LA TERCERA GUERRA MUNDIAL , de Cristina Martín Jiménez, un conflicto global sin precedentes en una nueva y tenebrosa época de tiranía que se sirve de armas diferentes

Ediciones Martínez Roca. 496 páginas

Rústica con solapas: 19,90€ Electrónico: 10,99€


LA TERCERA GUERRA MUNDIAL, de Cristina Martín Jiménez, con lanzamiento simultáneo en España, Chile y Uruguay y que este otoño se publica también en todos los países de Hispanoamérica y Brasil, hará caer toda venda de los ojos a aquel que esté dispuesto a ser consciente de que ya estamos plenamente inmersos en un conflicto global sin precedentes, en una nueva y tenebrosa época de tiranía que se sirve de armas diferentes, y la realidad es que ahora lidiamos con unos nuevos déspotas que tienen por objetivo principal que no nos percatemos de sus intenciones.


¿Quiénes son los nuevos criminales de guerra? ¿Cómo infieren en nuestras

vidas? ¿Cuál es el rostro de la bestia esta vez? ¿Está la sociedad condenada a

permanecer bloqueada en una rueda eterna? ¿Podemos reaccionar?


La Tercera Guerra Mundial es un plan complejo y absoluto para someterte sin

disparar una sola bala de metralla. Y el campo de batalla en el que se desarrolla el

combate principal se encuentra en tu mente y en tu alma... ¡Buen combate a todos!


La crisis de la pandemia ha puesto de manifiesto en todo el mundo las debilidades

de los sistemas económicos, sociales, sanitarios y políticos, sea cual sea la forma de

gobierno. Siguiendo la estela de La verdad de la pandemia, que ya apuntaba el tipo

de conflictos emergentes, Cristina Martín Jiménez vuelve para poner sobre la mesa que la Tercera Guerra Mundial ya ha empezado, y que sus batallas no van a ser solo militares, sino que se van a centrar en las luchas de las élites por el poder, el control de la ciudadanía a través del miedo y la manipulación, de la censura y, en general, del debilitamiento de la sociedad en todas sus facetas.


La peculiaridad de esta nueva modalidad bélica consiste en que el atacado no se percate de las violentas agresiones que recibe. Pero, aún más, la inteligencia del invasor-estratega es tal que ha logrado que muchos acepten e incluso deseen que se produzca el ataque. Puede sonar extraño y paradójico. Y lo es.


La táctica de la pandemia


Este libro es una crónica de guerra y un análisis de las armas utilizadas en ella. El tiempo ha demostrado que la «táctica de la pandemia», la «táctica del calentamiento global provocado por el hombre» y la «táctica de la creación de líderes artificiales», señaladas por Cristina Martín Jiménez hace ya once años -en su libro Los amos del mundo están al acecho-, era cierta. Son armas de guerra diseñadas por las élites para matar, esterilizar y esclavizar a la humanidad con el fin de imponer un gobierno mundial. Sus responsables, junto con sus colaboradores y capos, deben pagar por los crímenes de guerra que han cometido.


Las dos potencias que se enfrentan en la Tercera Guerra Mundial son en realidad dos grandes estructuras de poder: el Partido Comunista Chino y el bloque del antiguo establishment occidental. Ambos son, al mismo tiempo, aliados y enemigos. Colaboran y pelean entre sí y contra la humanidad. Y cada uno de ellos tiene sus propios aliados y enemigos. En ambos bandos, repudiados en sus respectivas naciones por sus pueblos, brilla una luz oscura y apagada, una luz oxidada que ya casi no alcanza para alimentar un proyecto muerto que los ha enloquecido. con la promesa del trono del mundo.


¿Entre quiénes se da esta III Guerra Mundial?


La autora, ya en 2013, lo anticipó en su libro Perdidos, donde describía paso a paso cómo se estaba gestando ya la Tercera Guerra Mundial. El proceso ya había comenzado. Los fenómenos de sugestión inducida son aquellos que se producen deliberadamente. La sugestión actúa mejor cuando no es percibida ni observada por el receptor, por lo que todos los métodos empleados para la sugestión inducida precisan de una fase de distracción consistente en el adormecimiento de la conciencia. Se trata de la primera etapa de la batalla contra el alma, que propicia que el sugestionador active la segunda fase: actuar en el inconsciente del sugestionado —o en vías de estarlo—. Cuando la conciencia está ya adormecida, el sugestionador empleará métodos de carácter hipnótico para que salgan a la superficie (consciente) los pensamientos y los sentimientos más recónditos (inconsciente). Pero para que esto suceda debe existir una interacción entre el sugestionador y el sugestionado, que terminará construyendo un relato de sí mismo —y de su entorno— que cree propio.


A las élites les gusta la guerra y sus mentes codiciosas introducen el caos y la destrucción como métodos para imponer su control. El control mental se efectúa con argumentos, ideas e imágenes pseudocientíficas, así como con razonamientos falaces. Usan mentiras y medio verdades, que son más difíciles de identificar y, por lo tanto, te invalidan para defenderte. Por ejemplo: muchos han muerto en la pandemia a pesar de que no es una pandemia. El objetivo del ataque mental-intelectual es lograr el control espiritual. Se nos intenta convencer de que lo que prima y debe dirigir la vida del ser humano es la razón, lo racional —¿cuántas veces nos han repetido la frase «el ser humano es un ser racional?»—. Sin embargo, uno de los principales campos de batalla para la manipulación del alma-espíritu-conciencia se ubica en el área emocional y sentimental, puesto que, al manipular las emociones, las conexiones biológicasespirituales se atrofian y nuestro análisis racional yerra. Se trata de un truco muy eficaz en las campañas de marketing geopolítico. Se busca imponer el sentimiento único.


¿Cómo controlan nuestra mente?


La conciencia puede ser hipnotizada, sugestionada, dormida. Pero no puede ser destruida. Está en nuestras manos hacer La Gran Revolución. Puesto que el materialismo ha fracasado en todo el planeta, solo nos queda innovar en lo ontológico. Si no arreglamos el plano espiritual, que es el que ha acabado desarmonizado con los combates del siglo XX y los que llevamos en el XXI, permaneceremos bloqueados en una rueda eterna. Tal vez el único camino posible sea amarnos los unos a los otros. Un proyecto sencillo y complejo a la vez, pero que supone un gran reto y una gran motivación. Porque la verdad y la mentira, el amor y el odio son las primeras armas de esta guerra, las primeras tecnologías humanas. El resto: los misiles, la Inteligencia Artificial, las cámaras de reconocimiento facial, los virus quimera... solo son extensiones vanguardistas de nuestras tecnologías espirituales.


Pensar y tomar decisiones por uno mismo requiere un gran esfuerzo. Lo fácil es seguir la corriente, porque así te libras de la responsabilidad y de la culpa en el caso de que algo no salga según lo previsto. A fin de cuentas, tú únicamente cumplías órdenes del grupo… Pero este mecanismo mental y moral no nos sirve a todos. Muchos hemos decidido decir «no». Sabemos parar y les pedimos a los demás que paren, y lo hacemos con nuestra arma más certera: nuestra conciencia moral. Sabemos diferenciar entre el bien y el mal, distinción en la que se basa la verdadera ciencia de la conciencia -ontológica, moral y metafísica-, una ciencia humana, antigua y natural. Es a esta comprensión profunda de la vida a la que el sistema materialista actual —al igual que todas las tiranías que se han sucedido a lo largo de la historia— ha declarado la guerra.


Pensar por uno mismo; negarse a ser cómplice


Según la visión de las élites globalistas, la ciencia y la tecnología del siglo XX han tenido una nefasta consecuencia: el crecimiento demográfico. Para ellas, es el problema más grave al que nos enfrentamos, pues semejante número de personas en el planeta ponen en peligro su posición de privilegio. A esta problemática había que encontrarle una rápida solución. La pandemia de la COVID-19 ha ofrecido una magnífica oportunidad a los países miembros de la ONU para publicitar los objetivos de la Agenda 2030. ¿Quién se negaría a impulsar un proyecto cuya meta es defender a los pobres, el trabajo, los mares, los bosques, la educación, la paz…? Nadie en su sano juicio. Pero la clave está en diferenciar el mensaje de la intención que oculta.


La trampa se halla en que lo que nos cuentan sobre la Agenda 2030 es pura propaganda, una campaña de comunicación internacional cuyo objetivo es vendernos un producto: un futuro mejor para todos. El paraíso del transhumanismo. ¿Cuál es el mensaje y la intención ocultos? Pues que ese «futuro mejor» fue para la élite que financia la Agenda y que la prodiga en constantes campañas mediáticas. Lo que nos comunican está plagado de ideas dirigidas a persuadirnos para que creamos que se trata de la construcción de un nuevo paraíso en la Tierra al que nadie podría resistirse. Nos instan a que todos, al unísono, participemos en la edificación de ese Nuevo Orden Mundial que nos presentan como la única solución para una humanidad en constante ''crisis'' —económica, pandémica, climática, política—, al tiempo que, sutilmente, se nos culpa a los ciudadanos del calentamiento global, de las desigualdades, del racismo, de la pobreza… e incluso de la pandemia.


La Agenda 2030-2050, los ODS y la COVID-19


Así, se formula un nuevo mandamiento: somos nosotros, los ciudadanos de todo el planeta, quienes debemos comprometernos en la transformación de nuestro modo de vida «equivocado» para adoptar un nuevo modo de vida «correcto». En este escenario, la pandemia representa una oportunidad, inusual y expansiva, para reflexionar, reimaginar y reiniciar nuestro mundo y forjar el futuro... ¿Acorde a qué? 2003.


El SARS-CoV-1 habría sido liberado en 2003 en Hong-Kong, es decir, en China, país que cumple todos los requisitos para que una manipulación de este tipo tenga éxito: falta de transparencia en todos los ámbitos, incluida la ciencia —con normas más relajadas que potenciarían lo que se denomina ethics dumping (saltos éticos)—, y una población con costumbres singulares, sobre todo en lo que a consumo de animales salvajes se refiere. Una vez liberado, el SARS-CoV-1 se extendió, pero algo falló: el virus pudo contenerse rápidamente y no causó pandemia alguna, tan solo un pequeño susto.


Quien la sigue, la consigue. Cronología bélica viral de tres intentos previos 2009-2010. Se libera el virus de la Gripe A, una variante del Influenzavirus A, con el que se realizó el primer ensayo de pandemia mediática planetaria. A fin de cuentas, hay cerdos en todos los países del mundo y fue a través de ellos como se extendió el virus por todas partes. Los medios de comunicación crearon el pánico en todos los rincones del mundo e incluso el Gobierno británico contempló la posibilidad de habilitar fosas comunes para los miles de muertos que se esperaban: los más alarmistas hablaban de 700.000 fallecidos. Sin embargo, algo volvió a fallar, porque las víctimas mortales, según cifras oficiales, fueron poco más de 280.000 (únicamente 60 en Gran Bretaña). Aunque los muñidores pandémicos presionaron para que todos nos vacunáramos, no lo consiguieron. ¿Quizá porque no estaban bien coordinados?


2012. Se libera el MERS-CoV, esta vez en Arabia Saudí, otra área sin transparencia política ni informativa. Este virus tenía un índice mayor de mortalidad —un 35 %—, pero observaron que no era capaz de extenderse entre la población general, pues se transmitía, sobre todo, por contacto con camellos, un animal poco común en la mayor parte del mundo. Fases de la táctica de las pandemias • Paso 1: crear una gran crisis pandémica con la declaración oficial de la OMS. • Paso 2: atemorizar y angustiarnos a todos con los medios de comunicación. • Paso 3: atacar las economías e industrias para hacer que los países se endeuden (confinando a las personas sanas y cerrando sus negocios). • Paso 4: apropiarse de parte de la soberanía, riquezas y recursos de los países. (Con la ruina económica compran las empresas a saldo, mientras los gobiernos nos imponen los mandatos y protocolos de autoridades supranacionales). • Paso 5: matar a los enemigos. • Resultado: una jugada maestra.


Las vacunas constituyen una de las principales armas bélicas en el campo de batalla sanitario de esta III Guerra Mundial. Los vacunados se someten a la presión del grupo para no sentirse solos y excluidos. De ese modo se acaba con la libertad individual a cambio de un supuesto bien común. Cedes tu libertad y la sacrificas por los demás. Resultado: todos perdemos la libertad. Las mascarillas, por su parte, son un claro ejemplo de obediencia a la autoridad bajo pena de multa y exclusión social. Al igual que las PCR, las mascarillas, con las que llevamos conviviendo más de año y medio, han dejado de ser instrumentos sanitarios para convertirse en verdugos.


Vacunas Mascarillas


El terrorismo mediático tiene como objetivo fundamental dirigir a la opinión pública hacia una determinada forma de pensar manipulando la percepción colectiva de los ciudadanos sobre ciertas cuestiones sociales que acontecen en su entorno. Es la creación de un psicoescenario. Cuando es ejercido por los supuestos estamentos democráticos o por regímenes dictatoriales y totalitarios, el sistema mediático y el discurso político se retroalimentan para exigir «mano dura» o «tolerancia cero» contra todos esos «ciudadanos irresponsables» a los que hay que denunciar, multar, detener e incluso encerrar en prisión o campos de reeducación. ¿Es terrorismo mediático lo que estamos soportando desde que en marzo de 2020 la OMS declaró la pandemia? Puede considerarse que sí, porque ha sido precisamente desde los medios desde donde se ha chantajeando y sometido a la población, poniendo en riesgo los pilares que sustentan el Estado de Derecho y el marco de convivencia de las democracias del mundo entero. Han favorecido su rápida transformación en dictaduras autoritarias.


Por terrorismo se entienden aquellos actos violentos dirigidos contra la población civil que persiguen objetivos políticos o ideológicos. La violencia no solo puede ejercerse con las armas tradicionales, sino, tal y como estamos viviendo, con la propaganda, el marketing, la desinformación y la persecución de las voces críticas, que son potentes armas de control y sometimiento del invasor sin necesidad de disparar una bala ni sacar los tanques a la calle. El terrorismo mediático de la Tercera Guerra Mundial se caracteriza por su vocación de expansión internacional y por incorporar nuevas formas de agresión, que consisten en captar a líderes carismáticos —líderes de opinión— para que difundan mensajes, dogmas, eslóganes y consignas por radio, televisión, prensa y, especialmente, Internet, adiestrando y adoctrinando en el odio a los receptores de dichos mensajes. De este modo, las élites han dividido y polarizado a la sociedad, creando una especie de guerra de todos contra todos, intensificando la ofensiva con determinados idearios extremistas y empleándose a fondo contra quienes se consideran «enemigos», como los jóvenes «de botellón» o las personas que rehúsan vacunarse.


Sobre la autora


Cristina Martín Jiménez es escritora, conferenciante y doctora en Comunicación -Periodismo con la primera tesis de estructura crítica en el mundo sobre el Club Bilderberg. En su extensa obra ha predicho toda la situación que vivimos hoy, como la «táctica de la pandemia», un método para la dominación y la implantación de un nuevo orden mundial deshumanizado y totalitario. Ha publicado, entre otros, Hijos del cielo, Perdidos. Los planes secretos del club Bilderberg para España, Los amos del mundo están al acecho o el exitoso La verdad de la pandemia. Sus obras se han convertido en bestsellers en España y el extranjero. Cuenta, además, con una larga trayectoria como periodista en medios de comunicación como Telecinco, GQ, Cuatro, RTVA y ha colaborado con medios internacionales como Rusia Today (donde acaba de estrenar programa), Radio 14 o El Informador.


El periodismo de trinchera que practico es peligroso, porque la verdad y la denuncia no son aceptadas por quienes hacen guerras tranquilas con armas silenciosas. No es fácil percibir la propaganda cuando se introduce en las escuelas, ni es fácil cambiar la cosmovisión de las personas que han sido instruidas en la obediencia y en la aceptación de los dogmas de la nueva religión universal que unos pocos tratan de imponer.



 

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