LAS INCORRECTAS , de Paloma Bravo, la historia de unas mujeres que podrían ser tus amigas
Editorial
Espasa. 352 páginas
Rústica
con solapas: 19,90€ Electrónico: 12,99€
Eva, Cristina, Candela e
Inma no tienen nada en común (ni el estado civil, ni la profesión,
ni la actitud ante la vida) pero se encuentran en el club de fútbol
de sus hijos. Allí, inmersas cada una en su propia crisis vital,
descubrirán que la amistad lo puede todo.
Vitales, solidarias, disparatadas, rebeldes, sinceras y peleonas se apoyarán y ayudarán como solo saben hacerlo las amigas, y conseguirán gestionar juntas sus complicados alrededores: una niña psicópata, una bloguera furiosa, una hermana narcisista, un ex maravilloso y otro en la cárcel, una película que les cambiará la vida... Eso sí: su forma de hacer las cosas es muy suya: desde el humor y una irremediable incorrección.
Paloma Bravo construye una divertida trama coral en la que la ternura y la emoción van de la mano de la crítica social y la ironía más fina. Un retrato fielmente deformado de la vida contemporánea con todas sus contradicciones y, también, claro, sus alegrías.
Vitales, solidarias, disparatadas, rebeldes, sinceras y peleonas se apoyarán y ayudarán como solo saben hacerlo las amigas, y conseguirán gestionar juntas sus complicados alrededores: una niña psicópata, una bloguera furiosa, una hermana narcisista, un ex maravilloso y otro en la cárcel, una película que les cambiará la vida... Eso sí: su forma de hacer las cosas es muy suya: desde el humor y una irremediable incorrección.
Paloma Bravo construye una divertida trama coral en la que la ternura y la emoción van de la mano de la crítica social y la ironía más fina. Un retrato fielmente deformado de la vida contemporánea con todas sus contradicciones y, también, claro, sus alegrías.
La creación de los
personajes es memorable. Son cuatro universos con dinámicas propias,
cuatro vidas minuciosamente recreadas gracias a un profundo
conocimiento de la psique humana. Cada una de estas mujeres es
distinta a las demás y Paloma Bravo consigue trasladar esas
diferencias al papel: cuatro personajes perfectamente definidos en su
psicología, actitud ante la vida e, incluso, en su forma de
expresarse.
Tras LAS INCORRECTAS hay,
en fin, mucha vida. Los temas que se abordan, las relaciones entre
las protagonistas y la descripción irónica de nuestra sociedad se
abordan desde una mezcla de ternura, ocasional mala baba y saber
calar a las personas que solo dan el vivir intensamente y el saber
observar lo que ocurre a nuestro alrededor.
—¿Hay una línea
continua desde La novia de papá hasta Las incorrectas?
—Quizá haya una línea
continua en el uso de la ironía, pero cada novela es distinta. En
tono, en historia, en la cantidad de humor… A mí me gusta Las
incorrectas porque es síntesis entre el humor radical de La novia de
papá y el realismo de Solos. Es una novela realista, desobediente y
divertida, que no es poco.
—¿Qué quieres
decir ahora que no habías contado antes?
—Necesitaba hacer un
homenaje a todas las mujeres extraordinarias que me he encontrado en
la vida. Toda la vida he presumido tontamente de que mis mejores
amigos eran hombres; me costó años reconocer a mis amigas y, al
final, han sido ellas quienes me han salvado literalmente la vida.
También quería ponerle un poco de verdad y de humor al feminismo.
Llevamos muchísimos meses leyendo opiniones muy sesudas y muy
tajantes sobre las mujeres: lo que somos, lo que queremos, lo que nos
dejamos politizar… Las mujeres de mi novela han preferido contarse
ellas mismas, con sus virtudes y sus defectos.
—Las incorrectas
supera o amplía los marcos convencionales y lo hace con cierta
esperanza optimista…
—No sé si es una visión
optimista, pero sí es pragmática y decidida: hay que vivir sin
rendirse. Las protagonistas de la novela tienen la suerte de haberse
encontrado unas a otras. Y, sobre todo, cada una ha hecho su propio
recuento y sí, tienen muchas decisiones tomadas y muchos errores a
la espalda, pero eligen quererse bien, deshacerse en lo posible de
lastres y complejos, elegir con quién quieren estar y mirar hacia
adelante.
—¿Cuántas veces te
has caído y te has vuelto a poner de pie?
—Me he caído millones
de veces, y no juraría que estoy en pie, o al menos no del todo,
pero tampoco estoy en el suelo. Es verdad que hace muy pocos años
tuve una depresión devastadora y que entendí bien que es una
enfermedad que mata mientras alrededor hay gente que te mira con
condescendencia, como si no estuvieras haciendo lo suficiente y tu
debilidad fuera un defecto de carácter y no un problema médico. Por
suerte, hay también amigos, amigas en mi caso, que se pararon a
ayudarme. Mi único mérito es haber sabido pedir ayuda.
—En este libro hay
muchas cicatrices. Además del no rendirse, el miedo a la soledad…
Hay que tener mucho valor
para estar solo y mucho cuajo para estar mal acompañado.
—¿Es un libro solo
para mujeres?
—Siempre he tenido
muchos y buenos lectores hombres, conectan con mi ironía y me dicen
que en mis libros entienden mejor a las mujeres. Pero, desde luego,
este libro retrata, sobre todo, a un puñado de mujeres.
—¿Pero hay un punto
de vista feminista en Las incorrectas?
—Sí, sin duda. Es un
punto de vista feminista pragmático, autocrítico y con mucho
sentido del humor. Sin politización ni ortodoxias, y también sin
vergüenza: el feminismo sigue siendo necesario.
—Eva odia la palabra
“empoderar” y también las frases hechas…
—Odiar es mucho decir,
pero sí. Vivimos todos inmersos en la pereza de lo políticamente
correcto y en la obligación de tener que ser ingeniosos y
contundentes todo el rato. Eso sin hablar del posicionamiento: hay
que estar enseguida a favor o en contra de cualquier cosa. Todo es
pensamiento binario, un post, un tuit… A veces hay que pararse,
meditar, mirarse al espejo, leer, tomarse un café… A veces hay que
ponerse en modo avión y, sobre todo, escuchar mucho sin dejar que
nadie nos diga cómo tenemos que vivir, pensar, reaccionar o ejercer
el poder, el feminismo, la maternidad o lo que sea.
—Sin embargo, hay
frases potentes. Por ejemplo “Lo difícil es ser amable”.
—No es mía, sino del
abuelo de Jeff Bezos. Cuando vio que su nieto, de niño, ya utilizaba
la inteligencia como un cuchillo afilado le dijo “Ser listo es
fácil, lo difícil es ser amable”. Y es verdad. Estos tiempos del
tuit nos ha devuelto a todos lo peor de la adolescencia. Estamos muy
chulitos, muy macarras. El sarcasmo te consigue más seguidores y más
retuits, pero el sarcasmo no construye. Lo difícil es ser amable y
también es lo necesario.
—Amigos. “La
palabra peor utilizada de todo el diccionario”. ¿Por qué?
—La palabra “amigo”
se utiliza con mucha ligereza. La amistad exige estar, dar, recibir;
exige querer y cuidar. Exige hacer, vaya, porque “querer” es un
verbo activo que tendemos a usar como pura declaración. Yo digo que
somos amigos y lo somos, aunque no nos llamemos, aunque si te veo
sufrir me aleje, aunque no esté cuando me pides ayuda ni cuando
quieres celebrar algo conmigo. Pues entonces igual no somos amigos:
hemos compartido risas y cenas, pero amigos no somos.
—¿Cómo se hace para
recuperar la confianza en la amistad después de alguna deserción?
—Cuando te falla un
amigo lo complicado no es recuperar la confianza en la amistad, sino
recuperar la autoestima y cicatrizar las heridas. Seguramente no es
tanto el “hacer” como el entender: quién eres después de ese
revés y qué tipo de gente quieres alrededor ahora. Pero creo que
hay que ser justos con los amigos y con las parejas: si necesitas
algo de ellos, no hay que esperar que te adivinen, hay que pedir.
Muchas veces no pedimos ayuda justo por eso, por si no nos la dan,
por si nos fallan estrepitosamente. Pero otras veces no lo hacemos
para poder sentirnos víctimas. Lo que es bueno es saber quiénes son
amigos y quiénes conocidos, quiénes fueron amigos y ahora no lo
son. Evitar las expectativas falsas y ser también coherentes, que
seguro que todos tenemos algún amigo decepcionado en el camino.
—Pero, por otra
parte, sin amigos no hay nada…
—Sin amigos, sin
afectos, sin gente que te importe, hay pocas cosas. Alguien dijo que
no hay amigos, sino fragmentos de amistad. Igual es eso: no todos los
amigos son para siempre y, aunque duele, no pasa nada.
—Segundo asunto. “Al
fin y al cabo, esto es una familia” (página 38). ¿Qué es una
familia en 2019?
—Dos o más personas que
eligen quererse y vivir juntas. Y que eligen compartir cuenta de
Netflix.
—¿Y los niños? ¿Qué
pasa con los niños en la novela?
—Los niños están. No
son protagonistas pero tampoco son niños genéricos,
indiferenciados, decorativos; porque los niños ya apuntan los
adultos en que van a convertirse y su forma de ser condiciona la vida
de sus madres. De hecho, las amigas se conocen por sus hijos, y ellas
—mujeres contemporáneas— trabajan, salen y viven con sus hijos
o, a veces, a pesar de ellos. Como en la vida, vaya.
—¿Qué define a
estas mujeres incorrectas?
—Lo que une y define a
estas incorrectas es la energía y el tirar hacia adelante. Todas
ellas tienen mucho pasado, pero intentan que no les lastre y quererse
como son ahora, con todos sus errores y sus aciertos.
—La pregunta fácil,
para acabar: ¿Paloma Bravo es muy incorrecta?
—Siempre he creído que
desobedecer es obligatorio y, en ese sentido, supongo que sí. Pero,
sobre todo, no creo en la perfección ni en los modelos establecidos.
Creo que, sin hacer daño a nadie y comprometiéndose con el mundo y
con los demás, cada uno tiene que vivir a su manera. Eso tan
sencillo es ahora pura incorrección.
Sobre
la autora
Nacida en Madrid, Paloma
Bravo estudió Derecho y Periodismo. Su primer libro, La novia de
papá, se convirtió en un blog de muchísimo éxito en El País y
fue llevado al teatro en una obra protagonizada por María Castro y
Eva Isanta. También es autora del libro de relatos Tres mujeres
solas (RHM Flash) y de La piel de Mica (Plaza & Janés),
representada en Nueva York. Ha escrito cuentos infantiles (Los
cuentos del koala). Su última novela publicada es Solos (Ediciones
Alfabia), en 2016. En la actualidad colabora en MujerHoy.
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