"FUTURE LOVERS" O LA GENERACIÓN QUE NO SABÍA AMAR
La
Tristura trae a La Mutant su aplaudida reflexión acerca de los
jóvenes actuales, que alcanzan la mayoría de edad dominados por las
tecnologías y las relaciones virtuales
Formada en
Madrid en 2004 con el valenciano Celso Giménez como "alma
máter", la compañía La Tristura se encuentra
actualmente entre las formaciones más arriesgadas, reconocidas
e innovadoras de nuestra escena. Los próximos 25 y 26 de mayo, en La
Mutant, Giménez vuelve a casa con un nuevo hito bajo el brazo: tras
estrenarse en Los Teatros del Canal hace un año con todas las
localidades vendidas, Future
Lovers ha
ido acaparando elogios por diferentes escenarios de nuestra
geografía, gracias, sobre todo, por su planteamiento comprometido y
su retrato de una generación, la millennial, cuyos
sueños se ven condicionados por la sociedad hiperestimulada que les
rodea. Una noche de verano, seis amigos nacidos alrededor del 2000 se
reúnen a las afueras de una ciudad para hablar de su paso a la
universidad (y, por ende, a la madurez) y de sus perspectivas de
futuro, solo para que cada espectador establezca las diferencias con
su propia adolescencia.
Con este punto de partida, La Tristura plantea una particular reflexión acerca de los peligros de la dependencia tecnológica: “Con Future Lovers queremos acercarnos a esa generación a la que le ha tocado vivir en este nuevo mundo que está modificando la forma de relacionarnos, de comunicarnos, de tocarnos y de amarnos”, señala la compañía. “Queremos observarlo sin juicio, porque nosotros también somos parte de este mundo, y porque de ese modo podemos detectar los lugares en los que la juventud sigue siendo algo muy parecido a lo que era hace 10, 20 o 50 años”.
Con este punto de partida, La Tristura plantea una particular reflexión acerca de los peligros de la dependencia tecnológica: “Con Future Lovers queremos acercarnos a esa generación a la que le ha tocado vivir en este nuevo mundo que está modificando la forma de relacionarnos, de comunicarnos, de tocarnos y de amarnos”, señala la compañía. “Queremos observarlo sin juicio, porque nosotros también somos parte de este mundo, y porque de ese modo podemos detectar los lugares en los que la juventud sigue siendo algo muy parecido a lo que era hace 10, 20 o 50 años”.
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