A pesar de tener estudios y ambición profesional, la precariedad laboral obliga a Lita a recurrir a los todopoderosos señores de Santadoma en busca de una oportunidad en la banca propiedad del marqués. A medida que se sumerge en las finanzas de la empresa y en el pasado de esta riquísima familia, la joven descubre los orígenes de su fortuna y decide emprender una batalla legal en favor de la dignidad y la justicia, que merecen tanto su madre como todas las mujeres que entregaron sus vidas al servicio de unos blancos que nunca las trataron como a iguales.


En ESCLAVA DE LA LIBERTAD, Ildefonso Falcones defiende implacablemente a todos aquellos que lucharon y arriesgaron sus vidas por acabar con la barbarie de la esclavitud. El autor quiere representar esta batalla mediante la figura de una joven esclava y, a su vez, rendir homenaje a quienes siguen trabajando en favor de los derechos de los negros, en este caso a través del personaje de una joven mulata que trata de encontrar su camino profesional en pleno siglo XXI. Dos mujeres protagonistas absolutas por primera vez en la obra de Falcones.


Con un ritmo trepidante y una escritura ágil –en la nota final el autor explica que no ha querido usar el «habla bozal» propia de los esclavos de la isla para no caer en la caricaturización de estos personajes; progresivos saltos en el tiempo que sitúan la

acción, ordenan la narración y permiten al lector sumergirse con facilidad en cada una de las dos tramas sin perder el hilo; una sólida ficción novelesca, con unos personajes muy bien construidos y dotados de credibilidad; y una base histórica descrita con

impecable minuciosidad y máximo respeto a los hechos que se relatan, Ildefonso Falcones compone un vibrante relato en el que mezcla el género de aventuras, la ficción histórica, el thriller y la crítica social. También hace un guiño a la novela romántica y a cierto realismo mágico, sobre todo cuando describe la religión

yoruba –símbolo de resistencia y refugio de los esclavos–, el culto a sus deidades –los orishas–, y los momentos de éxtasis que experimentan quienes logran comulgar con ellos, que el autor describe con pulso dramático y frenesí.


Con esta superposición de elementos, Esclava de la libertad se convierte en un cuaderno de bitácora de una época aciaga y convulsa, la Cuba esclavista del siglo XIX, al tiempo que desarrolla una doble intriga –en la isla colonial y en el Madrid de 2017– con escenas de demoledora elocuencia en las que Ildefonso Falcones combina,

con la maestría del narrador experimentado que es, la tragedia, la acción, el suspense, el drama, la reivindicación social, el romanticismo y la pasión de unos personajes inolvidables.


CUBA, MEDIDADOS DEL SIGLO XIX


A la isla caribeña arriba un barco con una siniestra carga. Más de setecientas mujeres y niñas secuestradas de su África natal llegan para trabajar, hasta la extenuación, en los campos de caña de azúcar y parir hijos que también serán esclavos. Kaweka es una de ellas, una muchacha que vivirá en primera persona el horror de la esclavitud en la hacienda del cruel marqués de Santadoma, pero que pronto demostrará a quienes la rodean que posee la facultad de comulgar con la diosa Yemayá. Esta es una diosa voluble que, en ocasiones, le concede el don de la curación y le proporciona la fuerza para liderar a sus hermanos de raza en su arriesgada lucha por la libertad.


Aunque tiene la oportunidad de ser libre cuando Modesto, el negro emancipado, intenta comprarla, Kaweka dedicará su vida a combatir contra sus opresores, negreros y esclavistas, en pro de los derechos de todo su pueblo, primero huyendo a la sierra con los cimarrones –esclavos que se refugiaban en los montes para ser libres– y,

posteriormente, sumándose a los rebeldes que lucharon contra la tiranía del Imperio español en la guerra de los Diez Años y que prometían la libertad de aquellos negros que engrosasen sus filas.


Entretanto, Kaweka conocerá el amor gracias a Modesto, quien se unirá a su lucha junto a un buen número de hombres que creen en los poderes de la muchacha tras verla poseída por Yemayá; parirá una niña, Yesa, a quien tendrá que abandonar para salvarla y a la que años después buscará hasta su último aliento; y, además, conocerá el horror de manos del hombre blanco ya que será sometida a todo tipo de abusos, vejaciones y dolor. Pero no hay sufrimiento humano que la esclava no esté dispuesta a soportar en su camino hacia la libertad.


MADRID, ÉPOCA ACTUAL


Lita, una joven mulata, es hija de Concepción, la mujer que lleva toda la vida sirviendo en casa de los marqueses de Santadoma, en pleno barrio de Salamanca, al igual que hicieron sus antepasadas en la Cuba colonial. A pesar de tener estudios y ambición profesional, la precariedad laboral obliga a Lita a recurrir a los todopoderosos señores de Santadoma en busca de una oportunidad en la banca propiedad del marqués. A medida que se sumerge en las finanzas de la empresa y en el pasado de esta riquísima familia, la joven descubre los orígenes de su fortuna y decide emprender una batalla legal en favor de la dignidad y la justicia, que merecen tanto su madre como todas las mujeres que entregaron sus vidas sirviendo como esclavas.


No será fácil la lucha de Lita contra el poder establecido, que ahora ostenta don Enrique, el último marqués de Santadoma. Por mucho que viva en el siglo XXI no deja de ser una pobre mulata, la hija de una criada. A pesar de ello no cejará en su empeño, así que lo que empieza siendo una causa personal –devolver a su madre la

dignidad arrebatada por los marqueses a los que ha servido toda su vida– termina siendo una lucha por todos aquellos que son discriminados por su origen o el color de su piel.


En el camino quedará Pablo, el hombre del que se ha enamorado; perderá el trabajo; a su madre, a quien se le negará la pensión y cualquier derecho adquirido tras años de servicio; y será objeto de humillaciones y chantajes en el entorno de los marqueses. Pero Lita, aunque no quiere creerlo, también ha comulgado con la diosa Yemayá, como su antepasada, la esclava Kaweka.


Entonces sentirá que su causa es la de todo un pueblo y dedicará su tiempo y esfuerzo a erradicar el racismo y la xenofobia en nuestra sociedad.


Kaweka


Natural de Guinea, con once años es raptada en su aldea y vendida como esclava. Tras una larga travesía desde África llega a la isla de Cuba en 1856 donde es entregada al marqués de Santadoma. Desde ese momento, su vida parece condenada a servir en el ingenio azucarero La Merced, parir más esclavos que engrosen la fortuna de los marqueses, ser víctima de todo tipo de abusos y vejaciones y vivir como un animal, sin libertad, derechos o cualquier privilegio digno del ser humano.


Sin embargo, pronto descubre que la diosa Yemayá tiene otros planes para ella. Ha sido elegida por los orishas para liderar la lucha por la libertad y la dignidad de los negros, de todo su pueblo. Pero para complacer los deseos de Yemayá y abanderar esa causa, tendrá que renunciar al amor de Modesto; a la hija de ambos, que deja al cuidado de los cimarrones de la sierra para salvarla de una muerte segura; y a cualquier esperanza de ser feliz junto a las personas que ama. Un precio demasiado alto para una mujer que sufrirá la ira, la envidia, el abuso, el miedo y el desprecio de muchos hombres –y no solo blancos– que la verán como una hechicera, una bruja, una loca y, en definitiva, un peligro que es necesario erradicar.


Lita


María Regla Blasco, Lita, es una joven mulata nacida y criada en Madrid. Licenciada en economía y con un máster en comercio internacional, trabaja en la Banca antadoma, propiedad de los marqueses de Santadoma, familia aristocrática proveniente de Cuba para la que los antepasados de Lita llevan trabajando más

de un siglo, primero como esclavos y después como criados.


A pesar de gozar de cierto reconocimiento profesional dentro de la institución, Lita sabe que siempre la considerarán inferior por el color de su piel y por descender de esclavos, algo que los marqueses suelen recordarle a pesar de vivir en pleno siglo XXI. Por eso, cuando descubre que su madre podría estar emparentada con la familia de aristócratas, luchará para que sea compensada por tantos años de sacrificio y todos los abusos que soportaron sus ancestros. Pero lo que empieza siendo algo personal acabará convirtiéndose en una encarnizada batalla por la reparación del daño

infringido a los esclavos negros durante siglos de dominación blanca y contra el actual racismo imperante.


Mamá Ambrosia


Cuando la niña Kaweka llega al ingenio La Merced queda al cuidado de mamá Ambrosia, una vieja esclava yoruba encargada del criollero, la «gallina de los huevos de oro» del marqués, el lugar donde se crían los nuevos esclavos y esclavas, fruto de las relaciones sexuales a las que son obligadas las mujeres para preñarlas. No tardará la vieja esclava en tratar a su nueva ayudante como a una hija y será gracias a ella que la joven comprenderá cuál es el destino que le señalan sus orishas.


La criollera vivirá y morirá ayudando a los suyos a sobrellevar el peso de la esclavitud y, sobre todo, apoyando a esos valientes hombres y mujeres que, como Kaweka, prefieren arriesgar su vida en pro de la libertad.


Concepción


La madre de Lita trabaja como criada de doña Pilar de Santadoma, tía del actual marqués. Cuando la vieja aristócrata muere, Concepción queda al cuidado de sus dos yorkshires; es la voluntad póstuma de una mujer que se siempre consideró inferiores a quienes le servían. Aun así, agradece a los Santadoma el haber disfrutado de techo, ropa y comida y, sobre todo, que su hija María Regla pudiera estudiar gracias a la generosidad de sus señores. Ella ha conseguido que su hija no sirva en casa de los

marqueses. ¿Qué más se puede desear siendo una criada negra? Solo cuando Lita se enfrenta a la familia Santadoma, Concepción será consciente de cuánto le ha sido arrebatado en la vida, a ella y a su madre Margarita; y a su abuela Alfonsa y a su

bisabuela Kaweka; y a tantas y tantas mujeres que corrieron su misma suerte.


Modesto


Conocido como el emancipado, Modesto es el ayudante del doctor Agustín Rivaviejo. De unos treinta años, delgado, desgarbado y de un negro azabache, aunque es considerado un hombre libre según la ley –fue interceptado por las autoridades inglesas, que prohibían la trata de esclavos, en el momento de desembarcar en Cuba–, vive en una situación de servidumbre prorrogada indefinidamente. Y así lleva quince

años al servicio del doctor. Trabajando junto a Rivaviejo en La Merced –donde ambos tratan de esclarecer el misterio de la baja natalidad que se produce en ese ingenio– conoce a Kaweka y juntos viven una intensa historia de amor y de cuyo fruto nacerá una hija, Yesa. Un amor interrumpido en múltiples ocasiones por la barbarie del hombre blanco, por las guerras, por las injusticias, porlas cadenas, por los abusos a los que ambos son sometidos y por los caprichos de la diosa Yemayá, que siempre consigue arrebatarle a la joven yoruba. Un amor que, a pesar de todo,

iluminará sus oscuras vidas.


Pablo


Es el hombre del que se enamora Lita. Consultor externo de Speth & Markus, trabajan juntos en la operación de compra de las acciones de la entidad bancaria propiedad de los Santadoma y no duda en salir en defensa de la joven mulata cuando es humillada por la madre del marqués. Pero las consecuencias de su valiente comportamiento no se hacen esperar y su carrera profesional se resiente. Es entonces cuando entra en una espiral depresiva por la que culpará a Lita, más aún cuando ella emprende su particular lucha en favor de la dignidad de los negros. Esto hará que sus caminos se separen irremediablemente.


Juan José de Santadoma


El marqués de Santadoma es el dueño del ingenio azucarero La Merced, en Matanzas, Cuba, donde cientos de esclavos, también de su propiedad, viven y trabajan en condiciones infrahumanas durante la segunda mitad del siglo XIX. Ernesto, su primogénito, muere tras ser maldecido por Kaweka, y entonces don Juan José ordena la muerte de la esclava. Sin embargo, el capataz destinado a tal misión, temeroso de las maldiciones de la que, sin duda, considera una terrible bruja, la deja escapar.

Cuando Santadoma descubre que Kaweka sigue viva y tiene una hija nacida libre, utiliza todos los recursos a su alcance para dar con ellas. La orden es que las encuentren y las lleven con vida a La Merced. Esta vez, el marqués quiere matar a Kaweka con sus propias manos y apropiarse de Yesa.


Enrique de Santadoma


Es el último marqués de Santadoma y el actual presidente de la entidad bancaria donde trabaja Lita. Cuando muere su tía Pilar, Enrique es quien dispone del futuro de Concepción y también a quien tendrá que enfrentarse la joven mulata decidida a defender los derechos de su madre. Cuando Lita les reclame su parte de la herencia, Claudia, la madre del marqués, se verá obligada a confirmarle que es hermanastro de

Concepción. Eusebio, su padre, que murió muy joven, tuvo una relación sentimental con la criada Margarita y ahora, sesenta años después, el fruto de esa relación, una negra desagradecida y vulgar, aspira a los privilegios de los Santadoma. Algo absolutamente impensable en su vasto y fructífero pasado esclavista, cuando las reclamaciones de los negros se resolvían a latigazos.


Sobre el autor


Ildefonso Falcones, casado y padre de cuatro hijos, es abogado y escritor. La catedral del mar, su primera novela, se convirtió en un fenómeno editorial mundial sin precedentes, reconocida tanto por los lectores como por la crítica y publicada en más de cuarenta países. Fue también merecedora de varios premios, entre ellos el Euskadi de Plata 2006 a la mejor novela en lengua castellana, el Qué Leer al mejor libro en español del año 2006, el premio Fundación José Manuel Lara a la novela más vendida en 2006, el prestigioso galardón italiano Giovanni Boccaccio 2007 al mejor autor extranjero, el premio internacional Città dello Stretto 2008 y el Fulbert de Chartres 2009. En 2018 se convirtió en una exitosa serie de televisión emitida por Antena 3 y TV3, y que en la actualidad también está disponible en Netflix. La obra, además, fue adaptada al formato de cómic en una espléndida novela gráfica editada por Random Comics e ilustrada por Tomeu Pinya.


Su segunda novela, La mano de Fátima (Grijalbo, 2009), fue galardonada con el premio Roma 2010 y La reina descalza (Grijalbo, 2013), su siguiente obra, recibió el premio Pencho Cros. Los herederos de la tierra (Grijalbo, 2016) supuso la esperadísima continuación de La catedral del mar y también se ha convertido en una serie estrenada recientemente en Netflix. En El pintor de almas (Grijalbo, 2019), el autor retrataba los albores del siglo XX cuando el Modernismo arquitectónico cambió la faz de Barcelona. Todas ellas han recibido numerosos elogios de la crítica y el apoyo incondicional de los lectores.


Con más de once millones de ejemplares de su obra vendidos en todo el mundo, ahora Ildefonso Falcones aborda de nuevo un tema de gran calado social y humano, la esclavitud en las colonias españolas y, al mismo tiempo, nos retrata sus últimas consecuencias en la época actual. Esclava de la libertad representa una firme defensa de la diversidad cultural, la justicia histórica y la libertad.




 

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