Sara Barquinero retrata magistralmente en LOS ESCORPIONES las angustias, anhelos y obsesiones de una generación



Editorial Lumen. 816 páginas

Tapa blanda con solapas: 23,90€ Electrónico: 10,44€


LOS ESCORPIONES, la nueva novela de Sara Barquinero, retrata magistralmente las angustias, anhelos y obsesiones de una generación en constante lucha entre el deseo de la huida y la búsqueda incesante de pertenencia.


LOS ESCORPIONES es una novela de novelas: una obra narrativa titánica y misteriosa. Los protagonistas, Sara y Thomas, se ven envueltos en el entramado de una teoría de la conspiración dirigida por los poderes políticos y económicos, que pretenden controlar a los individuos a través de la hipnosis y los mensajes subliminales en libros, videojuegos y música para inducirlos al suicidio. Ambos llevan a cuestas desequilibrios emocionales y, mientras se teje entre ellos una relación inclasificable y poderosa, deciden investigar sobre esta secta cuyo nombre es el de una de las pocas especies animales que prefiere matarse antes que seguir soportando el dolor.


Desde la Italia de los años veinte, pasando por el sur profundo de Estados Unidos en los ochenta, hasta llegar a la época actual en Madrid, Bilbao, un pueblo perdido de la España rural y Nueva York, esta es una historia sobre la angustia existencial, la soledad y la necesidad de creer en algo, sea lo que sea, para encontrar el sentido a la vida.


Sara Barquinero brinda una experiencia de lectura que obsesiona, inquieta y arrastra al lector hasta el final.


EN PALABRAS DE MARÍA FASCE, EDITORA DE LOS ESCORPIONES


«Macronovela titánica, historia de amor, retra­to de la sociedad capitalista, del ansia humana de abolir el dolor y del mundo desquiciado de la deepweb: Sara nos lleva desde la España de hace unos años a la Roma de los años veinte, la Nue­va Orleans de fines de los setenta y finalmente a un futuro muy próximo, como el Houellebecq de El mapa y el territorio. Su estilo se impregna de lo que narra en cada momento y suena a veces a Ottessa Moshfegh o a Elsa Morante o a John Fante, si no fuera porque Sara Barquinero ya es ella misma. Oscura y fascinante. Los Escorpiones significa para Sara el proyecto más importante de su corta vida: diez años gestando esta novela de novelas que, no me cabe duda, marcará un hito en la literatura española de estos años».


QUÉ ENCONTRAREMOS EN LOS ESCORPIONES


Hay una manera corta de explicarlo: Los Escor­piones es una novela de novelas, una obra narrativa fascinante y misteriosa. Pero también hay una ma­nera un poco más extensa de contar qué se siente al caer por esa madriguera que Sara Barquinero ha dispuesto para nosotros en su segunda, monu­mental y apabullante novela. Los Escorpiones es un thriller psicológico, y también una novela filosó­fica, y también una crónica del delirio colectivo que es resultado de la adicción a las redes sociales, a la creación de identidades falsas y avatares y a la peligrosa creencia de que los jóvenes solo podrán encontrar la amistad, el amor o el reconocimiento a través de Internet. Barquinero ha escrito una nove­la que en realidad son cinco, y que más allá de los dispositivos narrativos que propone, también es un mapa para comprender la adicción, el pesimismo contemporáneo y la conspiración como única fe posible para una generación sin más dioses a los que rezar que los mártires de sus videojuegos o las microcelebridades de la red.

Las cinco novelas o partes que conforman la ambiciosa obra de Barquinero llevan los títulos de Cambiatuvida.exe, El perro mexicano, Bajo astral, Tarde para todo y Los Escorpiones. Como podemos intuir desde el intrigante prólogo que abre el libro, los protagonistas de estas páginas serán Sara y Thomas, dos jóvenes radicalmente distintos que sin embargo están destinados a en­contrarse en su apasionada búsqueda de pistas alrededor de la secta que les obsesiona, la de Los Escorpiones. Lo saben por sus búsquedas en fo­ros, por sus lecturas cruzadas, por su interés hacia la comunidad de gamers de Los Hijos de Orión: hay alguien ahí fuera, un grupo u organización, desde la que están dispuestos a inducir al suicidio a jóvenes ansiosos y apesadumbrados, pero crea­tivos y curiosos, justo como ellos. Así que después de enfrentarse a una serie de trágicas pérdidas, de encuentros con usuarios violentos y de esce­nas macabras que sin embargo pasarán a formar parte de su día a día, Sara y Thomas, que a su vez llevan a cuestas desequilibrios emocionales, te­jerán entre ellos una relación inclasificable, e in­vestigarán esta secta cuyo nombre es el de una de las pocas especies animales que prefiere matarse antes de seguir soportando el dolor…

Sara y Thomas no son los únicos personajes a los que amaremos y odiaremos a partes iguales. Esta es una historia con múltiples antihéroes po­derosos, con personajes a los que, incluso si mu­chas veces no les vemos ni la cara, acabaremos recordando como si hubieran sido fabricados con el material del que están hechos nuestras más ex­trañas pesadillas. Seres humanos doloridos, des­confiados, cínicos, verdaderos… que se debaten entre la angustia existencial, la soledad y la nece­sidad de creer en algo para encontrar el sentido a esta vida.



SINOPSIS POR PARTES


Prólogo

¿Qué hacen Sara y Thomas maniatados en ese zulo? ¿Y por qué la voz narradora nos habla de suicidio, Super Mario 64, budismo, New Balance y Sócrates? El angustiante y maravilloso prólogo de Los Escorpiones sienta las bases de la tensión que nos vamos a encontrar en sus cientos de pá­ginas posteriores. Solo es una píldora del terror y la belleza que Sara Barquinero conseguirá meter­nos en el cerebro.


Cambiatuvida.exe

Todo empieza con la desaparición de Javier en Madrid. A Sara le intriga su ausencia en una cita que habían pactado y, como cualquier mile­nial rechazada, elabora todo tipo de teorías para convencerse a sí misma de que el chico al que estaba conociendo tenía un motivo de peso para hacerle ghosting. Hasta aquí podría tratarse de una historia más que convencional para explicar los amores y desamores de nuestro tiempo, pero… pero nada de eso. En realidad, si Javier no ha ido al encuentro de Sara es porque está muerto. Tiene sentido que los dos jóvenes hubieran conectado. Él era otro bicho raro como Sara, un friki como ella. Un adicto, quizá, a elaborar teorías propias, o a in­vestigar las de los otros, como durante toda esta parte hará ella. De hecho, la muerte de Javier tiene que ver con aquello que desde ahora se convertirá en el motor de la vida de Sara: la investigación de una serie de foros, tesis online, artículos demen­ciales, videojuegos descatalogados, mensajes en redes sociales, teorías extrañas sobre la adicción de los niños a la música de Pokémon, profundida­des de la Deep Web, etcétera. El punto en común de toda esa información tiene que ver con la idea de la liberación última, esto es: con la idea de un suicidio necesario para una generación sumida en el desasosiego y en la precariedad. Por esta pri­mera parte se pasearán una serie de nombres que en adelante serán fundamentales en la novela: el de Fabrizio Canturelli, el de Seymour Tyler, el de la familia D’Alessandro, Los Hijos de Orión… Pasa­rán algunos meses entre la muerte de Javier y el encuentro de Sara con Fabrizio en Barcelona. En realidad, Fabrizio es solo su apodo, que está inspi­rado en uno de los nombres clave de la trama. Su verdadero nombre es Manuel, y con él empezará una relación tóxica basada en el sexo, en las con­fidencias, pero sobre todo en el intercambio de in­formación sobre todas las teorías que manejan a propósito de lo que empieza a vislumbrarse como esa secta cuyo propósito es inducir al suicidio a la gente joven. ¿Qué pasará con Sara? A lo largo de toda esta parte, tememos por su salud mental, por su obsesión con algo que parece tan oscuro como inútil, ¿podrá alejarse de toda esa locura?


El perro mexicano

Esta es la parte de Thomas, un músico de trein­ta y pico años, apesadumbrado y drogadicto, que se ha mudado a un pueblo de la España vaciada con su perro Mayordomo. Aparentemente, nada en su vida tiene relación con las investigaciones llevadas a cabo por Sara en la parte anterior, pero conforme su historia avanza, entendemos que todo lo que rodea la vida de este adicto al PCP sí guarda relación con aquellos pálpitos oscuros de la parte anterior. Al comienzo, Thomas recibe un email de una antigua compañera en el que esta le enlaza un post de Reddit sobre algunos extraños sucesos que habrían ocurrido con el alumnado de la Universidad de Oklahoma, institución en la que precisamente se conocieron ellos. Thomas reen­vía el post a Julián, tal vez la única persona de Ma­drid que se preocupa por su salud física y mental desde que decidió huir a ese pueblo para compo­ner su música. A través de una serie de conversa­ciones con los vecinos nos enteramos del verda­dero motivo de la huida de Thomas: la muerte de su esposo, Ángel, que le sumió en una depresión. Aunque parece que Thomas se va sintiendo cada vez más cómodo en el pueblo, y especialmente con Spencer, una chica con la que empieza a dro­garse y a tener conversaciones delirantes sobre música, sobre muerte, sobre aspiraciones impo­sibles…, también a su alrededor comienzan a pro­ducirse una serie de sucesos extraños, que ya no sabe si tienen que ver con el efecto de la droga o con una suerte de conspiración fantasmal contra él. Al final, ese fantasma solo será la certeza de

que tiene una acosadora que le ha seguido hasta el pueblo. De entre todas las atrocidades y atenta­dos que comete su acosadora, quizá el más ino­cente de todos sea el que llamará nuestra aten­ción si hemos leído el índice de Los Escorpiones. En un momento dado, hacia la mitad de esta par­te, Thomas escucha un ruido en la entrada de su casa y descubre que alguien le ha dejado un libro. Se trata de Bajo astral.


Interludio 1: Girl Next Door

En este interludio, dividido a su vez en dos par­tes, nos encontramos primero con una vuelta a la infancia de Manuel, y un retrato de lo que signi­ficó para él y para su generación crecer con toda esa información, con ese acceso infinito a foros y a las posibilidades de engañar o ser engañados por usuarios tras los que vete tú a saber qué iden­tidades se ocultan. Este momento nos permite descubrir la pasión contemporánea por el encu­brimiento, por la mentira, por ese desdoblarse en mil identidades ante la imposibilidad de confiar en nuestra verdadera identidad. Por otro lado, en la segunda parte vemos cómo Manuel, o Fabri­zio, ahora escondido bajo la identidad de Marta, irrumpe en la vida de Sara por la necesidad de contarle los avances en sus investigaciones sobre todo el tema de los juegos, el suicidio, la familia italiana, la posible secta de suicidas… y también para regalarle un libro que acaba de editarse en castellano y que cree que Sara debe leer sí o sí. El mismo que apareció en la vida de Thomas. La ter­cera parte de Los Escorpiones no es otra cosa que la reproducción de dicha novela.


Bajo astral. Una novela de Margherita Vitale

Este es el documento central de Los Escor­piones, el más exquisito, que hace pensar en toda una tradición literaria italiana. Nos lleva a encon­trar resonancias con los estilos luminosos de Na­talia Ginzburg, Elsa Morante o incluso Alda Merini, pero también nos hace pensar en otros clásicos universales como el Marqués de Sade. Se trata del diario personal de la aristócrata Margherita Vitale, recuperado por la nieta de la autora, y pu­blicado por la importancia que tiene para enten­der el ascenso del fascismo en Italia en los años veinte y sus resonancias con nuestro presente. Está escrito en un estilo intimista, que muestra la hipocresía de una clase social elitista —ahí las re­sonancias con el pensamiento de Thomas— que quiere someter a las masas —ahí las resonancias con las búsquedas de Sara— a través de una serie de experimentos y juegos que Margherita sugiere, entre sus constantes referencias a problemas de salud mental, envidia o celos. La lectura de esta novela nos hace pensar en todo momento en qué pensarán a su vez Sara o Thomas cuando la lean. En qué conexiones harán sus mentes. El juego de la novela dentro de la novela recuerda también a la propuesta experimental de una novela de nove­las como lo es Fortuna, de Hernán Díaz.


Interludio2: Todestrieb

Ahora es septiembre de 2021, estamos en Bilbao, y lo que nos espera es una triangulación especta­cular: con motivo de la inauguración de la exposi­ción de Rafaella Vitale, artista y nieta de la autora de Bajo astral, Thomas acepta dar un concierto con su nuevo material musical en el auditorio del Guggenheim. Allí se topa, por fin, con Sara, quien también ha asistido a la exposición, obsesionada igualmente por Bajo astral, pero también intrigada por la música de Thomas, cuyo disco está repleto de referencias veladas a la teoría de la conspiración que les une. En realidad, Sara tiene mucha más in­formación que Thomas, y como aún está supera­do por todo lo que le pasó en el pueblo, al principio no quiere saber nada de lo que ella le cuenta, pero conforme hablan y comparten impresiones sobre Bajo astral, sus miedos, dudas y sospechas van co­brando otra dimensión. Al final, una muerte ines­perada y violenta en el centro de arte los lleva a fir­mar un pacto de colaboración. Es como si estuvie­ran destinados a encontrarse. Al final del interludio, Thomas lee otro relato definitivo para su búsqueda: las confesiones de Seymour Tyler.



Tarde para todo

Ahora llegamos a la parte de Seymour Tyler. Su nombre ya había aparecido desde el princi­pio, asociado a teorías sobre Los Hijos de Orión y a los foros de suicidas, pero es ahora cuando cobra todo su sentido y protagonismo. La novela de Seymour es, como en el caso de la de Marghe­rita Vitale, un relato en primera persona, aunque situado en Estados Unidos en los años setenta. Al contrario de lo que ocurre con la confesión dia­rística de Vitale, aquí la voz de Tyler no tiene las pretensiones literarias de Bajo astral, sino que es puramente confesional. Un testimonio político, crudo y potente de su relación con Allison, una chica que trabaja para Michael D’Alessandro, una especie de mafioso dueño de varios bares y loca­les de Nueva Orleans —el Maryland, el Lost Woods y, sobre todo, el Scorpio—, del que iremos intuyen­do algunos crímenes, y cuyas pistas, a los lecto­res, nos evocarán nombres y situaciones relati­vas a las conspiraciones de los videojuegos que ya hemos aprendido de las lecturas de Thomas y Sara. Como ocurría con Bajo astral, la historia de Seymour Tyler puede leerse casi de manera inde­pendiente. Es una suerte de thriller con tintes de realismo sucio que nos dejará con ganas de saber más sobre sus secretos.


Interludio 3: Sol negro

Es la historia de Martin, ambientada en Nueva York a finales de 2024. Martin trabaja para un fon­do de inversiones y ha desestimado colaborar con la empresa de entretenimiento Orion Games, cuya CEO es Michaela D’Alessandro. A Martin se le da bien su trabajo, pero también quiere que se le den bien las mujeres, y está obsesionado con Saman­tha. El mismo día que va a salir con ella a un local de moda llamado Inferno, recibe un email de la CEO de Orion Games en el que le propone quedar en la sede de la empresa. Una vez allí, Michaela invita a Martin a probar un juego, y él se vuelve instantá­neamente adicto, jugarlo es un subidón, casi como una droga. Martin consigue salir de allí a tiempo para llegar a su cita con Samantha. La sensación extraña que el juego le ha dejado en el cuerpo no se le va. Una vez llega al local, se encuentra de súbito con Michaela D’Alessandro, que quiere invitarle a una copa. ¿Está soñando? ¿O qué maldita relación hay entre el Inferno y Orion Games?


LosEscorpiones

Septiembre de 2024, en Madrid: volvemos a Thomas, a sus drogas, a su música, a sus dudas sobre el matrimonio. Marzo de 2025, Madrid: vol­vemos a Sara, que lamenta la muerte de Mayor­domo y que se enfrenta al regreso del camaleó­nico Fabrizio/Manuel/Marta a su vida. Invierno de 2025, Nueva York: Samantha está obsesionada con lo ocurrido en el Inferno, con la figura maligna de Michaela D’Alessandro, y además no encuentra a Martin por ningún lado, así que decide buscarlo hasta que encuentra un foro en el que le presta­rán ayuda. En adelante, las tramas de todos ellos se entrecruzan. Están todos cada vez más cerca los unos de los otros. Embebidos por sus descu­brimientos, Sara y Thomas deciden dejarlo todo en España y viajar a Estados Unidos. Hay tantas triangulaciones, tantas evidencias de que la cons­piración es real, tanta paranoia y oscuridad, que parece que se hayan vuelto locos. Es aquí cuando volvemos al prólogo, al angustioso momento del comienzo. Thomas y Sara están en la parte trase­ra del local de moda por haber intentado husmear en extremo. Han cabreado a Michaela D’Alessan­dro, pero más se van a cabrear con ellos mismos cuando descubran que la han acusado de cosas horribles. Cuando descubran que se han comido una serie de loquísimas teorías que solo son fruto de los delirios de miles de internautas aburridos en sus casas. Nadie ha desaparecido porque sí. Ningún videojuego ha matado a nadie. Ninguna música siniestra está sometiendo a nadie. No es necesaria una teoría de la conspiración para de­mostrar los males del mundo. Lo único que nos está sometiendo y matando es… el capitalismo.


Epílogo

Todos necesitamos creer en algo. Incluso Sara y Thomas, que son tan listos, deben creer con fuerza en algo que dé sentido a sus vidas. Incluso si saben que esa creencia es falsa. El final del libro, en este epílogo, en Nueva York en 2025, es senci­llo, abierto, sutil y esperanzador.


DATOS CURIOSOS DEL PROCESO DE ESCRITURA


El primer boceto de Los Escorpiones se le ocurrió cuando estaba en tercero de la carrera de Filosofía, es decir, en 2016, a los veintidós años, una época en la que Sara Barquinero estaba en­tusiasmada con ciertos autores estadounidenses de renombre. Aunque en aquel tiempo ya escribía ficción, le parecía imposible llevar a cabo su pro­yecto. Ya en 2018, en una época difícil para ella, en la que investigaba en Internet sobre por qué nos quitamos la vida, dio con el foro del suicidio al que constantemente se hace alusión en el libro. Por­que el foro del suicidio es real. Se trata de una web que ha tenido problemas legales tras la muerte de varios jóvenes y adolescentes que participaban en ella. La web ha ido cambiando constantemente, es un lugar lleno de testimonios complejos y parte de la inspiración para algunas de las primeras es­cenas de Los Escorpiones.


La novela tiene 816 páginas, pero la autora se deshizo de alrededor de 500 a lo largo del proceso de creación de los personajes y de las tramas. A Barquinero le apasionan los relatos de largo alien­to, las construcciones complejas de personajes, los desarrollos extensos de las tramas. En sus pro­pias palabras, «se me da mal escribir corto. Cuan­do comencé a escribir la gente me recomendaba escribir relatos y creo que jamás he conseguido escribir uno. Por otra parte, me gusta pensar que también me resisto un poco al imperativo de hacer libros breves rápido para estar siempre ahí. Pero con honestidad creo que no es una decisión».


Más allá de su obsesión por los foros de sui­cidio, Sara Barquinero frecuentó centenares de ví­deos de YouTube en los que se analizan las teorías conspiranoicas que hay tras los videojuegos más icónicos de nuestras infancias, incluyendo las teo­rías sobre el Pueblo Lavanda de Pokémon o sobre Super Mario. Ella misma reconoce tener un pasado friki, en el que jugó mucho pero en el que estudió más sobre los juegos que le interesaban, especial­mente los categorizados como «malditos», y su lore explicado en Internet. «Me vicio mucho a In­ternet», cuenta Barquinero, «pero no de la forma “habitual”. No paso tanto tiempo viendo stories de gente sino en quora, reddit o cuentas de IG o TikTok de teorías de la conspiración». A lo largo de su vida

Sobre la autoraha tenido varias personalidades en dichos foros, ha frecuentado la Deep Web y acumula toneladas de anécdotas divertidas y alocadas sobre esas horas y horas invertidas en leer sobre conspiraciones.


Fue en estas búsquedas como dio con la le­yenda urbana de Polybus, convertida, según Xa­taka, en «mito pop», que también es central en la creación de Los Escorpiones. Como explica Sara Barquinero, «Polybius es un supuesto videojuego de arcade lanzado en 1981 que causaba efectos de­vastadores a sus jugadores (locura, estrés, pesadi­llas, suicidio, mareos, epilepsia, vacíos de memoria) pero era muy adictivo. Supuestamente, el juego fue fabricado por una empresa llamada Sinneslöschen (pérdida de los sentidos o no sentir nada). Los ju­gadores decían ver caras fantasmales por el rabillo del ojo recorriendo la pantalla del juego, casi im­perceptibles, así como mensajes que incitaban al suicidio o al conformismo, tales como Kill yourself, No imagination, No thought, Honor apathy, Do not question authority o Surrender. También hay una teoría por la que dos hombres de negro eran los que ponían y quitaban los juegos o tomaban notas sobre los consumidores».


El hecho de que uno de sus protagonistas se llame como ella, Sara, solo forma parte de un juego. «Llamé Sara al personaje porque me hacía gracia que alguien pudiera comenzar la novela y pensar que es real todo y que a mí me ha pasado todo esto». Así, de la misma manera en que mu­chos de los referentes están basados en persona­jes reales, o inspirados en escritores conocidos, o contagiados por momentos históricos posibles de rastrear para cualquier lector, a Sara Barquinero le resultaba divertido pensar que toda la trama de su Sara podría llegar a ser asumida como una suerte de autoficción. ¿Un reto, tal vez, para los lectores contemporáneos, en tiempos en los que la distan­cia autor-narrador parece haberse difuminado?


Más allá del desdoblamiento de Sara, el dúo que más le gustó escribir a ella fue el de Fabri­zio, tanto el que vivió en Italia en los años veinte como el coetáneo a Thomas y Sara. Sin embargo, Barquinero cree que el personaje que mayor éxi­to tendrá entre sus lectores será el de Margherita Vitale, de quien recupera un diario olvidado, quizá como homenaje a un momento cultural en el que las autoras y editoras se dedican en cuerpo y alma a homenajear a escritoras olvidadas del pasado —La música es muy importante en la trama de Thomas. Sara Barquinero escribió Los Escorpio­nes con Godspeed You! Black Emperor sonando de fondo. Además, cuenta, «leí bastante sobre teoría musical cuando escribía la parte de Tho­mas. Musicofilia de Oliver Sacks y Gödel, Escher, Bach, por ejemplo. Pero mi mayor fuente de infor­mación es Internet». En esas búsquedas sobre teoría musical fue donde encontró información sobre las drogas auditivas que se mencionan es­pecialmente en la segunda parte de la novela, y que estuvieron bastante de moda hace una dé­cada. https://i-doser.com «Las más curiosas son una que promete la revelación espiritual y tam­bién otra que hace experimentar la eternidad del dolor en el infierno. Se basan en sonidos binau­rales y tuvieron un lore muy extenso de gente que subía vídeos de sí mismos probándolo».


Cualquiera que lea esta novela, sentirá cierto desasosiego, como si de tanto hablarnos de video­juegos que «matan» a personas, en verdad fuera Los Escorpiones lo que va a acabar con nuestra vida. La propia autora sintió miedo no tanto al escribir su libro como al planificar la trama. Tan­to es así, que, aunque habitualmente ella escribe de noche, la primera parte es lo único que en toda su vida ha escrito por las mañanas, para evitar esa sensación de frío en el cuerpo: «Si yo me hubiera puesto a leer o escribir sobre mensajes suicidas a las tres de la mañana, luego no habría podido dormir. Es probable que esa sensación que tuve en el proceso de escritura podría transmitirse a los lectores…».


Por último, para Barquinero hay una serie de referencias fundamentales a la hora de escribir este libro: series como Utopía, de Channel 4, pe­lículas como La mecánica de los fluidos, de Gala Hernández, libros como Vernon Subutex, de Vir­ginie Despentes, y el pensamiento, en general, de Mark Fisher, pues no olvidemos que ante todo nos encontramos ante lo que podríamos denominar una suerte de «thriller filosófico» de primer nivel.


Sobre la autora


Sara Barquinero  (Zaragoza, 1994) es Doctora en Filosofía. En 2018 obtuvo una beca de creación en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en la que escribió su nouvelle Terminal (Milenio, 2020). Ha obtenido el Premio de ensayo Valores Universales de la Fundación Unir en 2016, el Premio Virginia Woolf de relato en lengua inglesa en 2017, el Premio del IAJ de creación artística y tecnológica en la modalidad de literatura en 2018, el Premio Voces Nuevas de poesía de la Editorial Torremozas en 2019 y ha sido considerada autora revelación de las letras españolas 2021 por la revista Woman. Tras Estaré sola y sin fiesta (2021), Lumen publica Los Escorpiones  (2024).

 




 

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