MALASANGRE, de Helena Tur, una tierra teñida por la sangre de cuatro niñas, una joven dispuesta a arriesgar su vida por los demás, una poderosa historia de amor
Editorial
Plaza & Janés. 400 páginas
Tapa
dura con sobrecubierta: 19,90€ electrónico: 4,99€
En la segunda mitad del
siglo XIX, Henar, una joven huérfana, viaja hasta el Bierzo para
trabajar en una granja de abejas. Coincidiendo con su llegada,
comienzan a aparecer en la comarca niñas asesinadas, con un corte en
el cuello y el cadáver sin sangre.
En medio de este ambiente
opresivo, Henar descubrirá el amor que no conoció en su infancia,
al encariñarse de la hija de los señores, a la que cuida y protege
como si fuera de su familia, y conocerá la pasión en los brazos de
un atractivo buscavidas que huye por una estafa. Pero en un lugar
inhóspito donde nadie es quien dice ser ¿es posible confiar en un
extraño?
La verdad está escrita en
la sangre.
«Pasaron dos minutos que
se le hicieron eternos. No era una persona paciente y la necesidad de
saber qué ocurría allí dentro era tan fuerte como su temor a
entrar. Notaba cómo ambos impulsos luchaban entre sí: deseaba
asomarse, pero no quería delatar su presencia. De pronto, se sintió
perdida. Alguien, a su espalda, la agarró por la muñeca de la mano
que empuñaba la navaja y se la retorció hasta que tuvo que
soltarla, al tiempo que con la otra mano le tapaba la boca para
impedir que gritara. Henar entró en pánico al sentir el aliento de
su agresor en el cuello. Tal vez esos fueran sus últimos instantes
de vida.»
- La primera pregunta en la primera entrevista es casi obligada. ¿Por qué escribes?
Desde
pequeña me ha encantado leer y supongo que una cosa lleva a otra. Me
recuerdo escribiendo desde los nueve años, aunque textos infumables,
claro, y luego, como no podía ser de otra manera, estudié Filología
con intención de mejorar mis lecturas y mi escritura. Escribo
ficción y ensayo y creo que lo abordo de dos formas distintas. En el
ensayo siento que busco algo, creo que ese algo es un sentido, un
sentido al mundo, a la existencia o algo que se acerca a ello.
Mientras que en la ficción, de alguna manera, noto que le estoy
dando sentido al tiempo, a mi tiempo, es decir, a mi existencia. De
lo que no hay duda es de que en ambos casos tiene que ver con un
empuje interior que no es otro que la pasión.
- Y ¿por qué esta historia? ¿Existe algún chispazo, es una historia madurada y pensada durante años, es un encargo de la editorial,......???
Creo que, en Literatura, todas las historias empiezan
con un chispazo, pero no todos los chispazos acaban en historia.
Chispazos hay muchos, pero la mayoría se apagan con el tiempo.
Escribir una novela va a implicar varios años de dedicación, por lo
que va a exigir que la llama, la pasión, se mantenga viva o la
escritura se hará insoportable. Por tanto, sólo presto atención a
esos chispazos que prenden y eso sólo puede saberse porque siempre
están ahí, porque perduran en el tiempo aunque uno no les haga
caso. A partir de ese momento, de que tengo claro que quiero
“esclavizarme” a una historia durante varios años, empieza la
maduración, la escritura y reescrituras. El primer manuscrito sirve
para crear un argumento, pero el trabajo literario empieza después.
Y ése es el proceso más largo y delicado.
- Decía la inolvidable Mayra Gómez Kemp en el legendario UN DOS TRES que "hasta aquí puedo leer" a la hora de dar una pista sobre el premio final. Siguiendo esta línea, ¿hasta dónde puedes contar a los lectores el contenido de MALASANGRE sin desvelar demasiados secretos?
Es
una novela de suspense psicológico. Tiene un entramado histórico,
una mujer fuerte y una historia de amor secundaria, pero básicamente
es suspense. Narra la historia de Henar, una joven huérfana de 17
años que está desesperada por encontrar un trabajo y, cuando sabe
que otra huérfana ha muerto en un accidente mientras se dirigía a
trabajar en un colmenar de El Bierzo, decide ir para reemplazarla.
Allí, se entera de que la muerte no ha sido accidental, sino que la
niña ha sido asesinada, y no es la única, más cadáveres de niñas
empiezan a aparecer en El Sil con una marca en el cuello y
desangradas. Henar siente que debe proteger a Lúa, la hija sorda de
la apicultora para la que trabaja, pero cuanto más intenta apartarla
del peligro, más avanza hacia él. Dos hombres dicen querer
protegerla, pero tal vez no todo sea lo que parece. Sin pretenderlo,
cada paso la empujará más hacia una telaraña en la que se verá
atrapada sin remedio. También aparece la sombra de Romasanta, el
Sacamantecas, que había sido indultado del garrote vil cuatro años
antes de la historia de la novela y no se sabía si se había vuelto
a escapar, si se ocultaba otra vez bajo un nombre falso...
- El Bierzo en el Siglo XIX no sería precisamente El Paraíso. ¿Por qué sitúas la historia en este escenario tan duro e inhóspito? ¿Es un "personaje" más?
El
tópico del locus amoenus,
el lugar idílico y amable, nace en el Mediterráneo y yo buscaba
todo lo contrario. Me apasionan los bosques del norte que, aparte de
bellísimos, también resultan tenebrosos. Y, si a esa belleza, a
veces siniestra, le añadimos un lugar con la fuerza telúrica que
tienen Las Médulas, que fue el detonante, ya no tuve ninguna duda de
que tenía ambientarla en El Bierzo. Del mismo modo, el hecho de
ubicar a la protagonista, que tiene miedo a las abejas, en una granja
de abejas creo que ayudaba a generar una inquietud que he querido que
acompañara a protagonista y lector durante toda la historia. Es la
sensación de amenaza constante, de inseguridad, de incapacidad de
controlar por dónde vendrá el ataqué.
Además,
cuando indagué en la historia del lugar y vi que en
1858 Isabel II tenía previsto un viaje para recuperar el camino de
Santiago que pasa por Ponferrada, pensé que eso me daría mucho
juego. Es un periodo entre la segunda y la tercera guerra carlista y,
en el Norte, el carlismo seguía latente. Había miedo a un atentado
y eso obliga a un despliegue de la Guardia Civil para prevenirlo.
Intriga,
suspense, misterio, aventura, amor son ingredientes de tu novela.
¿El éxito está en cómo mezclar esos ingredientes básicos?
No
creo en el éxito, creo en lo bien hecho. Luego, hay mucho factor
externo que tiene que ver más con la suerte, con el momento, con
cosas que se te escapan. Más que los ingredientes, creo que en una
novela lo más importante es la verosimilitud. Aunque cada novela
particular tiene otras exigencias, también singulares, y, en este
caso, he procurado que toda la labor de artesano que hay detrás
ayude a crear suspense.
- ¿Existió Henar? ¿O es un personaje con retazos de diferentes mujeres?
No
pensaba en nadie particular cuando creé a Henar, pero sí era
importante que fuera impulsiva y curiosa para que ayudara al
personaje a meterse en la boca del lobo a pesar de que es lo que
intenta evitar. También tenía claro que debía tener un fuerte
sentimiento de defensa de los débiles y las causas justas para que,
en lugar de ponerse a salvo, se quedara ante el peligro para proteger
a otros. Y, desde luego, tenía que ser joven para que resultara
verosímil un enamoramiento como el suyo. Pero como ocurre siempre
con los personajes, a partir de los trazos principales, se van
haciendo ellos mismos mientras avanza la trama y muchas veces
escapan, o se independizan, de las primeras intenciones.
- Si pudiéramos establecer porcentajes, ¿Cuánto hay de creación y cuánto de documentación en MALASANGRE?
La
trama y los personajes que mueven la trama han sido creados en un
contexto real. El viaje que realizó Isabel II en ese momento está
en toda la prensa de la época y la historia del Sacamantecas,
también. No sabría determinar porcentajes, son cosas que caminan
juntas. Además de la invención y la documentación, está la
ambientación, que es lo que lleva a adecuar lenguaje y
comportamiento de los personajes a la época y a su clase social, y
eso sólo se encuentra en la Literatura de la época.
- En el aspecto puramente literario, que te interesa más ¿cómo contar la historia o qué contar?. El eterno debate entre forma y fondo.
De alguna manera, fondo y forma son lo mismo. En pintura
se ve más claro: sin formas, todo el lienzo es monocromo y no hay un
fondo, no hay nada pintado. Pues lo mismo ocurre en la literatura, se
exigen mutuamente. El qué no puede ser de otra manera y el cómo
hace al qué. Hay muchos cuadros de crucifixiones; si sólo importara
el qué, bastaría con uno, pero la forma hace que cada Cristo
crucificado sea distinto, por tanto, afecta al fondo.
- ¿Has escrito la novela que te gustaría leer? ¿Piensas en el lector a la hora de escribir?
Creo
que sí tengo tendencia a escribir novelas que quisiera leer, aunque
es cierto que luego leo cosas muy diversas. Pero, de alguna manera,
sí soy yo misma el lector al que va dirigida. Nunca he pensado en el
lector como público, aunque tengo miedo de que ahora me ocurra. Es
un peligro del que debo ser consciente y contra el que hay que
batallar, del mismo modo que hay que batallar contra lo políticamente
correcto, que parece se ha convertido en una nueva censura. No es
recomendable perder la autenticidad por cuestiones prácticas.
Sobre
la autora
Helena Tur Planells nació
en Ibiza el 16 de octubre de 1969. Hija única, desarrolló la
tendencia a evadirse en la lectura o en sí misma y a inventarse
historias ya desde niña. No es de extrañar que después dedicara
sus estudios a la Literatura. Tras publicaciones modestas y diversas
con su nombre, se enfundó en el pseudónimo de Jane Kelder para
publicar novela romántica influida por Jane Austen y Elizabeth
Gaskell. Ahora, sin abandonar la ficción histórica, ni tampoco el
costumbrismo o el romance, da el salto al suspense recuperando su
nombre real. Desde que vio una imagen de Las Médulas, se enamoró de
aquel lugar y supo que los restos de las antiguas minas romanas de El
Bierzo iban a convertirse en un personaje más de su próxima novela:
Malasangre
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