SON SOLO FÁBULAS, de Antonio M. Herrera, una mirada festiva y ácida al ser humano a través de un género clásico elaborado con una técnica novedosa

 



Editorial Olé Libros. 180 páginas

Rústica con solapas. 14,42€


SON SOLO FÁBULAS es un paseo poético por la idiosincrasia del ser humano en general y del español en particular, con una mirada festiva, a veces ácida, a través de un género clásico, pero con técnica, en muchos aspectos, totalmente novedosa.

Esta panorámica personificación, desarrollada en poemas de estructura densa y concisa, influidos por los bestiarios clásicos pero, a diferencia de ellos, carentes de moraleja, tal vez lleve al lector agudo a conclusiones no siempre esperanzadoras sobre el homo sapiens. El libro es el título número 60 de la Colección Ites de poesía.


SON SOLO FÁBULAS (Olé Libros), de Antonio M. Herrera, utiliza un género clásico para como el autoritarismo, el racismo o la opresión, que, por desgracia, se repiten a lo largo de la historia de la humanidad. El libro presenta una atrevida propuesta poética en la que presenta narraciones fabuladas de temas de plena actualidad pese a que algunos, como el autoritarismo, la opresión o el racismo, son inherentes a la historia del ser humano.


Con trazos a veces hilarantes y a veces amargos, pero siempre alejados de la moraleja, el autor pretende llevarnos a una pausada reflexión con estas fábulas que se inspiran en las noticias de su acontecer cotidiano: una noticia, un libro leído, una conversación con alguien…


El humor y la caricaturización son los antídotos que utiliza este exprofesor de lengua y literatura española para enfrentarse a la realidad, y, aunque parezca que se vale del sarcasmo, al final predominan la comprensión y la ternura. Desde una concepción clásica pero actualizada, con la visión de alguien al que le ha tocado vivir en el siglo XXI y con un léxico sencillo pero muy trabajado, Herrera nos ofrece estas fábulas sobre el ser humano, que no suele salir bien parado.


SON SOLO FÁBULAS, publicado en la colección de poesía Ites de Olé Libros, ya está disponible en las librerías y en la página web (www.olelibros.com).


Antonio, una pregunta tópica para empezar. ¿Por qué escribes?


Por una necesidad de ser, de estar, de compromiso. Niño de postguerra, en un pueblo, carecíamos de casi todo, y en ese casi todo, estaban los libros, pocos pero manoseados y leídos una y otra vez. En ellos, estaba el veneno.


Otra cuestión es publicar. Si siempre he sentido la necesidad, la pulsión de escribir, tengo que reconocer que, hasta muy tarde, no he tenido la conciencia ni el método o la vocación de escritor. Instintivamente, he preferido la poesia acción, la poesia como actitud de creación vital, lo cual es una redundancia (poiesis, en griego, es creación). Ahora que el tiempo me permite serenidad y reflexión, parece que voy encontrando ese olfato, ese “gusanillo”. Puesto ya el pie en el estribo


¿Y por qué SON SOLO FÁBULAS?



Insto a leer con atención el prólogo. El libro se ha ido haciendo al calor o al fragor de los días, durante años. Evidentemente, más de cien fábulas no se escriben en un arrebato, en un empujón verbal.


Hay varias causas, entre ellas, el vivo contacto con la naturaleza, pero todas coinciden en una: por catarsis. El autor poeta se siente inquieto, preocupado, incluso  malhumorado por el acontecer social. Y ha echado mano de los espejos deformantes del Callejón del Gato, esa escena fascinante de Valle Inclán en Luces de bohemia. Toda fábula es una traslación, una deformación alegórica en un espejo hiperbólico, un gesto de humor, de buen humor.


La fábula me parecía, pues, la herramienta perfecta para no escribir anatemas o diatribas feroces.


Leemos en el Prefacio: "Los animales son tan humanos, los humanos somos a veces tan animales..... Esa es la razón de que ahora, con la ironía que presta la edad, me vea entregado a escribir fábulas". ¿Algo más que añadir?


No, está bien. Esa frase contiene el largo recorrido de la literatura universal hasta llegar a La metamorfosis de Kafka o Rebelión en la granja, de Orwell. Nuestro lenguaje, reflejo de nuestro acontecer, está impregnado de referencias animales y vegetales, lo cual es magnífico, pero esto es para otro libro. Desde el momento en que decimos lágrimas de cocodrilo, mirada de zorro, la parte del león, el abrazo del oso, etc., estamos utilizando o recreando fábulas. Forman parte del imaginario colectivo. Las citas-lemas del libro, recogidas en Ángel González, Ruiz Zafón, Juan Ramón Jiménez, son una declaración de principios.


Invito a leer, por ejemplo, la fábula de la página 144, sobre lo que acontece a dos ratas. De plena actualidad, de no hace muchos años o de la semana pasada si cambiamos dos por tres.


Un género clásico escrito con una técnica totalmente novedosa ¿Podría ser una buena definición de tu libro?


Si no es definición, sí indica el método. Está escrito según los cánones de la versificación clásica isométrica, pero con algunas licencias: las diferentes músicas, la libertad estrófica, el predominio de la rima asonante, muy intencionada, la carencia de títulos, de moraleja final.


Cada fábula tiene su propia moraleja............................ o no


No consta, pero sí está implícita, aunque no con el sentido doctrinal que tiene el término. Un personaje, una situación, el diálogo que mantiene con otro animal es suficientemente revelador. El lector moderno no necesita bajorrelieves románicos ni preceptos ilustrados. El autor prefiere que el receptor deduzca por sí mismo lo que aparece en el relato. Si sabe leer, lo hará acertadamente.


Podría haber escrito un ensayo, un análisis sociológico, una disección sesuda de la realidad, pero ha optado por la propuesta juguetona e ilustrativa de la fábula. La magia…Pero, ahora bien, mientras, en la magia, es difícil descubrir el truco, en la fábula es muy fácil entender lo que se quiere decir. E incluso ver un matiz particular, otra propuesta. O no estar de acuerdo con el tratamiento dado.



Humor, ironía, moralidad, ........ ¿son ingredientes necesarios de las fábulas?


Tradicionalmente, sí. Por eso, la fábula se ha incluido siempre en el género didáctico. En estas, sin embargo, el autor es un pensador, un analista, un crítico, presenta un rasgo, un carácter y, sonriendo pícaramente, lo ridiculiza. Se compromete, claro, no se lava las manos. Y pide que el receptor haga lo mismo. Lo que no pretende es ser un terapeuta o un predicador. Por eso, lo ha titulado Son solo fábulas, una caricatura, una hilarante diatriba. El autor, muy machadiano, admirador de Mairena, siempre ha sido un profesor incitador, impulsor del análisis y de la crítica, portador de valores, no un catequista. Como si dijera: si tú quieres ser así, un pavo real, un lagarto verde, un macho cabrío, etc., allá tú…



Cada uno de los once capítulos del libro está encabezado por un título ¿indicativo, sugerente, poético, puerta de entrada.....?


Efectivamente, cada apartado o epígrafe responde a una estructuración o foco temático: la idiosincrasia individual o colectiva, el ruido en todas sus manifestaciones, el terror, la diferencia, la marginación, el acoso, el poder y la ley, la política, la educación, etc.


El título de cada apartado está extraído de uno o dos versos de un poema integrado en él y suele ser indicativo de lo que ese apartado quiere expresar.



Citas en el libro a unos escritores concretos y, también, a "todos los autores de bestiarios y enxiemplos y a la pléyade de escritores que, directa o indirectamente, han cultivado el género de los animales parlantes". ¿Homenaje?


Absoluto. Cumplieron una doble misión: la del arte y la de la pedagogía. Mi admiración total a ellos. El epílogo del libro lo manifiesta. Y para marcar el carácter de eternidad que tuvo su obra, se revisan o actualizan algunas de sus fábulas, demostrando que lo que dijeron entonces sigue vigente hoy, aunque cambiando el enfoque o algún detalle particular. El ser humano tropieza en la misma piedra, pero siempre de distinta forma. Hasta el colofón del libro es un homenaje a ellos. Samaniego publicó su primera colección de fábulas en Valencia, hace ahora 240 años. Es un tributo honoris causa.


Sobre el autor



Antonio M. Herrera (Pontejos, Cantabria, 1942) cursó los estudios de Filología Hispánica y Francesa en la Universidad de Barcelona y ha sido profesor de Lengua y Literatura Española en diversos IES de Cataluña y Valencia. 


Inicia su creación poética con Esa luz que el aire tensa (2004, Diputación de Ávila) y la continúa con Godayla al amanecer, (Ayuntamiento de Godella, Valencia, 2009), Tras el vivir y el soñar (Villa Amparo) (Fondation Antonio Machado, de Collioure, Francia, en ediciones bilingües castellano-francés y castellano-catalán), A ras de suelo, acerca del poeta A. V. Estellés (Ayuntamiento de Rocafort, Valencia, 2013), Mirada a una mirada, sobre el pintor godellense Bronchú (Fundación Bronchú, 2013), Perfecta arquitectura (Institución Cultural El Brocense, Diputación de Cáceres, 2015), Estas rachas de marzo (Editorial Páramo, Valladolid, 2016) y La maravilla ensimismada (Kuiksàlia) (Editorial Aldarán, Girona, 2017). 


Además de recibir los premios «Ciudad de Badalona» (Barcelona), «Ciudad de Massamagrell» (Valencia), y de ser finalista del Premio de Relatos RNE y Fundación “la Caixa” y del «Café Gijón» de novela corta, ha sido galardonado con el «Antonio Machado» de Collioure 2010 y el «Flor de Jara» de la Diputación de Cáceres (2015). 

Son solo fábulas, su última obra, es una atrevida propuesta poética con trazos a veces hilarantes, a veces amargos, en la que el autor pretende llevarnos a una pausada reflexión.


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