Juan Broseta, fundador de Apabankval, explica en EL HUNDIMIENTO DEL BANCO DE VALENCIA la caída de la entidad y culpa a destacados empresarios y políticos
El autor quiere demostrar cómo utilizaron la entidad en beneficio propio
La caída del Banco de
Valencia, su posterior intervención y venta por un euro a CaixaBank,
se debió al “amiguismo entre sus directivos con políticos y
empresarios que utilizaron la entidad para su propio beneficio, como
se ha demostrado ya en los tribunales”. Quién hace esta
afirmación es Juan Broseta, el que fuera accionista del banco,
fundador de la Asociación de Pequeños Accionistas del Banco de
Valencia (Apabankval) y autor del libro que acaba de aparecer en el
mercado bajo el título “El hundimiento del Banco de Valencia”,
publicado por la editorial Samaruc.
El libro recoge el
análisis del hundimiento de la entidad relatando con detalle las
actuaciones de las personas que, según indica “antepusieron
sus propios intereses y los de sus amigos a los del banco y sus
accionistas” y también las de aquellos que “pudiendo
evitarlo, no hicieron nada”.
El hundimiento de uno de los
bancos centenarios más sólidos y emblemáticos, aparece en el libro
como una trama repleta de saqueadores “que lo expoliaron hasta
arruinarlo y que acabaría más tarde con la intervención del Banco
de España y su venta a CaixaBank por un euro”.
Según
explica en el libro, el “modus operandi” del deterioro del banco
que aplicaron el presidente y el consejero delegado de la entidad,
José Luis Olivas y Domingo Parra, consistió básicamente
en “realizar operaciones a través de sus empresas
participadas de forma que las que obtenían beneficios se las vendían
a empresarios amigos -la gran mayoría vinculados entonces al PP, de
donde provenía Olivas-, y las que perdían dinero se las quedaba el
banco. El agravante de todo esto es que, además, esos amigos se
quedaban las empresas gracias a créditos concedidos por el banco que
luego nunca devolvían”.
Y todo ello se haría con la
conformidad de la auditora del banco, hoy condenada ya por los
tribunales por falsedad contable y a la que el autor dedica un
capítulo. “No resulta comprensible que ante las probadas
irregularidades, la auditora firmara y validara las cuentas sin
establecer salvedades cuando le constaba que dichas cuentas no
reflejaban la imagen real de los estados financieros del banco”.
El
autor indica que el banco pudo salvarse y lo relata así: “la
cesión de la participación del Banco de Valencia en el capital de
numerosas empresas pudo haber supuesto una salida a la crisis del
banco si sus gestores, principalmente Domingo Parra, que era el que
manejaba todo, hubieran puesto la vista en ellas. Deshaciéndose de
esas participaciones y evitando el lastre que le suponían en momento
muy críticos, el banco habría podido reducir su deuda y quizá
haber salvado la situación. Sin embargo, no ocurrió así y hay
poderosas razones para pensar que los motivos que pesaron en esa
decisión se debieron a intereses personales.”.
En este
contexto, el autor se pregunta qué pudo hacer Domingo Parra para
salvar el banco de la quiebra y que hubiese sobrevivido: “Pues
vender las empresas que le producían más lastre y recuperar los
créditos, y también vender las participaciones que tenía en muchas
de ellas”.
Sin embargo, señala, “ los principales
actores del hundimiento, Parra, Olivas e Izquierdo no quisieron
vender porque pensaban que podían aguantar y no querían perder el
poder que detentaban; pensaban que con su influencia política
acabarían frenando cualquier acontecimiento en su contra. No ocurrió
así, acabaron denunciados por corruptos y condenados por la justicia
como ya estamos viendo”.
Broseta, cuya asociación de
pequeños accionistas tiene presentada una querella contra el Consejo
de Administración y otros dirigentes de la entidad, destaca entre
las conclusiones del libro que “resulta más que llamativo que
ante la intervención del FROB no se personara nadie del poder
económico y empresarial para intentar que el banco se quedara en
Valencia, como habían conseguido muchísimos años atrás otros
empresarios que lucharon al máximo hasta conseguirlo”.
“El
Hundimiento del Banco de Valencia” de la editorial Samaruc puede
adquirirse en El Corte Inglés, FNAC, la Casa del Libro, Librería
París Valencia, librería Atenea y en la web de la misma editorial
Samaruc (samaruceditorial.com).
Sobre
el autor
Juan Broseta, nacido en Benimaclet
(Valencia), es ingeniero industrial y doctor cum laude por la Escuela
Técnica de Ingenieros Industriales del Politécnico de Valencia,
donde posteriormente sería profesor de tecnología mecánica y
profesor titular de teoría e instituciones económicas. Obtuvo la
prestigiosa beca del Patronato de Investigación Científica Juan de
la Cierva, fue Decano del Colegio de Ingenieros de la Comunidad
Valenciana y Albacete y Presidente del Consejo Social del
Politécnico. En el ámbito empresarial, se integró profesionalmente
en MACOSA durante más de 20 años, llegando a ser Director hasta su
venta a ALSTOM. Durante estos años, simultaneó la actividad
empresarial en Macosa con la actividad docente e investigadora en la
Universidad Politécnica de Valencia. Tras este periodo se dedicó
totalmente a la creación y desarrollo de sus propias empresas, todas
ellas relacionadas con el ámbito de la ingeniería. (PROYECTOS
CIVILES Y TECNOLOGICOS, S.A.), suministros de material ferroviario
(MECTRA, S.L.), Medio Ambiente (TECMA, S.L.), así como en la
difusión de los avances ferroviarios y de movilidad (GRUPO BROS
INGENIERIA DE LA COMUNICACIÓN Y MARKETING, S.L).
Cabe
destacar de ellas los siguientes logros principales en ingeniería:
en Proyectos Civiles y Tecnológicos, la Estación de Delicias del
Tren de Alta Velocidad de Zaragoza, que obtuvo el Premio Brunel,
máximo galardón internacional de arquitectura ferroviaria en 2005
en Copenhague (Dinamarca). Desde Mectra diseñó el rodaje del primer
tren de AVE Español de Talgo. Y desde Tecma, desarrolló los
proyectos de impacto ambiental para Alstom y Gas Natural de la
Central de Ciclo Combinado de Cartagena y Málaga. Además de
desarrollar sus propias empresas, ha sido asesor de grandes grupos
empresariales como la multinacional francesa Suez y Alstom, entre
otros. Como accionista del Banco de Valencia, y después de lo vivido
en las juntas del banco y ver las protestas de los accionistas,
decidió reunirlos y crear la Asociación de Pequeños Accionistas
del Banco de Valencia.
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