Valencia y sus mil facetas, escenario y protagonista fundamental de ROMPERÁS LA NOCHE CON UN GRITO, la nueva novela de David Orange



Editorial Planeta. 560 páginas

Tapa dura con sobrecubierta: 20,90€ Electrónico: 6,99€


Después de las buenas críticas de La chica del semáforo y el hombre del coche, el escritor valenciano David Orange vuelve el 19 de enero con ROMPERÁS LA NOCHE CON UN GRITO, una obra que traspasa las fronteras de la novela negra y entra en lo que ahora se llama thriller ADN (addictive dark noir). En ella, Valencia no solo es escenario, también es personaje protagónico. Sus barrios y avenidas principales, sus acequias, entramados y recovecos funcionan como un motor a punto de explotar mientras la lees. La historia de la ciudad y curiosidades de la misma hacen muy interesante el libro. No solo entretenido, que también. David Orange es un escritor que profesa un profundo respeto por los maestros de la literatura policial, la novela negra y el thriller psicológico. Juega con ello y tuerce la trama hasta límites insospechados. ROMPERÁS LA NOCHE CON UN GRITO es su obra más ambiciosa, personal y prometedora hasta la fecha y trabaja sin descanso para encontrar nuevas fórmulas que hagan de la literatura una experiencia única.


Valencia, una capital de cerca de 800.000 habitantes, la tercera en población de España, se erige en una protagonista fundamental de esta novela. David Orange demuestra un profundo conocimiento de su ciudad natal, ya que los personajes de Romperás la noche con un grito transitan por todo tipo de barrios, ambientes y espacios urbanos.


La trama arranca en la zona del Ensanche, el distrito modernista y burgués del siglo XIX en torno al mercado de Colón, salpicado de tiendas caras y de restaurantes de diseño, para adentrarse al compás de la investigación en barrios de la periferia marcados por el paro, la inmigración y la exclusión social como Benicalap, Els Orriols o Barona. Por el camino el autor se detendrá en parajes de la huerta como Alboraya o El Tremolar, limítrofes con el término municipal de la ciudad. O bien llevará a sus personajes a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un símbolo de la Valencia contemporánea; a las inmediaciones del estadio de Mestalla; al barrio marítimo de Nazaret; al tradicional barrio del Carmen y a sus casales falleros o incluso a la histórica zona de chalés de La Canyada, a escasos kilómetros de la capital y en el término de Paterna. David Orange cierra el círculo de su novela regresando al centro para situar los capítulos finales en la calle de Trinquete de Caballeros, muy cerca de la catedral y en pleno casco antiguo.


Algunas claves de la novela


ROMPERÁS LA NOCHE CON UN GRITO es una apasionante novela negra, policiaca en su sentido más puro, narrada con un ritmo vertiginoso y por la que desfilan multitud de personajes de los ambientes más dispares. El secuestro de un bebé, hijo de un médico de familia y fruto de una maternidad subrogada, desencadena una febril investigación policial, con la inspectora Elísabet Bru a la cabeza, que destapa una terrible red de tráfico de niños con el epicentro en los bajos fondos de la ciudad de Valencia.


Toda la vida de Ignacio Durán, un metódico médico de familia, gira en torno a su hijo Samuel, de apenas unos meses. Por ello su mundo se viene abajo cuando el bebé desaparece de su cuna mientras el padre se queda dormido después de cenar una pizza que le ha servido un mensajero. Angustiado y perplejo por el increíble secuestro en su propio domicilio, en pleno centro de Valencia, de aquello que más quiere, Durán avisa a la Policía, que inicia de inmediato una frenética búsqueda, ya que las primeras horas suelen ser decisivas para resolver un caso de desapariciones.


Al frente de la investigación se sitúa Elísabet Bru, una inspectora treintañera, brillante y atractiva, pero también muy inestable. Desde el primer momento Bru se obsesiona con encontrar al pequeño Samuel, ya que ella fue víctima unos años antes de un brutal ataque que le provocó la pérdida del hijo que esperaba, y de forma inconsciente piensa que rescatar con vida a ese bebé sería como una redención personal, una despedida de ese bebé cuya pérdida no consigue superar. Tanto la inspectora como el resto de los policías de su equipo van atando cabos para reconstruir el rocambolesco secuestro del bebé y la huida de los raptores a través del laberinto de canales y acequias del subsuelo de Valencia.


Las diferentes pistas, algunas de ellas descubiertas con métodos poco correctos por Víctor Israel, un teniente de la Guardia Civil que se suma a las pesquisas, confluyen en un grupo de jóvenes delincuentes del barrio de Benicalap, una zona periférica de la ciudad. Mientras la Policía Nacional (UDEV) y la Guardia Civil (UCO), como ocurre con frecuencia, entran en conflicto por el seguimiento del caso, se suceden los interrogatorios de los dos principales sospechosos: Iván y Aoki, dos jóvenes que han empezado a coquetear con la delincuencia y que finalmente confiesan su participación en el rapto, por encargo, del bebé tras el hallazgo del cadáver de Claudia, su compinche y la chica que ambos desean. No obstante, y a pesar de esa confesión, ninguno dice saber dónde está ahora el bebé ni quiénes son las personas que están detrás de dicho encargo.


Siempre con una atormentada Elísabet Bru como hilo conductor, la trama urdida por David Orange avanza con giros insospechados como el descubrimiento de que Ignacio Durán no era el apacible médico de familia que aparentaba ser, sino más bien uno de los cabecillas de una poderosa red de pornografía y prostitución infantil.


Asimismo, la acción toma un nuevo rumbo con la reaparición de Guillermo Cuquerella, el llamado Estrangulador del Jardín Botánico y autor de aquel ataque contra la inspectora Bru, que implora ahora el perdón de su víctima, al tiempo que le ofrece pistas sobre esa tela de araña de raptos y ventas de bebés que conducen a una misteriosa organización llamada El Abrazo. Narrada toda la historia en tres días, 72 convulsas horas, la intensidad de la búsqueda desarbola a la inspectora Bru, entregada en cuerpo y alma a su profesión y cercada por enfrentamientos con su padre Álvaro y su hermano Jorge, con su exmarido Pau y con algunos compañeros de trabajo, empezando por su inspector jefe y amante, Julio March, que anhela una relación estable con su subordinada, o siguiendo por el agresivo Víctor Israel, teniente de la Guardia Civil.


La trama, que va desenredando la madeja de un caso que crece y se complica sin pausa y va ampliando su radio de acción a médicos corruptos, policías sospechosos o delincuentes marginales, atraviesa los ambientes más dispares y antagónicos de Valencia, que se convierte de este modo en una protagonista más de la novela. Desde zonas lumpen en barrios como el citado Benicalap, Orriols o Barona hasta el burgués y elegante distrito del Ensanche, pasando por las huertas que rodean la capital, como Alboraya, donde vive la protagonista en una alquería, o el Tremolar, donde creció ella y donde todavía vive su padre, la novela muestra una Valencia canalla, sórdida y peligrosa, alejada de los tópicos de paella y sangría.


La novela está estructurada en 75 capítulos breves, entre los cuales hay intercaladas breves e impactantes analepsis que hablan del pasado de alguno de los personajes y que invitan al lector a participar, a involucrarse en la reconstrucción y el encaje de piezas de un puzle que, poco a poco, va alcanzando unas dimensiones y una majestuosidad que no dejan de sorprender una y otra vez hasta un final que nadie espera. Con una equilibrada combinación de diálogos y de narración pura, Romperás la noche con un grito se adentra con meticulosidad y una voz narrativa muy potente en la psicología de los personajes hasta el punto de que Elísabet Bru resulta ser una especialista en analizar rostros y expresiones.


El trasfondo de un asunto tan brutal como el tráfico de niños conduce a David Orange a plantearse dilemas morales que refleja en el arranque de algunos capítulos en clave de preceptos como el siguiente: «Las peores decisiones son siempre aquellas que se toman sin pensar. No pensar en las posibles consecuencias de nuestras acciones nos convierte en seres impulsivos. Y un ser impulsivo es un ser que se equivoca». No obstante, la inspectora no ceja en su empeño y, contra viento y marea, jugándose la vida en varias ocasiones, quiere saldar la deuda con su pasado, con esa herida que aún sangra, y por ello no se rendirá mientras no encuentre al pequeño Samuel, aunque ese hallazgo le depare una asombrosa sorpresa relacionada con su padre, con algún compañero de trabajo y, por supuesto, con ella misma. Las trepidantes páginas finales de la novela llevarán al lector a un desenlace absolutamente inesperado que refuerza las convicciones profundas de la inspectora.


Un Thriller con dilemas morales


Como ocurre tantas veces en las buenas novelas policíacas, Romperás la noche con un grito plantea unos dilemas morales que van más allá del maniqueísmo de los buenos y los malos. Con el eje narrativo de la resolución de un caso de un bebé robado, este trepidante thriller, lleno de giros y de sorpresas que intrigan sin descanso al lector, indaga en la psicología de los personajes para mostrarnos un amplio abanico de conductas. Además, al tratarse de una trama con una red de tráfico de niños al fondo, estas dudas plantean serios problemas a los principales protagonistas de la historia. ¿Es lícito cometer delitos, incluso monstruosos, para evitar males mayores? ¿Pueden los adultos erigirse en jueces de lo que más conviene a los niños? ¿Es ético ocultar a los pequeños, que fueron robados a sus madres y posteriormente adoptados, su verdadero origen? Se trata de algunas de las cuestiones tan actuales que pone sobre el tapete la apasionante novela de David Orange.


Uno de los personajes expresa esos dilemas con una escalofriante sinceridad. Tal vez en esa confesión final, que deja perpleja e indignada a la inspectora Elísabet Bru, se encuentre una de las claves de la historia. «No solo rescatamos a todos esos niños de los brazos de la muerte, de la cara mala de la vida, muchas veces son los propios padres los que nos los venden por una ridícula cifra. Dinero que se gastarán en drogas, armas, alcohol, juego. ¿Qué tipo de padres hacen eso? ¿De verdad sigues pensando que esos niños estarían mejor con ellos que con las familias a las que se los cedemos?»


Valencia y sus mil facetas, escenario y protagonista fundamental


Valencia, una capital de cerca de 800.000 habitantes, la tercera en población de España, se erige en una protagonista fundamental de esta novela. David Orange, licenciado en Comunicación Audiovisual, demuestra un profundo conocimiento de su ciudad natal, ya que los personajes de Romperás la noche con un grito transitan por todo tipo de barrios, ambientes y espacios urbanos. La trama arranca en la zona del Ensanche, el distrito modernista y burgués del siglo XIX en torno al mercado de Colón, salpicado de tiendas caras y de restaurantes de diseño, para adentrarse al compás de la investigación en barrios de la periferia marcados por el paro, la inmigración y la exclusión social como Benicalap, Els Orriols o Barona. Por el camino el autor se detendrá en parajes de la huerta como Alboraya o El Tremolar, limítrofes con el término municipal de la ciudad. O bien llevará a sus personajes a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un símbolo de la Valencia contemporánea; a las inmediaciones del estadio de Mestalla; al barrio marítimo de Nazaret; al tradicional barrio del Carmen y a sus casales falleros o incluso a la histórica zona de chalés de La Canyada, a escasos kilómetros de la capital y en el término de Paterna. David Orange cierra el círculo de su novela regresando al centro para situar los capítulos finales en la calle de Trinquete de Caballeros, muy cerca de la catedral y en pleno casco antiguo. “Ocho grandes acequias partían del río Túria para canalizar su agua a toda la huerta valenciana. Pero la ciudad fue creciendo, y esas acequias, que se ramificaban en una gran multitud de ramales y canales secundarios, se fueron olvidando bajo el asfalto que pisamos. Hoy en día forman parte de un oscuro y tenebroso laberinto que muy pocos conocen”.


Los personajes principales


LA INSPECTORA ELÍSABET BRU es la gran protagonista de esta novela. Se trata de una joven policía que necesita cerrar la herida que le provocó la violenta pérdida del hijo que esperaba y superar el trauma de no poder ser madre. Su obsesivo empeño por encontrar al bebé secuestrado vertebra toda la narración y a su alrededor giran el resto de los personajes.


JULIO MARCH es el inspector jefe y amante ocasional de Bru. Fascinado por ella, intenta no mezclar las cuestiones personales y las profesionales, pero en cualquier caso aspira a una relación estable con su subordinada que ella rechaza.


VÍCTOR ISRAEL es un bronco y malcarado teniente de la Guardia Civil marcado por la situación de su mujer, en coma desde hace años por un incidente del que él se autoinculpa. Su papel será decisivo en la resolución del caso tras conocer el pasado de Elísabet y colaborar con ella.


ÁNGEL CÍSCAR subinspector a las órdenes directas de la inspectora Bru, juega a varias barajas y levantará las sospechas de su jefa y del resto de sus compañeros por su posible implicación en el caso.


ÁLVARO BRU padre de la policía, que dedica su tiempo a fabricar albuferencs, unos barcos típicos para navegar por el lago de la Albufera de Valencia. La complicidad con su hija se irá resquebrajando a lo largo de la novela hasta sus confesiones finales, que reconstruirán toda la historia y encajarán las piezas del puzle.


IGNACIO DURÁN y el secuestro de su pequeño hijo Samuel son los desencadenantes de la trama. Este médico de doble vida y el descubrimiento de su relación con la red de pornografía infantil de la cual es uno de los cabecillas obligarán a la Policía y a la Guardia Civil a reorientar toda la investigación.


Sobre el autor


David Orange (Albalat dels Sorells, Valencia, 1982) es diplomado en Fisioterapia y licenciado en Comunicación Audiovisual. Desde el año 2010 trabaja como Ergónomo y Psicosociólogo para la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana, concretamente en el Hospital La Fe. Reside en Alboraya (Valencia) y compagina su actividad profesional con su gran pasión, la escritura. Con La Chica del Semáforo y el Hombre del Coche se convirtió en un auténtico fenómeno entre los lectores y se consolidó rápidamente como el autor independiente del momento.


@s.davidorange

@DavidOrangeS

 

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