LOS INOCENTES, un nuevo misterio en un santuario de agua de la mano de María Orduña, la creadora de los Libros del Puerto Escondido
Editorial Destino. 464 páginas
Tapa dura con sobrecubierta: 21,90€ Electrónico: 9,99€
Cada nueva novela de María Oruña es un juego de ingenio al que se suman lectores día a día. Gracias al boca a oreja (en las redes) y a una excepcional imaginación ha superado la “barrera” del millón de lectores confirmándose como una de las voces negras más destacadas del momento. Posiblemente la razón de su éxito sea su astucia para espolear al lector con nuevos retos y sacarlo de toda trama que resulte previsible.
Un fenómeno imparable que nació en 2015 y que recorre el mundo traducida al alemán, francés, italiano, portugués, ruso, polaco, griego, gallego y catalán.
Faltan dos semanas para la
boda de la teniente Valentina Redondo y Oliver Gordon. En medio de
los preparativos, les sorprende la noticia de un atentado masivo en
el Templo del Agua del famoso balneario cántabro de Puente Viesgo.
Las instalaciones del idílico paraíso de agua habían sido ocupadas
por varios empresarios, y todo apunta a que la masacre ha sido
perpetrada con una peligrosísima arma química. Valentina tendrá
que cooperar con el ejército y con un equipo de la UCO para resolver
el crimen.
Pronto descubrirán que un cerebro hábil y cruel
ha puesto en marcha una maquinaria infalible, ejecutando cada uno de
sus movimientos con extraordinaria frialdad, en un claro desafío a
la inteligencia y a las habilidades deductivas de Valentina y del
propio lector. La teniente Redondo llegará a dudar de los pasos que
debe seguir, porque las sospechas no tardarán en recaer sobre
alguien que jamás ha visto pero que, en el fondo, siente que conoce.
El peligro es un latido que no se extingue nunca.
«¿Qué me está pasando?
Antes era más cuidadoso. Parezco ya el tonto de
Raskólnikov, el de Crimen y castigo. ¿No podía el tipo
matar a la vieja y olvidarse del asunto? No señor, tenía
que darle vueltas a todo y escuchar los aullidos de la
conciencia. Todas sus torpezas, todas las pistas que va
dejando, ¿no son acaso deliberadas? La culpa, el
subconsciente, ¿no? Qué sé yo. ¿Será verdad lo que dice
el libro, que ‘’el criminal, desde el momento de llevar
a cabo el crimen, es un enfermo siempre’’?»
La llamada del capitán Caruso no puede ser más inoportuna. La teniente de
la sección de homicidios de la Guardia Civil Valentina Redondo se encuentra
en Villa Marina, el hotel de su prometido, el escocés Oliver Gordon, en plenos
preparativos de su boda, que se celebra en apenas dos semanas, algo que su
superior muy bien sabe, pero tiene motivos para molestarla.
A escasos veinte minutos en coche de allí, en un paradisíaco enclave de la
costa cántabra muy cerca de Santander, se ha cometido un brutal asesinato
múltiple. Los indicios apuntan a un posible atentado perpetrado con una
peligrosísima arma química, y se han disparado todas las alarmas. Cuando
Valentina llega a la escena del crimen se encuentra un verdadero trajín de
trajes EPI, porque no solo ya está ahí su equipo habitual de la Policía Judicial,
sus superiores y los refuerzos de la UCO (Unidad Central Operativa de
Madrid), sino también las unidades antiexplosivos y para la desactivación de
artefactos radioactivos, biológicos y químicos de la Guardia Civil, e incluso la
UME (Unidad Militar de Emergencias) del Ejército de Tierra.
La masacre se ha cometido en el Templo del Agua, un lujoso spa del
Balneario de Puente Viesgo, cerrado para el uso exclusivo de un grupo de
empresarios de la construcción y del sector inmobiliario que celebraba allí su
encuentro anual de la BNI (Business Network International). El número de
víctimas mortales aumentará con el correr de las horas, porque varios
supervivientes se encuentran en estado crítico. Los más afortunados, por su
parte, presentan una notable confusión y lagunas de memoria.
El peligro es un latido que no se extingue nunca
El ataque masivo ha sido orquestado al milímetro y ejecutado con
extraordinaria frialdad. ¿Qué clase de mente criminal es capaz de hacer
una cosa así? ¿Cuál es el móvil o incluso el blanco de semejante crimen
múltiple? La teniente Redondo se enfrenta a uno de los casos más
endiablados de su carrera, porque además las primeras pistas de que
disponen los investigadores son mínimas: una posible vía de fuga y los
indicios de que tal vez el asesino hubiera usurpado la identidad de un
empleado del spa.
Valentina, más habituada al rastreo solitario, no solo deberá
colaborar con las Fuerzas Armadas y la unidad especial de la UCO
desplegada, sino que además tendrá que emplear a fondo sus habilidades
deductivas y el sexto sentido de su desarrollada inteligencia emocional.
A tono con su heterocromía de iris, ya que uno de sus ojos es verde y el
otro negro, la teniente Redondo gasta una efectiva doble mirada entre el
riguroso y casi se diría que hasta obsesivo análisis de criminalista, y por
otro lado su formación de psicóloga.
El rumbo que toma la investigación dispara la trama a un ritmo
arrollador en dos dimensiones. En primer lugar una intuición que
Valentina tiene al recordar un crimen múltiple similar ocurrido en
Escocia a principios del siglo XX que le había contado la abuela de su
prometido Oliver. Y en segundo lugar, porque eso además la pone tras la
pista de un sospechoso extremadamente peligroso al que nunca ha visto,
pero que conoce más de lo que cree y con el que mantiene el pulso de una
larga y dolorosa batalla.
En Los inocentes María Oruña pone a prueba la inteligencia del lector
y fuerza las costuras de su protagonista exponiéndola a sus peligros más
íntimos. Analiza el crimen en todas su vertientes, así como el castigo y,
sobre todo, la venganza: ¿podría llegar a ser lícita en alguna
circunstancia? Un verdadero tour de forcé narrativo, plagado de acción y
de desafíos deductivos, que consolida a María Oruña como una de las
autoras de novela negra en lengua castel lana más sól ida y
experimentada.
Viejas y nuevas caras
Para los fieles lectores de la serie, muchos de los personajes que pueblan
Los inocentes resultan más que familiares. La personalidad, la historia o
incluso los defectos de cada uno de ellos ya son de sobra conocidos gracias
a las anteriores entregas en que los hemos visto en acción. Aquí
reaparecen por ejemplo el capitán Caruso, con un pie en la jubilación; la
agente Marta Torres y el agente Zubizarreta, tan aficionado a los refranes;
el juicioso sargento Riveiro y el subteniente Santiago Sabadelle; el equipo
forense de la doctora Clara Múgica o incluso el diligente juez Marín.
Pero, junto a toda esa galería de caras conocidas, también entran en
escena algunas nuevas: personajes de lograda factura narrativa y notable
peso en la trama. Uno de ellos, sin duda, es el brigada Peralta de la UCO
de Madrid, cuyos aportes son cruciales para el desarrollo de la
investigación. El guardia civil es un sabueso tan o más sagaz y eficiente
que Redondo. Pese a que ostenta un escalafón inferior, colaborarán como
iguales en la pesquisa, y Peralta no podrá reprimir cierto coqueteo con
la teniente, que pese a todo está a punto de casarse, cuando el carácter y la
fuerte personalidad de la policía de algún modo lo subyugue.
Cada entrega, un desafío...
La sexta entrega de la serie «Los libros de Puerto Escondido» quizá sea la
más negra y trepidante de las novelas protagonizadas por Valentina
Redondo. Lo cierto es que desde el comienzo de la saga que ya suma más
de un millón de lectores María Oruña plantea cada nuevo caso como un
desafío literario y un homenaje a un tipo de novela policíaca o de enigma
en concreto. Con la primera, Puerto Escondido, de corte más intimista, la
autora rendía tributo a la novela de misterio histórico. Con Un lugar a donde
ir le hacía un guiño deliberado al thriller científico. Le siguió Donde fuimos
invencibles, obra en la que la autora gallega se movía entre los parámetros
de la novela gótica. En cambio, con Lo que la marea esconde Oruña le rendía
un logrado tributo al relato de enigma clásico, sobre el motivo del misterio
de la habitación cerrada. Y por último, con El camino del fuego, la escritora
se decantó por un subgénero de incontables seguidores en la actualidad
como el domestic noir.
Las referencias nunca son inocentes
María Oruña suele condimentar sus ficciones policíacas con innumerables
referencias literarias más o menos explícitas o sutiles, siempre con una
motivación argumental muy clara. En el caso de Los inocentes el juego
evidente se plantea a través de los epígrafes que encabezan cada capítulo,
con citas, entre otras obras, de: El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, El
conde de Montecristo de Alexandre Dumas o varias novelas de Agatha
Christie, autora por la que Oruña profesa una notable devoción.
Pero en todo caso, aquí se añade un elemento crucial al juego de
enigma o misterio literario. Además de la usual motivación argumental,
cada una de esas citas cumple una función precisa, la de añadir una pista
a la pesquisa, de cuyo hilo los lectores atentos podrán tirar para avanzar
en sus deducciones junto con la investigadora. Y cabe remarcar, en ese
sentido, especialmente las citas desperdigadas de Crimen y castigo de Fiodor
Dostoyevski porque ofrecen las claves del enigmático comportamiento del
criminal. Personaje mucho más humano que monstruoso al que María
Oruña tiene el acierto narrativo de conceder generosamente su propia voz,
con largos pasajes de relato en primera persona.
«¿Qué quiere decir la palabra crimen?
[...] Muchos de los bienhechores de la humanidad,
de aquellos a quienes el poder no les ha llegado por
herencia, sino que se han apoderado de él por la
violencia, debieron de ser entregados desde el primer
momento al cadalso; pero esas personas llegaron hasta
el final, y eso es lo que las justifica.»
Fiódor Dostoyevski,
Crimen y castigo, 1866
Un «puerto escondido» en Cantabria, su paisaje literario
Los misterios de María Oruña recorren los paisajes de Cantabria como si
de un manto negro se tratara. En alguna ocasión la autora ha explicado
que para ella Cantabria, al igual que Galicia, es infancia, es familia, es su
terreno. Esta vez las sombras se deslizan por un santuario de agua. El
Gran Hotel Balneario de Puente Viesgo cuenta con una historia
centenaria, pues ya en el siglo XVIII las cualidades termales de su
manantial eran conocidas y valoradas por muchos, que se beneficiaban de
su poder terapéutico en las antiguas casas de baños.
«Mil metros cuadrados y una enorme piscina a treinta
y dos grados centígrados con cascadas, cuellos de cisne,
burbujeantes camas de agua y varios jacuzzis. Sin duda,
la elegancia de las instalaciones y el apacible paisaje que
se aprecia desde sus ventanales hacen del Templo del
Agua un agradable y lujoso paraíso. Sin embargo, una
dramática turbación parece crecer en su interior.
Un crimen, brutal y despiadado, acaba de ejecutarse. Su
efecto se desparrama por la instalación como si se tratase
de una incontenible cascada llena de veneno. El impío
delito va a ser descubierto muy pronto. ¿Quién podría
imaginar una forma tan terrible de despreciar la vida?»
Los misterios de María Oruña y su millón de lectores
Cada nueva novela de María Oruña es un juego de ingenio al que se suman
seguidores día a día. Gracias al boca a oreja (en las redes) y a una
excepcional imaginación, ha superado la «barrera» del millón de lectores
confirmándose como una de las voces negras más destacadas del momento.
Posiblemente la razón de su éxito sea su astucia para espolear al lector
con nuevos retos y sacarlo de toda trama que resulte previsible.
Un fenómeno imparable que nació en 2015 y que recorre el mundo
traducida al alemán, francés, italiano, portugués, ruso, polaco, griego,
gallego y catalán.
Con su primera novela Puerto escondido, María Oruña creó a la teniente
Valentina Redondo, oficial de la Guardia Civil a cargo de la UOPJ
(Unidad Orgánica de Policía de Investigación Judicial de Cantabria en
Santander). Una carismática mujer de treinta y tantos, fuerte de carácter,
un poco obsesionada por el orden y el control de las situaciones. Pero, a la
vez, intuitiva y dotada de notable sensibilidad –o incluso, inteligencia
emocional–, no en vano graduada en Psicología; dualidad que se hacía
evidente en un rasgo físico característico del personaje, la heterocromía
del iris. Redondo tiene un ojo verde y otro café.
La sabueso de mirada bicolor no tardaría en cautivar a los lectores.
Varias novelas después, María Oruña ha consolidado un sello propio con
grandes dosis de misterio, aventura, historia, ciencia y algunas
curiosidades forenses. También juegos de ingenio y algo de humor.
Sobre la autora
María Oruña (Vigo, 1976) es una escritora gallega que desde pequeña visita con frecuencia Cantabria. Allí ha ambientado la serie de novelas «Los libros del Puerto Escondido», todas publicadas en Destino: Puerto escondido (2015), un exitoso debut en el género negro; Un lugar a donde ir (2017); Donde fuimos invencibles (2018); Lo que la marea esconde (2021); El camino del fuego (2022), en la que trasladó la investigación a tierras escocesas, y la más reciente Los inocentes (2023). En todas estas historias de misterio, los protagonistas son los paisajes cántabros y el equipo de la teniente Valentina Redondo, que se ha ganado la admiración de cientos de miles de lectores. Es autora también de El bosque de los cuatro vientos (2020), su primer libro independiente de la saga, ambientado en la Galicia natal de la autora. Sus novelas han sido traducidas al alemán, al francés, al italiano y al portugués, entre otros idiomas.
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@maria_oruna
@Maria.Oruna.Reinoso
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