Ficción y realidad en LÁGRIMAS DE ORO, de José Luis Gil Soto, una inolvidable y apasionante epopeya a caballo entre la novela histórica y el thriller contemporáneo


Editorial Espasa. 584 páginas

Rústica con solapas: 19,90€ Electrónico: 8,99€


José Luis Gil Soto entremezcla con asombrosa maestría ficción y realidad tres hilos históricos diferentes para formar un tejido nuevo con el que contar una historia antigua con rigor histórico e imaginación: el descubrimiento y la conquista del Perú:

"LÁGRIMAS DE ORO es una novela, y por lo tanto contiene grandes dosis de ficción. Al mismo tiempo, puesto que trata un hecho histórico concreto, también tiene una carga histórica documentada y cierta. Para que el lector tenga elementos de juicio suficientes a la hora de evaluar qué partes de la historia son reales y qué partes ficticias, el libro incluye unas amplias notas aclaratorias al final.


Conquista de la Sierra es un pueblo de Cáceres, próximo a Trujillo, que en su momento fue La Zarza, el señorío de los Pizarro. En el pueblo se conservan las ruinas de la casa palaciega que poseyó Gonzalo Pizarro el Largo. Se trata de una propiedad privada, pero pueden verse con facilidad. Ojalá esas ruinas puedan ser restauradas algún día y conserven para siempre el esplendor que se adivina en las piedras que aún quedan en pie.


En el pueblo existe una pequeña iglesia del siglo XVI en la que está enterrada una de las hermanas de Pizarro y donde se supone que existió una imagen de la Virgen hecha por el deseo de Juan Pizarro. Sin embargo, no hay en ella ningún collar de lágrimas de oro, puesto que la joya es producto de la imaginación del autor, así como todo lo que tiene que ver con el robo y posterior investigación. Los personajes relativos a la historia que se desarrolla en 2019 son imaginados.


En cuanto a los personajes históricos, existieron todos salvo algunos soldados de segunda fila, cuyos nombres son ficticios. El resto, tanto los hermanos Pizarro, como los demás capitanes y muchos de los soldados (entre los que están «los trece de la fama») son personajes reales. En el caso del Imperio inca, todos los personajes principales existieron. La falta de documentación acerca de la civilización anterior a la llegada de los españoles hace que muchas de las situaciones sean imaginadas. En cuanto al desarrollo de la guerra civil entre Huáscar y Atahualpa, se ha narrado lo más exactamente posible a como los historiadores creen que sucedió. Lo mismo puede decirse de los enfrentamientos de Pizarro con los nativos y de la captura y muerte de Atahualpa.


Los nombres incas se reproducen de distinta manera según los traten los españoles o los propios nativos. Un ejemplo claro es el Qosco, el Cusco o Cuzco. He querido nombrarlo como el Cusco cuando se trata de los incas (y como se llama hoy en día en Perú) y Cuzco cuando lo nombran los españoles. De igual modo, el resto de los nombres han sido adoptados para la novela siguiendo un criterio lo más homogéneo posible, teniendo en cuenta que pueden encontrarse de diferente forma según las fuentes consultadas".


Una hermosa novela histórica


«Tarde o temprano tenía que ocurrir. Desde que Viracocha se le apareció a su antepasado, todos sabían que algún día llegarían sus hijos, seres blancos, barbados, superiores en todo a ellos mismos. Ese día tendrían que postrarse a sus pies y poner su propia vida en sus manos, pues ni el mismo Sol podría oponérseles.»


Panamá, Castilla del Oro, 1524. En la sacristía de una pequeña iglesia del Nuevo Mundo, tres hombres se reúnen a la luz de los velones. Uno de ellos, serio, enjuto, con una poblada barba ya cana, habla a los otros de las maravillas que algunos dicen que existen en lugares aún ignotos de la Mar del Sur. Es su empeño reunir dineros suficientes para emprender la conquista de esos nuevos territorios para mayor gloria del rey de España y la Santa Madre Iglesia. Él, hijo bastardo de un afamado capitán, después de años en las Indias, arriesgando vida y capital con cierta fortuna, necesita demostrar a su ya fallecido padre que era merecedor de su apellido. Este hombre es Francisco Pizarro. El descubrimiento y la conquista del Perú acaban de comenzar.


El Cusco, imperio inca, 1524. Huayna Cápac, Sapa Inca, Único Señor, regresa a la capital de su imperio. Acaba de apaciguar a los pueblos que no han querido reconocer al único dios, el padre Sol, y el gobierno del Inca. Con él vuelven sus hijos y juntos saldrán a guerrear de nuevo. No pueden imaginar que el imperio está llegando a su fin. Una guerra fratricida ayudará a aquellos que aparecen en la profecía del dios Viracocha.


Sevilla, abril de 2019. La teniente Rebeca Parma, del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil, está a punto de comenzar unas merecidas vacaciones cuando su comandante le comunica que en Conquista de la Sierra, un pueblo cacereño próximo a Trujillo, acaban de robar el collar de oro y esmeraldas que adorna a la Virgen, una joya inca de incalculable valor. Contrariada, comienza una investigación que la llevará a París en busca del ladrón.


Tres hilos argumentales


La novela cuenta con tres hilos argumentales distintos narrados en tercera persona omnisciente. Dos de ellos —los situados en el siglo XVI— convergen de una forma dramática. José Luis Gil Soto estructura la novela en 95 capítulos cortos; cada uno de ellos está situado en una época y lugar concretos. Esos capítulos se alternan hasta el final, de forma que, poco a poco, vamos completando la historia del símbolo que, al final, une las tres historias: el collar de Pizarro.


ARCO TEMPORAL Cada uno de los tres hilos cuenta con su propia cronología. La novela arranca en 1524, con la constitución de la empresa que gestionará la expedición hacia el Perú, por un lado, y el regreso del Inca Huayna Cápac de la guerra, por otro. La epopeya de Pizarro y sus hombres corre luego en paralelo a la guerra civil entre Atahualpa y Huáscar. Este hilo acaba con la ejecución de Atahualpa por parte de los españoles en 1533. El hilo situado en la actualidad va de abril a julio de 2019.


SOBRE EL GÉNERO Y EL ESTILO En esencia, LÁGRIMAS DE ORO es una novela histórica absorbente y muy atractiva, ya que narra la conquista del Perú desde dos puntos de vista distintos: el de los españoles y el de los incas. También es un thriller trepidante, centrado en el robo de un collar de inmenso valor y la investigación para recuperarlo. El autor utiliza un lenguaje y unos recursos estilísticos distintos según la época en la que discurra cada capítulo.


FICCIÓN, REALIDAD Y RECREACIÓN HISTÓRICA La novela mezcla personajes históricos con otros de ficción. Todo está perfectamente documentado, como el propio autor señala al final del libro en una amplia nota en la que desgrana los aspectos más importantes de la historia real y su relación con la novela. En la parte histórica destaca la espectacular ambientación, que va desde el vestuario, la comida y los usos sociales hasta la recreación de las batallas y las intrigas políticas.


Personajes (I). Francisco Pizarro y sus hermanos


Gonzalo Pizarro Rodríguez de Aguilar (1458-1522) Isabel de Vargas Rodriguez de Aguilar Hernando Pizarro Vargas Rodríguez (c. 1504-1578) María Alonso Juan Pizarro Alonso (c. 1510-1536) Gonzalo Pizarro Alonso (c. 1512-1548) Francisca González Mateos Francisco Pizarro González (1478-1541) Martín de Alcántara González. (c. 1500-1541) Hermano de madre.


Los datos históricos que rodean las biografías de los hermanos Pizarro son contradictorios, de manera que no resulta fácil reconstruir la historia de todos ellos. Ni siquiera las crónicas sobre la conquista del Imperio Inca coinciden completamente, y llegan a diferir en lo esencial en algunos casos. La vida y obra de los hermanos Pizarro parece más clara cuanto más se acerca al final, pero aparece desdibujada en sus orígenes. En casi todos los casos, por ejemplo, se desconoce la fecha exacta de nacimiento y los historiadores disienten en algunas de ellas.


FRANCISCO PIZARRO Trujillo, Cáceres, 1478-Lima, Perú, 1541. Hijo ilegítimo de Gonzalo Pizarro, veterano de los ejércitos de los Reyes Católicos y del Gran Capitán, y de Francisca González, La Ropera, miembro de una familia de comerciantes de ropa. Su padre no lo nombró en su testamento por razones que se desconocen. La historiografía reciente retrata a un joven que intentaba demostrar a su padre el error que había cometido al repudiarlo. Eso pudo marcar su carácter y forjar al hombre intrépido y perseverante que fue. Se entregó a su propia causa y la convirtió en el único propósito de su vida.


En la novela descubrimos a un capitán veterano, que cuidaba su aspecto físico y que no aparentaba la edad que tenía. Antes de la expedición a Perú disponía ya de una próspera economía, puesto que poseía una hacienda, repartimiento de indios y una fortuna más que suficiente para malgastarla hasta su muerte. Sin embargo, ansiaba inmortalizar su nombre. Después de haber capitaneado varias expediciones, de haber participado en el descubrimiento de la Mar del Sur con Vasco Núñez de Balboa y de haberse ganado a pulso su reputación y su fama, quería ser el primero en explorar los territorios del sur.


Francisco Pizarro regresa a Castilla para presentarse ante la Corte en 1529. De esa visita obtiene las llamadas «capitulaciones de Toledo», por las que puede continuar con la conquista de Perú en nombre de la Corona y con su financiación. Además, el rey lo nombra gobernador y capitán general de las tierras conquistadas, que serán conocidas como provincia de Nueva Castilla. A continuación, Pizarro visita Extremadura y convence a sus hermanos para que se sumen a la empresa.


HERNANDO PIZARRO VARGAS RODRÍGUEZ Trujillo, Cáceres, c. 1504-1580. Hijo legítimo y heredero de Gonzalo Pizarro El Largo. También es un tipo alto y robusto como su padre; en cuanto a su carácter, es rudo, irritable y sin pelos en la lengua. No hace buenas migas con Diego de Almagro. Es el único que regresa a España tras la epopeya americana. Se casa con una sobrina, la hija de Francisco.


JUAN PIZARRO ALONSO Trujillo, Cáceres, c. 1510-Cuzco, Perú, 1536. Es hábil e inteligente. Más serio y comedido que su hermano Gonzalo, se aplica concienzudamente en cualquier oficio hasta dominarlo, se muestra a menudo meditabundo y no hay detalle que escape a su observación. Resulta ser un hombre plagado de virtudes para la época: monta bien a caballo, se comporta con corrección en la iglesia, ayuda a cualquier oficio propio de las haciendas y posee una gran habilidad social.


GONZALO PIZARRO ALONSO Trujillo, Cáceres, c. 1512-Cuzco, Perú, 1548. El menor de los hermanos Pizarro. Aunque rudo y poco refinado, tiene una simpatía natural con la que se gana a la gente. Alejado de formalismos, suele tratar a todo el mundo con una condescendencia amigable, por lo que goza de gran aceptación entre los criados, artesanos y trabajadores del campo, antes de viajar a América para acompañar al resto de sus hermanos en la aventura del Perú.


MARTÍN DE ALCÁNTARA GONZÁLEZ Trujillo, Cáceres, c. 1500-Lima, Perú, 1541. Hermano de madre de Francisco Pizarro. Es un tipo inteligente y se convierte en uno de los colaboradores de mayor confianza del conquistador. Viaja a América con su esposa Inés Muñoz. En una emocionante escena de la novela es Inés quien convence a su marido para emprender el viaje juntos, describiendo, de paso, la situación que se vive en una Sevilla en la que el dinero de Indias enriquece a especuladores y truhanes.


Personajes (II). Españoles del siglo XVI


DIEGO DE ALMAGRO Almagro, Ciudad Real, 1475-Cuzco, Perú, 1538. Militar que llega a América a las órdenes de Pedro Arias. Socio de Francisco Pizarro y Hernando de Luque para expediciones en busca de nuevos territorios y riquezas. En la primera etapa de la expedición a Perú, se queda en Panamá para reclutar hombres y abastecerse de víveres. Después, pierde un ojo en un enfrentamiento con los indios cuando acude en socorro de Pizarro y sus hombres, de los que no sabe si han muerto ya por hambre, enfermedades o ataques de los indios. El Diego de Almagro de la novela, a ojos de Pizarro, sirve para ir y venir con los barcos, llevar suministros, hacer nuevas levas, pensar en cómo había de conformarse una compañía... pero ya no es un buen líder militar.


HERNANDO DE LUQUE Olvera, Cádiz, ¿?-Panamá, 1532. Sacerdote que financia la conquista del Imperio Inca. Tiene una inmensa fortuna. Ejerce de «maestrescuela», un cargo de las iglesias catedrales que enseña las ciencias eclesiásticas. Diego de Almagro y Francisco Pizarro son sus socios en varios negocios y siempre han acertado con sus propuestas.


PEDRO ARIAS, CONOCIDO COMO PEDRARIAS Segovia, 1440–León Viejo, Nicaragua, 1531. Noble, político y militar destacado por su participación en la Conquista. Es gobernador y capitán general de Castilla de Oro, Panamá, desde 1514 hasta 1526 y gobernador de Nicaragua de 1528 a 1531. En LÁGRIMAS DE ORO es el superior de Almagro y Pizarro, a cuya expedición al sur da el visto bueno.


BARTOLOMÉ RUIZ DE ESTRADA Moguer, Huelva, 1482-Cajamarca, Perú, 1532. Experimentado piloto que se suma a la expedición a petición de Diego de Almagro. Ya ha navegado por las inexploradas costas del sur. Su presencia y ánimo sonmuy importantes para seguir con la expedición en momentos de dudas y de zozobra.


HERNANDO DE SOTO Extremadura, 1500-río Misisipi, 1542. Es el capitán al mando de unos refuerzos que Pizarro solicita y que le envían desde Nicaragua, en donde De Soto ha servido a las órdenes del gobernador Francisco Hernández de Córdoba.


MARTINILLO Joven que el cacique de uno de los pueblos costeros entrega a los conquistadores. Su inteligencia hace que pronto aprenda el castellano y pueda actuar como intérprete.


Los Trece de la Fama Se conoce como «los trece de la fama» a los hombres que cruzan la raya que Pizarro hace en la arena en la Isla del Gallo: a un lado quienes siguen con él; al otro, quienes quieren regresar a Panamá después de tantas penurias. No hay acuerdo respecto a su cifra exacta. Según algunos historiadores, pudieron ser hasta dieciséis, aunque José Luis Gil Soto solo ha encontrado datos que atestiguan que fueron catorce los hombres leales al capitán.


Personajes (III). En el Imperio Inca


HUAYNA CÁPAC El Sapa Inca de Tahuantinsuyo, Único Señor e Hijo del Sol. Tiene más de quinientos hijos conocidos. Si bien toma por esposa real a una de sus hermanas o parientes más cercanas, solo tiene con ella unos pocos hijos; el resto de su descendencia es fruto de concubinas. En los primeros capítulos de la novela está inmerso en una guerra contra pueblos del norte del imperio, que se han rebelado y han atacado al ejército imperial.


QUISPE SISA Hija de Huayna Cápac y hermana de Huáscar y Atahualpa, que la considera su hermana favorita. Su madre, Contarhuacho, es una de las concubinas más destacadas del rey. Para congraciarse con los conquistadores, Atahualpa la ofrece a Francisco Pizarro, que llega a presentarla como su «esposa». Con el nombre cristiano de Inés Huaylas Yupanqui tuvo dos hijos con él.


ATAHUALPA El mejor guerrero inca, un fiero general y uno de los hijos predilectos de Huayna Cápac, a pesar de ser bastardo, puesto que su madre es una concubina. A la muerte de su padre y del heredero, disputa al trono a su hermano Huáscar, iniciándose una sangrienta guerra civil.


NINAN COYUCHI Príncipe heredero. Acompaña a Huayna Cápac en su campaña en el norte. Es fuerte físicamente y también lo es de ánimo. Ve a su padre como un hombre justo, pero a veces no comparte los métodos ni la forma de afrontar las campañas, y solo el tremendo respeto que le inspira y el temor a la inexperiencia lo hacen callar y guardarse sus opiniones. En 1527 muere antes que su padre, provocando una crisis sucesoria y la posterior guerra civil.


HUÁSCAR Hijo legítimo del rey y hermano del príncipe heredero. Cuando Huayna Cápac parte hacia el norte para guerrear contra las tribus hostiles, Huáscar se queda en Cusco como jefe religioso de la capital imperial y responsable interino del gobierno de la ciudad. Esta experiencia lo refuerza en su convicción de que está capacitado para estar al frente de los asuntos de gobierno y que es la persona que, por linaje y preparación, debe suceder a Huayna Cápac cuando muere.


CHUQUI HUAIPA Princesa, hija del Inca Huayna Cápac y de Rahua Oclio, su hermana y coya o esposa principal. Es, pues, hermana de Huáscar, con quien se casa, pese a la oposición de su madre, convirtiéndose también en coya.


CUXIRIMAY OCLLO Jovencísima prometida de Atahualpa. Está considerada una de las doncellas más hermosas de la familia real. Es, de facto, la última coya real, esposa del Inca. Su vida da un vuelco con la llegada de Francisco Pizarro.


CHIMPU OCLLO Nieta de Huayna Cápac y sobrina de Atahualpa y de Huáscar. Es la hija menor de Túpac Hualpa, gobernante impuesto por los españoles tras la caída de Atahualpa, y de Mama Ocllo. Escapa por muy poco de las matanzas de la guerra civil entre los incas. Es la madre del Inca Garcilaso de la Vega.


Personajes (IV). En la actualidad


REBECA PARMA Teniente de la Guardia Civil, destinada al Grupo de Patrimonio Histórico, responsable de la Operación Sol para recuperar el collar robado. Licenciada en Historia del Arte, es muy exigente consigo misma. Está en guardia permanente. Nunca se toma un día libre nise permite un descanso mientras tenga casos por resolver. Eso repercute en sus relaciones familiares y personales. Permanece soltera, aunque en los últimos tiempos ha tenido varias aventuras con hombres divertidos para salir una o dos veces, pero no para compartir un proyecto de vida. Le apasiona lo que hace y le hacen feliz las obras de arte recuperadas gracias a su desempeño, a las horas de insomnio, a los viajes traspasando fronteras y a las colaboraciones con policías de todo el mundo. Su equipo y ella han logrado grandes cosas en muy poco tiempo, son jóvenes entregados a una causa. En lo físico gusta: es alta, esbelta, morena de piel y posee unos bonitos ojos oscuros. Tiene un rostro que refleja una gran inteligencia y, pese a que no practica deporte con frecuencia, conserva la figura con notable éxito. Aunque buena parte de su trabajo se da en el ámbito rural, se considera una urbanita que encuentra en Madrid su hábitat natural.


PAULA HERRANZ Sargento de la Guardia Civil, miembro del equipo de la teniente Parma, de la que, además, es amiga personal. Especialista en biblioteconomía y documentación.


JAIME FERREIRA Cabo primero de la Guardia Civil, es el miembro más joven del equipo de Rebeca Parma. Experto en criminología, se encarga de los equipos tecnológicos: cámaras, sistemas de tomas de muestras y de huellas, ordenadores, etc. Es estudioso, reservado e intuitivo. Sin haber llegado a los cuarenta, ya cuenta en su expediente con éxitos notables.


JUAN ZABALETA Comandante de la Guardia Civil. Superior de Rebeca, que empieza a estar harta de él. A pesar de que tienen confianza sobrada el uno en el otro y siempre han trabajado bien, el comandante ha adoptado últimamente una postura de sobrada suficiencia, de modo que a menudo juzga con desprecio el magnífico trabajo que realiza su equipo.


JULIO ADELMAN Millonario gracias al trading. Vive en Madrid. Estudió Historia y se especializó en Historia del Arte, obteniendo el doctorado con sobresaliente cum laude por la tesis Los vestigios de la colonización de América en los museos de Europa. Aquel trabajo era fruto de su atracción casi fetichista por los objetos con historia. Obtuvo una beca para estudiar en Estados Unidos y, de regreso a España, ganó una plaza en la Universidad Francisco de Vitoria, de Madrid. Se licenció también en Administración y Dirección de Empresas. Coleccionista selecto y sin límites, en su casa conserva obras de incalculable valor que obtiene a precios muy asequibles en el mercado negro. Casi todo lo que colecciona tiene un valor histórico relacionado con la colonización de América. Es un buen conocedor del mercado ilegal de obras de arte y antigüedades robadas. Entre otros proveedores, se reúne en Nueva York, dos o tres veces al año, con un conocido ladrón profesional que acepta sus encargos.


ESPINOZA, EDUARDO ARMAS, SUSAN, BERRE… Estaríamos encantados de presentarles a estos personajes —y a otros cuantos más— cuyo papel en la novela es relevante. Sin embargo, reventaríamos una parte esencial de la trama. Les invitamos a descubrirlos con la lectura de Lágrimas de oro.


EL COLLAR DE PIZARRO. UN PERSONAJE MÁS En opinión de un catedrático, pudo ser Francisca Pizarro, la primogénita del conquistador, quien entregara el collar a la Virgen mucho después de la muerte de su padre. Es un collar de oro con esmeraldas. Fue expuesto en el Museo de América, de Madrid, con motivo de una exposición sobre el tesoro de los incas. La aseguradora lo valoró entonces en un millón de euros. Un tasador belga experto en piedras preciosas y antigüedades, en cambio, lo valora en unos diez millones de euros en el mercado negro. Sin embargo, Julio Adelman sabe algo sobre el collar que los demás no conocen. Y eso puede elevar su precio a la categoría de incalculable.


Sobre los tres hilos argumentales (casi una sinopsis)


PANAMÁ, CASTILLA DEL ORO, MARZO DE 1524 Tres hombres están reunidos en una oscura sacristía,sentados en torno a una mesa sobre la que descansan una Biblia y unos vasos de vino. Francisco Pizarro, Diego de Almagro y el religioso Hernando de Luque hablan de una posible empresa conjunta. No es la primera vez que colaboran, los tres se han enriquecido ya con alguna de las anteriores.


Pizarro y Almagro llevan tiempo dándole vueltas a un asunto para el que necesitan a Hernando como mecenas —es el más rico de los tres— y quieren resolverlo cuanto antes. Están dispuestos a entregar su alma a Dios o al infierno con tal de conseguir una gran conquista. Si Cortés ha dado con una gran civilización en Nueva España, ¿por qué no va a haber otras?


Nadie ha logrado todavía penetrar en las tierras del sur, unos territorios que han dado en llamar Birú o Perú, de los que los españoles tienen indicios de que albergan oro y piedras preciosas. «Si damos con ese Birú, es de suponer que será tan vasta tierra que habrá riquezas como para que nuestro señor el rey don Carlos llene sus arcas y, a la vez, la Santa Iglesia Católica halle almas más que de sobra para regalar a Dios por la vía de la evangelización», afirma Pizarro para intentar convencer al maestrescuela de que aporte el capital necesario para la expedición.


Hernando de Luque sospecha que sus socios le ocultan información y exige conocer toda la verdad antes de aceptar financiar la aventura. Pizarro admite que se han encontrado riquezas en determinados puntos de la costa y que algunos indios provenientes del sur han dado testimonio, también, de ciudades donde abunda el oro, pero nadie ha logrado todavía adentrarse en esos territorios. Para llegar hasta allí, explican esos testigos, hay que atravesar selvas y montañas infernales. Los dos militares creen que es una exageración para disuadirlos, y que una expedición bien pertrechada logrará conquistar Perú. Aunque ellos no pueden imaginárselo en esos instantes, han unido sus destinos para acometer la empresa más grande de cuantas tendrán lugar en el Nuevo Mundo. Los primeros augurios para los expedicionarios no son buenos. Navegan durante semanas sin poder desembarcar en una costa dominada por la selva. El agua y los víveres empiezan a escasear y solo el aura de Pizarro mantiene la unidad y la disciplina en una tripulación agotada.


SEVILLA, CONQUISTA DE LA SIERRA Y MADRID, 17 DE ABRIL DE 2019 SEMANA SANTA. Muchos sevillanos abandonan la ciudad y miles de visitantes acuden al reclamo de aquella celebración. La teniente Rebeca Parma acaba de resolver un caso allí y va a tomarse unos días de vacaciones antes de regresar a Madrid. Ha aceptado la invitación de su amiga Claudia para disfrutar con ella de su chalé con vistas al mar en Mallorca. Está a punto de embarcar en el avión cuando le vibra el teléfono. Es el comandante Zabaleta. Mal asunto. Su superior le pide que anule el viaje. Les ha caído un asunto que «viene de arriba» y no puede demorarse: han robado un collar de una virgen en la iglesia de San Lorenzo, en el pueblo cacereño de Conquista de la Sierra, cerca de Trujillo. Ya ha intervenido la Policía Judicial, que es quien ha dado el aviso a los de Patrimonio.


La teniente Parma reúne a su equipo y se dirigen a Conquista de la Sierra. Al llegar, comprueban que no había nada más de valor en la iglesia. Se trata de una parroquia sencilla de un pueblo pequeño. Ni coronas de diamantes, ni mantos bordados en oro, ni tallas de especial factura, nada. Únicamente el collar de oro y esmeraldas, al que llaman el «collar de Pizarro», que solo puede verse en Semana Santa y en las fiestas de la Virgen. Este caso va a cambiar la vida de Rebeca Parma, pero ella aún no lo sabe.


Casi al mismo tiempo, en Madrid, el millonario trader, historiador y coleccionista Julio Adelman se dirige a una casa de subastas para hacerse con la espada que el capitán Diego García de Paredes había llevado por buena parte de América en el siglo XVI. Es un pequeño capricho, nada comparado con lo que guarda en casa, un tesoro que, envuelto en tela, ha llegado a sus manos hace apenas unas horas. Piensa que la Guardia Civil estará haciéndose muchas preguntas. Ha sido un hallazgo increíble. Y también, por qué no reconocerlo, un robo perfecto. Julio Adelman sabe que el collar es uno de esos objetos que, de conocerse su verdadera historia, coparía las portadas de los diarios de todo el mundo. Ahora toca comprobar lo que sospecha, y para eso tendrá que hacer un viaje y mover ciertos hilos. Y gastar una buena suma de dinero. Todo ello, antes de que la teniente Parma lo encuentre, cosa que le parece imposible. A no ser que sea él quien la encuentre a ella.


TAHUANTINSUYO, IMPERIO INCA, DICIEMBRE DE 1524 DE LA ERA CRISTIANA La ciudad de Cusco se prepara para recibir a su señor, el Inca Huayna Cápac, que regresa a la capital de su imperio después de someter a pueblos fronterizos y ampliar sus territorios mucho más allá de los límites conocidos, haciendo que otras naciones veneren al Sol como único y todopoderoso dios. Una de las personas más emocionadas ante el acontecimiento es Quispe Sisa, hija del Inca y de la concubina Contarhuacho, que fue entregada a Huayna Cápac por su padre, jefe de una tribu de Huaylas, al norte del país, sometida por el Inca. Es la primera vez que Quispe va a contemplar el espectáculo del recibimiento a su padre y a sus tropas de regreso tras una guerra. La alegría de Quispe, que logra llamar la atención del Inca durante la ceremonia, dura muy poco. Huayna Cápac tiene problemas en ciertas regiones del norte que creía pacificadas. Varios pueblos se han levantado contra la obligación de adorar al Sol y abandonar sus antiguas creencias. El Inca deja a su hijo Huáscar al mando del gobierno de Cusco y, tras una despedida alegre solo en apariencia, parte hacia una nueva guerra. Ya no regresará.


Los escenarios de la novela


LÁGRIMAS DE ORO discurre en multitud de escenarios distintos, dados su argumento y estructura narrativa. Algunos de ellos, además, aparecen en el siglo XVI y en la actualidad, como ocurre con Trujillo y La Zarza, por ejemplo. Es imposible enumerarlos todos, estos son los principales.


La novela se inicia en Panamá, en la gobernación de Castilla del Oro. Se extendía desde el golfo de Urabá, al noroeste de la moderna Colombia, hasta los límites entre las actuales provincias panameñas de Veraguas y Colón, de forma que incluía las costas de lo que hoy conocemos como Nicaragua, Costa Rica y parte de Panamá.


Las dos primeras expediciones de Pizarro hacia el sur discurren por la costa del Pacífico, sin que estén muy claros los lugares a los que se referían las crónicas. Sí que conocemos dos puntos importantes y de una fuerte carga simbólica en aquella epopeya: la isla del Gallo, situada en la bahía de Tumaco, en Colombia, marco del episodio de «los Trece de la Fama», y la isla Gorgona, o de las Sierpes, en donde los expedicionarios malvivieron durante dos meses terribles.


De la tercera y definitiva expedición, que parte en 1531, podemos señalar los episodios situados en Coaque, donde Pizarro se estableció para acometer la campaña final, y en Tumbes, donde empezó la conquista del imperio Inca. Conocemos la presencia de los españoles en aquella zona por el mensaje del curaca Chilimasa a Huayna Cápac: «desea que conozcáis la presencia de extraños seres venidos por el mar en grandes casas, y estos seres son barbados los unos y fundidos con extrañas bestias los otros, y todos ellos cubiertos de duros y brillantes caparazones, que mi señor manda decir que al dios Viracocha se parecen, si tuviera que darles parecido».


A través de la historia narrada desde el punto de vista de los incas, conocemos ciudades que serán claves en la historia de la conquista de Perú. Cusco o Cuzco —según sean incas o españoles quienes la presenten— es la capital del imperio. Huayna Cápac escogió Quito, en el norte, como un lugar estratégico en el que concentrar sus tropas ante la rebeldía de los pueblos fronterizos. Allí estableció provisionalmente la corte. Cajamarca, además de jugar un papel importante en la guerra civil entre Huáscar y Atahualpa, fue el lugar en el que Pizarro captura a este último, iniciando la fase final de la conquista.


El lector visita las localidades extremeñas de Trujillo y La Zarza, hoy Conquista de la Sierra, tanto en el siglo XVI, cuando era el hogar de los hermanos Pizarro, como en la actualidad. Lo mismo sucede con Sevilla y Toledo. En el hilo argumental actual seguimos las rutas del tráfico ilegal de obras de arte y antigüedades en París, Bruselas, Nueva York o Amberes, la capital de los diamantes desde el siglo XVI. En esas capitales se mezclan los lugares reales —cafeterías, hoteles, restaurantes, etc.— con los surgidos de la imaginación del autor. En Madrid viven Julio Adelman y Rebeca Parma, además de tener su sede la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil.


Robo del patrimonio histórico y mercado negro


En LÁGRIMAS DE ORO, la línea argumental situada en la actualidad gira en torno al robo del patrimonio histórico español y el mercado negro que lo sustenta. Rebeca Parma es teniente del Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil, al que dedicamos una nota en esta página.


La Interpol señala que el tráfico de bienes culturales es una actividad de bajo riesgo y alta rentabilidad para el crimen organizado internacional. Afecta tanto a obras de arte como a objetos de alto valor histórico o simbólico, como el «collar de Pizarro». Estadísticamente, y a nivel global, la mayoría de los robos se realizan en domicilios privados, aunque los museos y lugares de culto también suelen ser blanco de estos delincuentes. Los objetos más demandados en el mercado negro son cuadros, esculturas y artículos religiosos. Este mercado está bien organizado y Julio Adelman, por ejemplo, cuenta con un proveedor habitual con el que se reúne en Nueva York varias veces al año.


En nuestro país, cada vez más iglesias, ermitas y ayuntamientos de los pequeños pueblos de la España vaciada son objeto de robos de obras de arte, algunas de gran valor. Los cuadros de Valdés Leal o Luis de Morales son solo un pequeño ejemplo de lo más cotizado. Eso, sin olvidar las tallas de Juan de Mena, Berruguete y otros muchos escultores. El equipo de Rebeca Parma está acostumbrado a trabajar en sustracciones de este tipo de obras y sabe que los ladrones, con frecuencia profesionales internacionales, sacan de España el objeto robado y lo ponen en circulación en el mercado negro en un suspiro.


En los últimos años, con el impulso que ha dado la Policía Nacional a su Brigada de Patrimonio Histórico, el Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil ha perdido una parte del trabajo y del protagonismo. Antes era la Benemérita quien se ocupaba de todos los casos, ahora la Policía Nacional se encarga de aquellos delitos que suceden fuera del ámbito rural.


El grupo de patrimonio de la Guardia Civil


A finales de los años setenta se multiplicaron los robos de bienes culturales; afectaban, en especial, a iglesias y ermitas. El gobierno tomó cartas en el asunto y la dirección de estas investigaciones se asignó a la Unidad de Servicios Especiales de la Guardia Civil. En 1987, con la creación de las Unidades de Policía Judicial, estas funciones pasaron a la Unidad Central Operativa (UCO), dependiente del Servicio de Policía Judicial, uno de cuyos Grupos se dedica con carácter exclusivo a esta labor. Su actividad principal es la investigación de aquellos delitos que afecten al patrimonio cultural y que no puedan ser realizadas por las Unidades Territoriales por su complejidad o porque exceda su ámbito de actuación.


Las crónicas sobre la conquista del Perú


En una interesante nota final del libro, José Luis Gil Soto analiza diversos aspectos relacionados con la historia del periodo y reflexiona sobre la escritura de LÁGRIMAS DE ORO.


Sobre la conquista del Perú, o más exactamente sobre el descubrimiento y conquista por parte de los europeos del Imperio incaico, contamos con varias crónicas contemporáneas, algunas de autores que fueron testigos presenciales y otros que escribieron por testimonios de terceros.


Una de las crónicas de más valor literario es la del escritor mestizo Gómez Suárez de Figueroa —que luego cambiaría su nombre por el de Inca Garcilaso de la Vega—, hijo del capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega y Vargas. Nacido en Cuzco en 1539 escribió, entre otras obras, los Comentarios reales de los incas en dos partes, la segunda de las cuales se conoce como Historia general del Perú.


La crónica de Inca Garcilaso contiene una serie de errores ya identificados, pero en contrapartida tiene una gran cantidad de datos sobre la vida de los incas, oídas a la familia de su madre, la ñusta Chimpu Ocllo.


No es la única crónica que contiene errores de bulto, ninguna de las que existen son absolutamente fiables y en numerosos puntosse contradicen entre ellas. Además, cuando se trata de documentarnossobre la época, nos encontramos con el problema de que los incas no conocían la escritura, por lo cual todo cuanto hay escrito lo debemos a los españoles, que son parte interesada y participaron de un modo u otro en los hechos.


De cualquier manera, la obra de Garcilaso de la Vega tiene un valor literario fuera de toda duda. La manera en que se expresa y da a conocer una cultura, que tiene como suya, y la defensa que hace de su pueblo en contra, en muchos casos, de los propios españoles, son dignas de leerse. Es cierto que no toma partido claro, puesto que su padre era español de Badajoz, pero se crio con los incas y lo pone de manifiesto.


Por último, cabe destacar que el Inca escribe su crónica una vez que se establece en España y que para su proceso de escritura necesita ciertos datos que tiene olvidados o no conoce, por lo que se sirve de informadores que aún viven en Perú y a los que escribe consultando esas cuestiones que considera importantes. El resultado es una obra que merece la pena.


Imperios, religión y símbolos


La estructura de la novela, con dos hilos narrativos separados pero que discurren en paralelo en el tiempo, permite a José Luis Gil Soto mostrar ciertos aspectos de la conquista de Perú desde los dos puntos de vista: el de los conquistadores y el de los Incas.


El lector conoce así las similitudes y las diferencias ideológicas entre ambos imperios, en un ejercicio narrativo muy interesante. Tanto los dirigentes españoles como los incas utilizan la religión como elemento aglutinador entre los suyos y como excusa para su expansión territorial. En este sentido, destacan dos escenas con algunos puntos en común.


Cuando Pizarro intenta convencer a Hernando de Luque para que financie su expedición, además de hablar de las riquezas que les aguardan señala que «si damos con ese Birú, es de suponer que será tan vasta tierra que habrá riquezas como para que nuestro señor el rey don Carlos llene sus arcas y a la vez la Santa Iglesia Católica halle almas más que de sobra para regalar a Dios por la vía de la evangelización». Un argumento muy parecido utiliza ante el rey cuando solicita el apoyo expreso de la Corona.


Casi al mismo tiempo, en Cuzco, a Huáscar le parece inconcebible «cómo un pueblo salvaje y ajeno a la extraordinaria organización inca podía resistirse a conocer la verdad absoluta, la existencia del Sol como dios supremo y de Pachacámac como creador de todo lo conocido. Pero no solo eso, sino que prefiriesen continuar ajenos al orden imperial, a la justicia del Sapa Inca, bajo cuyo manto todos sus vasallos gozaban de un envidiable bienestar, de las estructuras necesarias —tales como caminos y regadíos— y un eficaz gobierno».


De ahí la fuerza de los elementosreligiosos en ambos bandos, que se manifiesta simbólicamente con el collar de Pizarro, una joya realizada por los incas, con un alto valor histórico que no desvelaremos, pero que se convierte en una reliquia cristiana cuando Francisca Pizarro Yupanqui, la hija del conquistador, se lo obsequia a la Virgen.


«Acababan de unir sus destinos para acometer la más grande empresa de cuantas tendrían lugar en el Nuevo Mundo. Ellos no podían imaginarlo en esos instantes, pero aquel día, en aquella iglesia iluminada apenas por unas cuantas velas, comenzaba una historia de sufrimiento que había de llevarlos al enfrentamiento, a la fama y a la muerte."


Sobre el autor


José Luis Gil Soto (Badajoz, 1972) es ingeniero agrónomo, aficionado al ciclismo y amante del campo; vive en su Extremadura natal, por cuyas dehesas siente veneración. Su experiencia en la escritura empezó con la publicación de La traición del rey, su primera novela histórica, en 2008 por la editorial Styria. Es colaborador del diario Hoy, cabecera regional del grupo Vocento en Extremadura, donde escribe la columna Viento del Este. Además, es miembro de la Asociación de Escritores con la Historia. Es autor, asimismo, de La colina de las piedras blancas (Styria, 2010), La dama de Saigón (Kailas, 2015) y Madera de savia azul (Ediciones B, 2019).


 

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