El estreno de la versión ampliada de La dislexia de los conejos plantea una distopia sobre España dentro de 50 años
La
quinta propuesta del VII CICLE COMPANYIES VALENCIANES de
Sala Russafa supone el estreno como dramaturgo
del actor y creador audiovisual Miguel Serrano, quien también se
sube a las tablas, junto a Érika Molina, en la nueva versión de la
pieza.
· Convertida
en un espectáculo de una hora de duración, esta comedia con
un punto amargo alterna situaciones perfectamente
reconocibles de nuestra sociedad, llevadas un punto más allá en
el retrato de una imaginaria y aborregada España del 2068.
El
humor absurdo de los Monty Python o lo insólito de las reflexiones
de Mafalda se han convertido hoy día en la realidad española,
situaciones que 20 años más tarde forman parte de la vida cotidiana
y se asumen con normalidad. Darse cuenta de esto hizo que el actor y
creador audiovisual Miguel Serrano se inspirara para escribir su
primera pieza teatral, La
dislexia de los
conejos (https://www.youtube.com/watch?v=dAFJE4uB3b4).
Una obra de la que Sala
Russafa estrena el viernes 2 y sábado 3 de marzo su versión
ampliada,
dentro del ‘VII
Cicle Companyies Valencianes’,
que hasta el 29 de abril programa diferentes propuestas de danza y
teatro que animan la escena autonómica.
Conejos
Teatre, la formación creada exprofeso para llevar a las
tablas este proyecto, presenta este espectáculo
que formó parte de la última edición del Festival Russafa
Escènica. “La temática que sugerían este año para presentar
trabajos era la palabra camino y empecé a pensar que, con el que
llevaba nuestra sociedad, de aquí a un tiempo nos iba a faltar a
todos un veranito, que necesitaba hacer algo para intentar despertar
conciencias”, explica el autor. Así nació un texto que planteaba
una distopia sobre cómo será España en 50 años, realizando
un recorrido por distintas etapas del sistema educativo y haciendo
referencias a la clase política. “Tomé como punto de partida
cosas que ya estamos viviendo y las proyecté en como imaginé que
seríamos si seguimos por este camino”, recuerda Serrano.
El resultado
fue una comedia de 25 minutos con un punto
amargo y cargada de mensaje que se hizo, por
unanimidad y gracias a la innovación de su lenguaje escénico, con
el I Premio SGAE + Russafa Escènica, un galardón que
promueve que textos breves puedan convertirse en piezas de larga
duración.
Gracias al
premio, Serrano ha ampliado media hora más la obra,
desarrollando ideas que quedaron en el tintero en la primera versión
de esta historia a la que él mismo da vida, junto a Érika Molina.
“Son dos personajes asexuados, que indistintamente pueden
representar a un hombre o a una mujer, y que van recreando
situaciones absolutamente realistas, pero profundamente absurdas, que
retratan la sociedad que empezamos a ser pero, sobre todo, en la que
nos estamos convirtiendo”, comenta el autor y director de la pieza.
Críticas a
una escuela que incentiva el aborregamiento y falta de
espíritu crítico, donde las capacidades intelectuales de
los individuos son bastante cuestionables, se
entretejen en una serie de escenas que despiertan la risa, pero
también la conciencia del público. “La política se ha convertido
en un chiste negro y de mal gusto. Que condenen a la cárcel a un
rapero por mencionar en las letras de sus canciones la corrupción
demostrada de los políticos, mientras que ellos están en la calle,
es digno de una película de Berlanga. Pero sólo nos quejamos en las
redes y compartimos memes sobre el tema, ya no salimos a la calle a
protestar, a defender lo que tanto ha costado conseguir”, afirma
Serrano, que aspira con esta obra a que, entre carcajada y sonrisa,
también llegue al espectador la necesidad de romper con el
seguidismo y la resignación que prolifera.
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