De una manera tan sencilla como eficaz, Natalia de Santiago nos anima en INVIERTE CON POCO a tomar las riendas de nuestras finanzas personales con un objetivo claro: aprender a invertir


Editorial Espasa. 320 páginas

Rúsica con solapas: 18,90€ Electrónico: 8,99€


Todos podemos mejorar nuestra situación financiera. El problema es que, cuando se trata de invertir, la mayoría no sabemos ni por dónde empezar. ¿Puedo invertir con poco dinero? ¿Hay que encomendarlo todo al ladrillo? ¿Es mejor un fondo de inversión o lanzarme a las criptomonedas? La buena noticia es que, en realidad, el éxito de cualquier inversión dependerá de uno mismo. Sin falsas promesas y con sentido del humor, Natalia de Santiago nos explica de forma clara y sencilla en INVIERTE CON POCO por qué invertir es tan necesario en los tiempos que corren, qué debemos tener en cuenta antes de dar el paso y cómo conseguir que nuestro dinero crezca y trabaje para nosotros. Porque, al igual que no nos podemos fiar de lo que nos cuente el gurú sobre bitcoin de turno, tampoco hace falta que seamos ricos para invertir. Basta con tener algunos ahorros, saber gestionarlos y soñar con un plácido futuro sin agobios financieros.


Todo lo qué vas a encontrar en este libro


Todos podemos –y debemos– organizar nuestras finanzas para que nuestros ahorros no pierdan valor sistemáticamente. El problema es que, cuando se trata de invertir, la mayoría no sabemos ni por dónde empezar. ¿Puedo invertir con poco –poquísimo– dinero? ¿Hay que encomendarlo todo al ladrillo? ¿Es mejor un fondo de inversión o lanzarse a los cantos de sirena de las criptomonedas? La buena noticia es que, en realidad, el éxito de cualquier inversión dependerá de uno mismo. Y no, no hace falta dar con una inversión milagrosa que nos haga millonarios ni emular las peripecias del finfluencer con más seguidores de la red. A invertir también se aprende y Natalia de Santiago nos da las claves para lograrlo.


«La creencia de que nuestros ahorros están seguros en el banco es un mito que hay que desmontar cuanto antes.»


INVIERTE CON POCO es un libro pensado para todas aquellas personas que buscan información, razonable y de fiar, para valorar si nos merece la pena invertir todos o parte de nuestros ahorros para vivir mejor y más tranquilos. Y es que «por mucho que nos pese, mientras el panorama mundial siga tan convulso, la inflación tan disparada y los tipos de interés tan bajos, al ahorrador del siglo XXI no le van a quedar más narices que convertirse en inversor», afirma Natalia de Santiago. Si te da la sensación de que tus ahorros se esfuman, este es tu libro.


¿Sabías que, en los últimos 20 años, en España la inflación acumulada ha sido de más de un 44%? Para la autora, ante tanta incertidumbre y desigualdad creciente, «invertir con cabeza y buen criterio es más importante que nunca». Al hacerlo podemos diversificar nuestras fuentes de ingresos para no depender únicamente de nuestro sueldo, ayudar a complementar nuestra pensión pública para asegurarnos una jubilación fetén y evitar que la inflación se coma el dinero de nuestra cuenta corriente.


Sin falsas promesas y con sentido del humor, Natalia de Santiago nos explica de forma clara y sencilla conceptos fundamentales para sacar brillo a nuestras finanzas, qué debemos tener en cuenta antes de dar el paso de invertir y cómo conseguir que nuestro dinero crezca y trabaje para nosotros. En realidad, para soñar con un plácido futuro sin agobios financieros, basta con tener algunos ahorros y aprender a gestionarlos con un poco de tino. Porque, para Natalia de Santiago, al igual que no nos podemos fiar de lo que nos cuente el cripto-gurú de turno, para empezar a invertir tampoco hace falta que seamos ricos ni que nos pasemos todo el día pegados a la pantalla de nuestro ordenador. Eso sí, cuanto más tardemos, más dinero nos va a costar.


Estas son algunas de las cuestiones que la autora aborda en Invierte con poco:


La inflación sigue al acecho


«El objetivo de cualquier ahorrador debe ser cubrir como mínimo la inflación para que nuestro dinero no vaya perdiendo valor. Aunque nuestros padres y abuelos vivieron épocas de bastante inflación, no tenían que preocuparse tanto de ella, porque las pensiones se iban ajustando al IPC para que los jubilados no perdieran poder adquisitivo, las casas no hacían más que subir y, además, los tipos de interés eran más altos y les daban más por tener el dinero en el banco, lo que cubría, si no todo, por lo menos parte del efecto de la inflación.»


«Que la inflación suba es muerte en vida para nuestros ahorros.»


«En nuestro caso, en un contexto de tipos bajos, en el que muchos vamos a tener que costearnos gran parte de nuestra jubilación a tocateja, me temo que, nos guste o no, el trabajo de evitar la erosión de la inflación recae sobre nuestros hombros. No queda otra.»


«Mientras los tipos de interés sigan tan bajos, solo hay dos formas de paliar el efecto de la inflación sobre nuestro dinero: ahorrando cada vez más –y, por ende, gastando cada vez menos– o invirtiendo. Las dos formas son legítimas, ojo, pero una implica que trabajemos nosotros para mantener nuestro nivel de vida y la otra que trabaje nuestro dinero.»


«Mientras los tipos de interés sigan tan bajos, los depósitos y otros productos de ahorro con rentabilidad garantizada no van a dar ni para pipas.»



Los sueldos tienen que trabajar el triple


«Cuando la inflación viene espoleada por el crecimiento económico y los salarios crecen igual o más que ella, aunque la vida está más cara, no es para tanto, porque tú también ganas más y tu hipoteca y tus deudas son cada vez más fáciles de pagar. Esto es un poco lo que les pasó a las generaciones anteriores. Aunque pagaron sus hipotecas con unos tipos de interés que ahora nos darían urticaria, como la economía crecía a buen ritmo y los salarios también, la subida de los precios se compensaba.»


«Tu sueldo no solo tiene que cubrir la subida de precios actual, sino también la futura y el impacto de ambas sobre tus ahorros pasados.»


«No os extrañara saber que, en los últimos años, el IPC y los salarios han andado ahí ahí, como en un esprint de 100 metros, adelantándose mutuamente por los pelos, pero, en algunas categorías salariales, los sueldos han perdido la carrera claramente. Con la presión creciente para mantener los resultados de las empresas en números verdes, no es de esperar que la situación cambie demasiado a no ser que nos dediquemos a cosas como la inteligencia artificial o la computación cuántica, donde la batalla por el talento es encarnizada. Para el común de los mortales, con trabajos del montón, esto quiere decir que vamos a tener que sudar la camiseta si no queremos empobrecernos sistemáticamente.»


«Invertir nos permite diversificar nuestras fuentes de ingresos y no depender tanto
de nuestro salario.»


Comprar una casa ayuda, pero ya no es la panacea


«En circunstancias normales, comprarte una casa te protege contra la inflación. Cuando la vivienda no hacía más que subir, esta ventaja era todavía más apabullante, puesto que no solo la hipoteca representaba una parte proporcional más pequeña de tus gastos, sino que, además, esta desproporción entre lo que valía tu casa y lo que te quedaba por pagar era cada vez mayor. Esta es otra de las cosas que aprovecharon nuestros padres y nuestros abuelos para medrar, porque si con algo podíamos contar los españoles, hasta que la crisis de 2008 hizo añicos nuestra inocencia, era con que nuestra casa iba a subir como la espuma.»


Se puede empezar con poco y hay para todos los gustos


«Tampoco hace falta emparentar con Amancio Ortega para colgarse la medalla de inversor. Igual que Amancio democratizó la moda hace ya más de veinte años, las nuevas tecnologías han puesto la inversión al alcance de cualquiera con un par de eurillos de sobra. Hay muchísimos productos, desde fondos de inversión hasta criptomonedas, pasando por el crowdfunding inmobiliario, que no exigen inversión mínima y que permiten aportaciones de entre 10 y 50 euros para empezar. No hay excusa. (…) La cantidad y la diversidad de productos que se comercializan hoy en día es tanta que es prácticamente imposible que no encuentres uno que se ajuste a tus necesidades.»


«Cuanto antes empieces, menos tendrás que ahorrar.»


El tiempo está de tu parte


«Lo diré una y mil veces: el secreto de cualquier inversor de éxito es tener el tiempo a su favor. Cuanto más tiempo tengas para ver crecer tus inversiones, menos riesgos estarás asumiendo y más tiempo le estarás dando a tu dinero para ir acumulando intereses y cogiendo velocidad. Tenemos grabado en el imaginario colectivo a esos señores de Wall Street gritando al teléfono órdenes frenéticas de ¡compra! y ¡vende!, como si todo fuera a vida o muerte, pero la realidad es que la vida de un inversor se parece muchísimo más a plantar un huerto y esperar, regando diligentemente, a que florezcan tus semillas.»


El éxito de tus inversiones depende de ti


«Tendemos a pensar que hay una inversión perfecta por ahí –a ser posible, con mucha rentabilidad y ningún riesgo– esperando a que la descubramos. Pero esto de la inversión no es talla única y no hay un príncipe azul cuyo zapato encaje a todas las cenicientas. Se trata más bien de encontrar una pareja de baile que vaya a nuestro ritmo y no nos dé demasiados pisotones.»


«La realidad es que se pueden encontrar buenas estrategas de inversión en casi todos –por no decir todos– los mercados y que hay inversores igual de buenos y exitosos que invierten en cosas completamente distintas y con estrategias diferentes.»


«Aunque el cuerpo nos pida salir a la busca y captura del santo grial financiero, esa inversión que nos va a sacar de pobres por siempre jamás, no es necesario dar un pelotazo para pegarles un buen empujón a nuestros ahorros. Rentabilidades modestas mantenidas durante un periodo de tiempo suficientemente largo se convierten en una tajada más que jugosa con mucho menos derroche de adrenalina. En otras palabras, no es necesario encontrar la aguja en el pajar para que tu estrategia de inversión sea un éxito.»


«Lo importante no es dar con la inversión perfecta, sino diseñar una estrategia que te ayude a conseguir tus objetivos y con la que puedas dormir tranquilo.»


Invertir lo ahorrado y solo lo ahorrado


«Antes de invertir hay que ahorrar, porque la regla más importante, la que no nos podemos saltar jamás de los jamases, es que no se puede pedir un préstamo para invertir. Ni al banco ni a tu padre –a no ser que no le tengas mucho aprecio– ni al vecino del cuarto. Solo se puede invertir dinero que hayas ahorrado previamente.»


«Porque invertir siempre –repito, siempre– entraña un riesgo. Es más, la rentabilidad hay que verla como una recompensa al riesgo, así que no andaremos muy desencaminados si nos guiamos por un principio tan simple como cuanta más rentabilidad queramos obtener, más riesgo tendremos que correr.»


«Solo debemos invertir dinero que hayamos ahorrado y que no vayamos a necesitar en los próximos años.»


Elige la inversión acorde contigo


«Si alguien te intenta convencer de que inviertas en algo sin preguntarte nada sobre ti y tu situación, ya puedes empezar a sospechar que, más que un asesor que vela por tus intereses, es un comercial que lo único que quiere es colocarte su producto. (…) Para decidir cuál es la inversión que te conviene, no solo cuentan los criterios técnicos, como la estructura de tu patrimonio o el horizonte temporal de la inversión que buscas, sino que también influye el tipo de persona que seas y tu tolerancia al riesgo. (…) Se trata de dar con la inversión o, más exactamente con la combinación de inversiones que mejor se adapte a tu pirámide de riqueza en cada momento y que te permita vivir tranquilo si eso es lo que buscas o, si lo que te va es la marcha, que te proporcione la adrenalina que necesitas sin poner en riesgo tu futuro.»


«Es importante elegir inversiones que entendamos bien y que vayan con nuestra personalidad y nuestra resiliencia financiera para no convertirnos en nuestro peor enemigo. Técnicamente esto se llama adecuar nuestras inversiones a nuestro perfil de riesgo (subjetivo y objetivo), y es lo que intenta hacer tu banco cuando te hace un test de idoneidad antes de venderte un producto de inversión. Al final, lo que queremos evitar es ser el alma cándida que invirtió en el punto álgido de 2007 y en 2008 se asustó y vendió en lo más bajo, y que hoy, si hubiera aguantado, habría prácticamente doblado su inversión.»


La riqueza no solo es una cantidad de dinero


«Esto del dinero no se mide solo en cantidades, sino también en tiempo. De hecho, esa es la definición de capital: una cantidad de dinero en un momento dado. Si no tenemos en cuenta el tiempo, no es un capital financiero, porque, claramente, no es lo mismo que te digan que te van a dar 10.000 euros hoy que dentro de veinte años.»


«La riqueza puede medirse en meses, en años o, como los ricos de carné, en generaciones. La clave está en saber cuánto tiempo podrías seguir viviendo como vives si dejaras de trabajar. En ese sentido, para medir lo rico —o lo vulnerable— que es alguien, no basta con saber cuánto dinero tiene en la cuenta, también necesitamos saber a qué ritmo gasta.»


«En las cosas del dinero, el tiempo cuenta por lo menos lo mismo, y seguramente más, que la cantidad.»


La realidad –actual– del universo cripto


«Hay que ser muy conscientes de la complejidad del universo cripto y de lo perdidísimos que estamos los ciudadanos de a pie para enterarnos un poco de cómo funcionan los cerca de mil criptoactivos que hay por ahí. Ya no es que nosotros no nos enteremos, es que muchos de los que estén invirtiendo tampoco lo tienen muy claro. Una de las pruebas de lo inmaduro que es todavía este mercado y de lo desinformado que está el inversor es la altísima correlación que hay entre las distintas criptomonedas y cómo suben y bajan todas al unísono según qué batalla se esté librando en Twitter en ese momento.»


«Ahora mismo, la única forma segura de invertir en cripto es invirtiendo poco.»


«Al ser un mercado tan nuevo y poco regulado, el inversor cripto se enfrenta a otro tipo de peligros a los que no estamos acostumbrados, como la falta de seguridad en las transacciones, la existencia de muchos timos y estafas, y el hecho de que, si pierdes tus claves o te las hackean, no hay manera de recuperarlas, porque se trata de inversiones al portador. Por no mentar que tampoco tenemos el respaldo ni del Fondo de Garantía de Depósitos ni del Fondo de Garantía de Inversiones.»


Sobre la autora


Natalia de Santiago es ingeniera de formación, financiera por vocación y está especializada en el impacto económico del cambio climático. Lleva contando dinero, propio y ajeno, real y ficticio, desde que con 8 años le sisó un cuaderno de contabilidad a su padre. Desde entonces ha trabajado siempre en finanzas, en París, Madrid y Múnich, y en 2009 cofundó MyValue Solutions, una empresa pionera en el diseño de tecnologías open banking que en 2021 fue adquirida por un grupo alemán. Escribe sobre finanzas y economía en la revista Elle, pasa más tiempo en Instagram del que debería y vive escondida en los Alpes con su marido y sus cinco hijas. Sí, han leído bien: cinco. Niñas. Todas. En 2021 publicó su primer libro, Invierte en ti, un éxito editorial con el que logró acercar el mundo de la economía y las finanzas al común de los mortales.


Web: Natdesantiago.com

Instagram: Natdesantiago


 

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