NOSOTRAS, ENFERMERAS, historias de unos días que nos cambiaron para siempre contadas con mucho humor por una Enfermera Saturada
Editorial Plaza & Janés. 176 Páginas
Tapa dura con sobrecubierta: 14,90€ Electrónico: 6,99€
Enfermera Saturada desvela en NOSOTRAS, ENFERMERAS, el testimonio de cómo las enfermeras "vivimos los días en que un virus paralizó el mundo en poco más de tres meses y sumió a españa en la peor pandemia del siglo xxi"
Esta es la historia de una enfermera que luchó contra el coronavirus en primera línea, armada con una bolsa de basura y una mascarilla reutilizada. Pero, en realidad, es también la de todos los enfermeros y las enfermeras que plantaron cara al virus, esos a los que la sociedad llamó héroes, y por quienes aplaudía a las ocho, mientras ellos y ellas vivían con el miedo pegado a su espalda. Es el testimonio de sus lágrimas, temores y sacrificios, y a la vez de la inmensa felicidad que sentían cada vez que apagaban un respirador y entregaban el alta a un paciente.
Afirmas en el libro que el 5 de marzo es una día que recordarás toda tu vida........
Es el día en que abres los ojos. Hasta ese día muchos, entre los que me incluyo, creíamos que no nos tocaría, que como mucho habría algún caso de coronavirus… hasta que tienes al primer paciente frente a ti.
Y el personal sanitario pasando miedo
Mucho. Primero porque apenas sabíamos nada del virus, y lo que sabíamos sobre otros virus respiratorios veíamos que no nos servía, y segundo porque no teníamos medios. Recibíamos más pacientes de los que podíamos atender, día tras día, semana tras semana, parecía que esa primera ola nunca iba a llegar a su fin… y no teníamos con qué protegernos adecuadamente.
¿Qué duele más, la impotencia o la rabia?
La impotencia. La rabia por la falta de previsión te la comes, piensas “ya pediremos responsabilidades” y tiras. Pero la impotencia de no poder atender a todos los pacientes, de ver cómo por mucho que hagas nunca es suficiente, de ver cómo muchos de tus compañeros acaban contagiándose o incluso perdiendo la vida… esa impotencia te marca para siempre.
Y después de los aplausos, ¿qué?
El egoísmo y la irresponsabilidad. El pensar cada uno en sí mismo y no preocuparles el poder contagiar a otros, el no llevar mascarilla y el seguir quedando con amigos como si nada estuviese sucediendo.
¿Por qué has querido que estas historias vieran la luz?
Para que, a pesar del paso del tiempo, no caigan en el olvido. Pero también para que quienes estuvieron confinados en sus casas sepan realmente lo que sucedía tras los muros de los hospitales en esa primera ola.
Con todo lo que nos ha pasado, puede que lo peor sea comprobar día a día que, como sociedad, hemos aprendido poco de lo vivido hasta ahora
Poco o nada, según el caso. Me hace mucha gracia pensar que se decía eso de “de esta salimos mejores”, yo con que no salgamos peores me doy por satisfecho.
Afirmas en el libro que nadie vio venir la pandemia y que, aún hoy nadie sabe a ciencia cierta cómo combatirla. ¿La única salida viable es confiar en la ciencia?
Nos enfrentamos a un virus nuevo, si alguien nos va a sacar de esta es la ciencia. A lo largo de la historia de la humanidad ha habido muchas pandemias y siempre ha sido el conocimiento científico quien nos ha sacado de ellas o nos ha ayudado a convivir con ellas. Vendrán más pandemias, pero nadie sabe cuándo ni cómo serán.
¿Qué piensas de los negacionistas, de los capitanes a posteriori y de esa gente que ya lo "sabía todo" desde hace tiempo?
Son los del “te lo dije” aunque no te hayan dicho nada, pero ellos tratan de llevar siempre razón o de ponerse la medalla. Esos en el fondo me producen risa pero no me preocupan demasiado, los que sí me preocupan son los negacionistas porque con su actitud nos ponen en peligro a todos.
«El primer paciente que atendí con la COVID-19 fue el 5 de marzo de 2020. Creo que esta será una de las fechas que recordaré toda la vida. Hasta ese día, hasta el mismo instante en que tienes frente a ti a una persona contagiada con el virus que está causando tantos estragos, mis compañeras y yo seguíamos pensando que no nos tocaría.
Supongo que una, como mecanismo de defensa, tiende a negar la realidad hasta que la tiene a dos metros de distancia y con un informe del laboratorio con la palabra POSITIVO escrita en mayúsculas. A pesar de todo, y aunque los casos en Italia se contaban ya por miles, seguíamos aferrándonos al hecho de que ese día en nuestro país los confirmados apenas superaban los doscientos y en las plantas de mi hospital los casos no llegaban ni a media docena. No podíamos ni imaginar que acabaríamos ingresando, únicamente en nuestra unidad, a más de trescientos pacientes en solo dos meses. Que en toda España habría más de doscientos cincuenta mil casos confirmados, que en apenas tres meses más de cincuenta mil compañeros y compañeras se contagiarían o que nos dejarían para siempre más de veintiocho mil personas según los datos oficiales.
Con este libro pretendo plasmar, de la forma más fiel posible a la realidad, todas las historias acontecidas durante estos meses para que, a pesar del paso de los años, no se pierdan en el olvido, se reescriban o se desdibujen. Así, quienes no lo han vivido tan de cerca, podrán ser más conscientes de lo que sucedió.»
Sobre la autora
Enfermera Saturada se define como una enfermera española que busca hacerse un hueco en la sanidad. Empieza los turnos en planta, baja a la UCI, sube a prematuros y termina en urgencias. Esta enfermera se maneja como pocas en las redes sociales, desde donde a diario decenas de miles de personas ven cómo repasa, con humor y descaro, la actualidad de su hospital y la de cualquier hospital de España.
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