Mayte Uceda nos traslada a Cuba en EL MAESTRO DE AZÚCAR, una novela colonial que retrata la lucha ante las injusticias, los límites de la maldad y la fuerza del amor


 


Editorial Planeta. 512 páginas

Tapa dura con sobrecubierta: 21,90€ Electrónico: 9,99€


Dos jóvenes unidas por el mismo destino: emigrar por amor y lealtad a la familia. Pero ¿qué sucederá cuando nada sea como esperaban? Una isla exótica que oculta bajo su luz antiguos odios y venganzas cambiará sus vidas para siempre.


El maestro de azúcar, de Mayte Uceda, es una gran novela colonial que traslada a los lectores hasta la isla de Cuba, donde se mezclaban ricos hacendados temerosos de perder sus privilegios con antiguos esclavos, criollos y aliados dispuestos a que todo cambiase en aras de la libertad. Con una ambientación histórica extraordinaria, Mayte Uceda recrea a la perfección la difícil convivencia en los ingenios, los abusos sobre los habitantes de los batey y las injusticias de una sociedad que seguía negando a las mujeres el derecho de valerse por sí mismas.

Norte de España, 1895. Dos mujeres abandonan la apacible villa de Colombres para viajar a la lejana isla de Cuba. Sus motivos no pueden ser más distintos. Mar, la hija del médico del pueblo, emprende la larga travesía siguiendo a su padre, que ha recibido la oportunidad de dirigir un consultorio en una plantación de azúcar llamada Dos Hermanos. Paulina, viuda demasiado joven y de origen humilde, se ve obligada a embarcar para contraer matrimonio con el prestigioso maestro de azúcar de la hacienda, un hombre a quien no conoce más allá del contenido de algunas cartas. La primera sueña con ser médico y no tiene interés ninguno en casarse; la segunda se pregunta si será feliz con su inminente esposo.


«En la hacienda ella solo era una mujer sospechosa que no había logrado ganarse el corazón de nadie. Y ese pecado era el mayor que podía cometer una mujer.

«Al diablo con él.»


Sin embargo, el desembarco en Cuba viene precedido de una dolorosa pérdida, fruto de una epidemia que se extendió entre los pasajeros. Al poco tiempo de llegar a la hacienda, Mar se da cuenta de las injusticias y las desigualdades que se dan a diario en la plantación dirigida por la patrona doña Frisia. Y también se percata de la atracción, compartida, que le despierta el maestro de azúcar. Pero en Cuba las cosas no son como en Colombres. La isla anda revuelta y los emigrantes españoles que hicieron fortuna o encontraron trabajo no están dispuestos a que tambalee su mundo y sus privilegios. Tampoco los africanos, tan presentes en la isla, con sus bondades y sus maldades. Aunque Mar, horrorizada por las normas de Frisia, no está dispuesta a tolerar los abusos. Y poco le importará estar en el punto de mira.


«Su respiración se entrecortó. ¿Qué haría con eso? ¿Qué haría con las ganas de dejarse caer contra su pecho y hundir la cara en su cuello? ¿Qué haría con la pretensión inaplazable de refugiarse en él y aspirar su olor a melaza?»


UNA GRAN NOVELA COLONIAL QUE RETRATA LA LUCHA ANTE LAS INJUSTICIAS, LOS LÍMITES DE LA MALDAD Y LA FUERZA DEL AMOR


El maestro de azúcar es una fantástica novela cuyos personajes se ven arrastrados por un momento histórico convulso. La lucha por evitar las injusticias sociales, los límites del bien y del mal, la venganza y la crueldad se contraponen al amor, la humanidad y la valentía que encarnan sus protagonistas. La adictiva y sorprendente trama y unos personajes caracterizados desde la emoción son dos de los grandes motivos para acercarse al nuevo libro de Mayte Uceda. El otro es la magnífica ambientación histórica. A lo largo de las páginas, los lectores viajan hasta el agónico final de la Cuba colonial, experimentando la tensión creciente que se vivía en una hacienda y haciéndola extensible al clima social cubano. No en vano, esta ficción, tan viva y verosímil, se sitúa a las puertas de la Guerra Necesaria, que daría la independencia a la isla.


«El deseo de descubrir el mundo fuera de aquel reducto de calma la había enfrentado a una cruda realidad: no estaba preparada para asumir la verdadera esencia del ser humano. Tampoco la brutal naturaleza de aquello a lo que llamaban civilización.»


Así, la autora describe a una sociedad formada, entre otros, por indianos enriquecidos, emigrantes españoles, revolucionarios, criollos, mestizos, chinos y africanos de distintas etnias y con un pasado ligado a la esclavitud y un presente condenado por los abusos de poder.


Precisamente, ligados al contexto histórico destacan temas como las durísimas condiciones de trabajo de los ingenios, el choque cultural y religioso, el salvajismo y el maltrato, la moralidad europea, el papel sumiso y dependiente de las mujeres —atadas al matrimonio y sin acceso a los estudios—, los avances en la medicina y las enfermedades más frecuentes, el uso de fármacos como los jarabes de heroína y otras drogas como la trompeta de ángel.


Además, la narración deja patente la existencia de mundos distintos con el contraste abrumador entre Cuba y Colombres, la localidad asturiana de la que es originaria la familia Altamira. Un contraste que también viven las protagonistas, quienes, a su vez, deberán ser capaces no solo de sobrevivir, sino de tomar partido antes de que todo estalle.


«Le repugnaba la forma en la que se sostenía la industria de la isla, usando en sus inicios mano de obra esclava que había devenido en una masa de asalariados sometidos a las injusticias de los patrones. Pero, por otra parte, los africanos mantenían sus costumbres, sus ritos, en ocasiones brutales, y las supersticiones chocaban con la regia doctrina católica, que dominaba la vida y la muerte de los blancos.»


«El resentimiento de unos hacia otros iba en aumento a medida que los blancos trataban inútilmente de desafricanizar lo que habían africanizado. Hasta que estallaba un nuevo grito que provocaba rebeliones, incendios y ajustes de cuentas. Algunas veces los sucesos habían desembocado en una guerra; otras, las que más, la conjura se reducía a rebeliones aisladas que no conducían a nada, pero que generaban nuevos odios sobre los antiguos. Y así una vez tras otra. En aquellos momentos, estaban atravesando un periodo álgido de consecuencias imprevisibles. Todo podía suceder.»


LOS PERSONAJES MÁS RELEVANTES


Mar Altamira. Es una mujer de buena posición que ya ha llegado a la treintena sin haberse comprometido con ningún hombre. Y sin sentir que debía hacerlo. Muy unida a sus padres, su vocación es la medicina y el cuidado de todas las personas, aunque la Universidad no admite a mujeres. Determinada, su visión de la vida se tambalea en la isla de Cuba donde es testigo de demasiadas atrocidades. Se siente unida a Paulina, y trata de que su inevitable interés por el maestro de azúcar no vaya a más. Pero los sentimientos son muy difíciles de frenar. Como también el rechazo que le produce Frisia, de la que desconfiará desde el principio.


«Mar tenía la sensación desde hacía días de que algo se había descolocado en el mundo, las piezas no encajaban como debían hacerlo. El cielo, el aire que respiraba, la cadencia del tiempo, era como si todo se hubiese quebrado en algún punto del camino hasta llegar allí. Aquel sitio parecía estar compuesto por los restos maltratados de la civilización, por pedazos de mundos distintos, arrancados de su lugar de origen, sin ninguna esperanza de futuro.»


Paulina. Casarse con el maestro de azúcar es, para ella, una forma de mejorar su vida y también la de su familia. Perdió a su marido siendo muy joven y Paulina todavía mantiene vivo su recuerdo. Admira a Mar, a la que considera su única amiga y confidente, mientras que poco a poco comenzará a sentirse más cómoda con su prometido. Pero Paulina, de forma inesperada, conocerá el lado más oscuro de Frisia, y deseará mantenerse alejada de ella en todo momento.


«Cada minuto que pasaba a su lado, Paulina trataba de convencerse de que era un buen hombre. Analizaba al detalle sus ademanes, reparaba en el sonido de su voz, trataba de sonreír cuando él la miraba y, en cuanto a esto, tuvo que admitir que Víctor nunca mantenía los ojos fijos en ella. Caminaba y hablaba mirando, indistintamente, al suelo, al cielo o al horizonte.

Conjuró la imagen mental de la tarde en que lo había descubierto contemplando a Mar con una ternura desconcertante, y se sorprendió al advertir cuánto le molestaba que lo hubiera hecho.»


Frisia Noriega. Casada con el propietario del ingenio, Frisia es una patrona despiadada y arrogante que no dudará en manipular a quien esté a su alrededor para conseguir sus fines. No muestra ni un atisbo de humanidad hacia los trabajadores de su hacienda, ni siquiera hacia su marido Pascual, aquejado, al parecer, de un trastorno mental. Tan solo le preocupa mantener el orden establecido y proteger a su hijo

Pedrito, un niño tan cruel como ella acostumbrado a maltratar a los africanos. Siempre se presenta acompañada por su leal Orígenes, un criado corpulento de aspecto amenazante que, al igual que su patrona, esconde inquietantes secretos.

«Aun en la distancia, Víctor la vio apretar la mandíbula. Si hubiera podido matarlo allí mismo, lo habría hecho. Lo habría barrido de la faz de la Tierra como se barre una cucaracha molesta. Y no se equivocaba. De no ser porque lo necesitaba para obtener el mejor grano, Frisia ya le habría pedido a Orígenes que le secuestrara el alma y que hiciera con él lo que quisiera.»


Víctor Grimani. El maestro de azúcar es un hombre culto y fascinante que no duda en pisar los barracones, donde residen los trabajadores en peores condiciones. Se relaciona con todo el mundo, pero es muy consciente las tensiones que hay en la hacienda. Levanta las sospechas de Frisia, quien lo ve como un posible conspirador. Él es consciente del valor que aporta al ingenio con su trabajo, tan necesario para los buenos números de la plantación. Se ve sorprendido por la presencia y el comportamiento de Mar, a quien considera una mujer atractiva y valiente. Él también cree que vale la pena luchar en contra de lo establecido.


«Escuchar a Víctor Grimani le parecía tan estimulante que deseaba que siguiera hablando, porque solo así podía mirarlo a los ojos sin parecer insolente. El rostro del maestro adquirió para ella unas connotaciones únicas que lo distinguían de los demás. Solía ocurrir en las primeras etapas de las relaciones humanas, cuando lo que se ve y lo que se siente se unen para conformar un todo.»


Justino Altamira. El padre de Mar, casado con doña Ana, ambiciona algo mejor para su carrera y también para sus hijos. Siente que es una gran oportunidad ir a Cuba para hacerse cargo del dispensario de la hacienda de Frisia durante unos años. El dinero, el conocimiento y la buena fama le esperan. Pero la decisión ya tiene unas duras consecuencias durante la travesía en alta mar. Tras un fuerte golpe emocional, Justino deberá salir adelante y ejercer la medicina tal y como le ha inculcado a su hija: haciéndola extensible a todo aquel que le necesite.


«La única preocupación de Ana consistía en ocuparse de las plantas del jardín y elaborar con ellas sus saquitos medicinales, con los que le hacía la competencia a la ciencia moderna. Eso, que tanto le había molestado entonces, lo añoraba ahora con toda el alma. Lo había sacrificado todo por un anhelo, por el sueño de constituir junto a sus hijos una clínica en la ciudad de Gijón que llevara su nombre. Y había acabado trabajando para una mujer enferma de maldad.»


Basilia. La criada de los Altamira sufrió un inesperado revés tras casarse con Diego. Él, que se fue a la isla de Cuba, la abandonó por carta porque su gran deseo era ser padre. Y ella no le había podido dar descendencia. Basi tuvo que cargar con el estigma de la infertilidad y del rechazo de su marido. Para ella, su esposo está muerto y en el infierno. Sin embargo, la mujer, muy unida a la familia de Mar, insiste en ir hasta Cuba, a pesar del incómodo reencuentro.


«Se armó de valor y asomó la cabeza por el umbral de la cocina. Cuando lo vio, pensó que iba a desmayarse allí mismo. Sin embargo, y por la gracia de Dios, resistió, aunque su corazón amenazaba con matarla a golpes.»


Diego Camblor. El mayoral de Dos Hermanos es un hombre depravado y promiscuo que se esconde bajo el disfraz de la desgracia y la desvergüenza. Después de tantos años, la llegada de Basi le trastoca y, al principio, se muestra temeroso. Pero está acostumbrado a imponer la fuerza, también sobre las mujeres. Así que le impondrá su voluntad a Basi aprovechándose de la bondad de su todavía esposa a ojos de Dios y la Iglesia. El mal también se alberga en él.


«Diego había cruzado líneas que no admitían el retorno a la normalidad. Dentro de ella, algo se quebró para siempre. Lo notó entonces y lo notaba en ese momento, mientras miraba a Diego con todo el desprecio de su corazón acumulado en los ojos.»


Mansa. Es el líder de los africanos del batey. No deja que los blancos se inmiscuyan en sus asuntos, pero sí tolera al maestro de azúcar, con el que le une una peculiar amistad. A Mar le chocan algunas de sus decisiones, pero comprenderá, en parte, los límites impuestos.


«Mansa le decía a su gente que debían olvidarse de África, que jamás pisarían la tierra de sus padres, que su misión en la vida era hacer de aquella isla su nuevo hogar y conquistar su independencia de los blancos.

«Esa e la cosa.»


Solita. La pequeña es una doméstica que acompaña a Mar a todas partes. La protagonista sentirá afecto por la niña desde el principio y no tolerará, en ningún caso, las burlas y el maltrato que recibe del hijo de Frisia. Un maltrato que irá a más y le hará protagonizar escenas dolorosas. Solita es una superviviente que nunca ha sabido que es el calor del hogar, a pesar de ello mantiene en parte la inocencia infantil.


«Al bajar la mirada vio a Solita aún agarrada a su falda, observándola con sus grandes ojos negros. Mar le rozó la mejilla con el dorso de la mano, ignorando que aquella era la primera caricia que la pequeña recibía en la vida. Solita sintió una inmediata sensación de bienestar que la hizo sonreír de oreja a oreja.»


Sobre la autora

Mayte Uceda (Asturias). En el año 2009, impulsada por el deseo de escribir historias, comenzó su primera novela, Los Ángeles de La Torre, un romance con tintes paranormales que autopublicó en 2013 y que tuvo una excelente acogida. Un amor para Rebeca (2014) se mantuvo más de un año entre los más vendidos de Amazon y fue traducida al inglés y al alemán. Alicia y el teorema de los monos infinitos (Planeta, 2016) fue publicada en Italia, Alemania y, recientemente, en Bulgaria.

El guardián de la marea (Planeta, 2021) es una emocionante historia de amor que cruza océanos y transcurre entre las dos grandes guerras del siglo XX superando todo tipo de adversidades. Mayte estudió Informática de Gestión y Educación Social antes de convertirse en escritora. En la actualidad vive con su familia en un pueblo marinero del norte de España

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